Una ruta por la Edad del Bronce en el pueblo de Jaén con el castillo más grande de Europa: inscripciones abiertas

Apúntate a la ruta guiada ‘Sendero de Bronce’ en Baños de la Encina el 8 de noviembre. Naturaleza, arqueología y paisaje junto al Embalse del Rumblar por solo 3 euros

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La ruta senderista pasa por los alrededores del Embalse del Rumblar. / Bury

Baños de la Encina, 03 de noviembre 2025 - 06:10

El próximo 8 de noviembre, el programa ‘Paseando por los Senderos de Jaén’ invita a descubrir uno de los parajes más singulares de la provincia: el Sendero de Bronce de Baños de la Encina, una experiencia que une arqueología, naturaleza y cultura en un recorrido circular por los paisajes del Embalse del Rumblar.

Organizada por la Diputación de Jaén a través del Área de Cultura y Deportes, y con la gestión técnica de la Asociación para el Desarrollo de la Campiña Norte (PRODECAN), esta actividad propone un viaje a los orígenes del poblamiento en Sierra Morena, donde las huellas de la Edad del Bronce permanecen visibles entre cerros, pinares y antiguas explotaciones mineras.

Cómo participar

Las inscripciones están abiertas hasta el 7 de noviembre a las 12:00 horas o hasta completar el cupo de plazas. El precio simbólico de 3 euros incluye un kit energético para los participantes. Para reservar plaza, es necesario contactar previamente con PRODECAN a través del teléfono 953 548 266 o el correo electrónico deportes@prodecan.org. Las plazas están limitadas a 50 personas, y se tramitarán por orden de reserva.

Un recorrido de historia y naturaleza

El Sendero de Bronce es un itinerario circular de unos 10 kilómetros, con una duración aproximada de 3 a 4 horas y una dificultad media, tanto física como técnica. A lo largo del camino, el excursionista atraviesa campos de cultivo, pinares, jarales y zonas de matorral mediterráneo, bordeando el embalse y disfrutando de una amplia panorámica del paisaje rural de Baños de la Encina.

Entre los puntos de interés se encuentran los huertos en barranco —como los de Banderas, Tío Feo y Miguelico—, un ejemplo de aprovechamiento agrícola tradicional en zonas con desnivel. También destaca el Mirador del Cerro Moyano, con su vista privilegiada sobre la sierra, la villa y el imponente castillo califal de Burgalimar, considerado el castillo en pie más antiguo y mejor conservado de Europa.

Desde este punto, se divisa además el yacimiento de Peñalosa, situado junto a una cola del embalse, donde se aprecia el sistema defensivo y urbano de una comunidad que hace 4.000 años vivía de la metalurgia y el comercio.

Huellas prehistóricas entre el valle y el embalse

A orillas del Rumblar, el paisaje se abre como un libro de historia natural y humana. Las características geológicas —grietas, cañones, cuevas y refugios naturales— han permitido conservar vestigios de arte rupestre y asentamientos prehistóricos que documentan la ocupación humana desde tiempos muy antiguos.

El asentamiento de El Tambor, datado en la Edad del Cobre, marca uno de los primeros núcleos estables de la zona. Posteriormente, durante la Edad del Bronce, surgieron tres enclaves estratégicos junto al río: La Verónica, Peñalosa y Cerro de la Obra. Todos ellos tienen hábitats en terrazas, fortificaciones defensivas y restos materiales que testimonian una compleja organización social vinculada a la minería del cobre.

Hacia el II milenio a. C., la riqueza mineral del entorno atrajo el interés de griegos y fenicios, que establecieron lazos comerciales y culturales con las comunidades locales. Así se consolidó un territorio de intercambios donde el metal se convirtió en motor de desarrollo y símbolo de poder.

El fortín de Migaldías y el legado del Bronce

Uno de los grandes atractivos del Sendero de Bronce es la visita al Fortín de Migaldías, un enclave arqueológico excavado y rehabilitado que funcionó como punto de control del territorio durante la Edad del Bronce.

Sus muros, levantados hace más de cuatro mil años, dominan el valle del Rumblar y reflejan la organización de una sociedad dedicada a la explotación minera de cobre y bronce. Este yacimiento forma parte de un conjunto de fortificaciones vinculadas al paisaje metalúrgico de Sierra Morena oriental, junto a otros hitos como Peñalosa, considerado uno de los principales referentes de la arqueología argárica en la Península Ibérica.

El visitante puede observar desde Migaldías la continuidad entre naturaleza y cultura: un entorno donde los minerales, el agua y la vegetación han sido sustento y refugio a lo largo de milenios.

El embalse del Rumblar: un paraíso natural y deportivo

El Embalse del Rumblar, con su entorno forestal y su lámina de agua serena, es uno de los lugares más visitados de la Comarca Norte de Jaén. En sus orillas se pueden practicar múltiples actividades al aire libre: senderismo, pesca, ciclismo de montaña, remo o running.

Las especies más comunes para los aficionados a la pesca son la carpa, el barbo y el black bass, aunque los ejemplares suelen ser medianos, lo que convierte este espacio en un entorno ideal para la práctica recreativa y familiar.

El Rumblar también ofrece una pequeña playa interior, perfecta para descansar tras el recorrido, y cuenta con áreas habilitadas para picnic y observación del paisaje. Su entorno combina zonas de pinar con campos agrícolas y pastos de ganaderías de reses bravas, que aportan al territorio esa mezcla de tradición rural y belleza natural tan característica de Baños de la Encina.

El Centenillo: memoria minera en Sierra Morena

A pocos kilómetros del embalse se encuentra El Centenillo, pedanía histórica que conserva los vestigios de una intensa actividad minera desarrollada desde la Antigüedad hasta mediados del siglo XX. Su origen está ligado a la extracción de cobre, plomo y otros metales, continuando una tradición que comenzó hace más de tres milenios.

El Centenillo mantiene su trazado urbano original y algunos restos industriales que recuerdan la época de mayor prosperidad, cuando las compañías británicas y francesas instalaron fundiciones y talleres en plena Sierra Morena. Un paseo por sus calles permite comprender cómo esta montaña fue un enclave estratégico para la economía y la cultura de Jaén.

Un viaje a la memoria del metal

Caminar por el Sendero de Bronce no es solo recorrer un espacio natural, sino adentrarse en un paisaje histórico que conecta con los orígenes de la civilización en Andalucía interior. Donde el agua del Rumblar refleja las murallas del castillo califal, se conservan las huellas de quienes aprendieron a dominar el fuego y el metal hace cuatro mil años.

El itinerario muestra cómo la naturaleza y la historia se entrelazan: desde los restos de fortificaciones de la Edad del Bronce hasta los cultivos tradicionales, pasando por los pinares y las estructuras mineras que marcaron el carácter de la comarca.

Participar en esta ruta es una oportunidad para aprender, disfrutar y preservar un entorno que forma parte esencial del patrimonio cultural y natural de Jaén.

En el pueblo que guarda el castillo califal más grande de Europa, esta propuesta invita a mirar el pasado desde el presente y a disfrutar de una jornada inolvidable entre arqueología, montaña y agua.

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