La ruta de senderismo de Jaén que es gratis y está llena de esculturas y poemas con final en un jardín francés

Descubre la Vía Verde de Jabalcuz, un sendero gratuito en Jaén con arte urbano y un final precioso en unos bellos jardines a un paso de Jaén

Cinco miradores con mucha altura para disfrutar de los mejores atardeceres en la provincia de las cien fortalezas

Pasarela de madera junto al Ojo de Buey, donde las lluvias torrenciales hacen emerger una cascada intermitente en el tiempo. / Paz Madrid

Hay caminos que, además de ser recorridos, se viven. Ese es el caso de la Vía Verde de Jabalcuz, en Jaén: un sendero gratuito, accesible y lleno de historia que invita a dar un paseo de algo más de una hora de ida por la naturaleza mientras disfrutas de arte contemporáneo al aire libre, poemas intercalados en el recorrido y un final inesperado en unos jardines franceses de los años veinte. Es una ruta perfecta para desconectar, pasear en familia, hacer ejercicio sin dificultad o disfrutar de una escapada improvisada desde la ciudad.

Con 6,38 kilómetros de recorrido lineal y un desnivel moderado (169 m), esta vía verde se ha convertido en una de las rutas más apreciadas por jiennenses y senderistas que están de visita.

Una ruta accesible desde pleno centro de Jaén

La experiencia comienza en la Plaza de Santa María, frente a la Catedral. Desde allí, el itinerario atraviesa algunos de los escenarios más reconocibles del casco urbano: el convento de Santa Teresa de Jesús, el Camarín de Jesús, la rotonda de Lola Torres o la zona escolar de La Glorieta.

Este primer tramo urbano tiene un valor añadido: permite hacerse con folletos y planos en la cercana Oficina de Turismo, perfecto para quienes deseen sumar a la ruta otras visitas culturales de la zona.

Tras unos minutos caminando, una rotonda marca el inicio oficial de la Vía Verde de Jabalcuz, donde peatones y ciclistas comparten trazado. Aquí comienza la transición entre el paisaje urbano y el ambiente natural que dominará el resto del recorrido.

La Fuente la Peña y los lavaderos

La primera parada significativa es la Fuente la Peña, cuyo nacimiento de agua y antiguos lavaderos recuerdan el pasado doméstico de la zona, cuando las vecinas de Jaén acudían a lavar ropa en este paraje fresco y sombrío para intercambiar las últimas novedades mientras frotaban las telas.

Los lavaderos es el primer punto de parada de esta ruta senderista que conecta el casco urbano de Jaén con los Jardines de Jabalcuz. / Paz Madrid

La ermita del Cristo de Charcales

Tras una subida suave aparece la pequeña ermita del Cristo de Charcales, también conocida como Cristo del Arroz, cuya romería es un referente en Jaén. A su lado se alza el macizo rocoso de la Ferrata de Fuente de la Peña, un punto muy frecuentado por escaladores en el que fácilmente podrás ver cabras montesas saltando de un peñisco a otro.

El Ojo del Buey

Uno de los puntos icónicos es el Ojo del Buey, una fractura en la pared rocosa que, tras lluvias intensas, expulsa un caudal de agua espectacular. Para muchos jiennenses, ver correr el agua por esta grieta es señal de “un año bueno”.

Es también un excelente mirador natural hacia el Cerro Almodóvar, La Mella, la Sierra Sur, La Pandera y, a la espalda, toda la Sierra de Jaén.

Arte contemporáneo en plena naturaleza: un museo al aire libre

La Vía Verde de Jabalcuz no es un sendero más. A lo largo de su trazado aparece una decena de esculturas al aire libre del artista José Ríos, encargadas por la Consejería de Fomento y Vivienda para embellecer este eje transitado ciclista y peatonal.

Una de las esculturas en metal creadas por el artista jiennense José Ríos que encontrarás en el recorrido. / Paz Madrid

Hechas con placas de metal, piedra, madera y materiales naturales, estas piezas homenajean los oficios desaparecidos del campo, la cal y los hornos tradicionales, la cantería que dio forma a Jaén, los primeros habitantes del territorio, las labores agrícolas que han moldeado el paisaje, y los fósiles y la geología kárstica característica de la zona.

Pasos Con-Versos: poesía entre las montañas

En el tramo comprendido entre el Ojo del Buey y Jabalcuz, el sendero se convierte en un paseo literario. Es el llamado Camino de los Eremitas, donde se han instalado poemas a intervalos. La iniciativa, bautizada como Pasos Con-Versos, invita a caminar al ritmo de la palabra escrita.

Un totem de metal anuncia el inicio de los Pasos Con-Versos. / Paz Madrid

Cada poema funciona como una pausa reflexiva entre el verde de los pinos, el gris de la roca y el horizonte montañoso. Algo que se agradece sobremanera, pues es en esta parte donde el camino comienza a ponerse cuesta arriba.

Las vistas panorámicas: Jaén desde arriba

A medida que el sendero asciende suavemente, las vistas se abren hacia el perfil de la Sierra Sur, el cerro Almodóvar, las cumbres de Mágina, La Pandera y Grajales, y, al frente, la imponente Cresta del Diablo y el cerro de Jabalcuz.

Este camino lo frecuentan a diario jiennenses en busca de aire puro y algo de deporte. / Paz Madrid

El camino alterna suaves repechos con descansos en ligera pendiente, lo que lo hace accesible a casi cualquier caminante, incluyendo familias con niños habituados a andar.

Camino a Reguchillo y llegada a la urbanización Bella Vista

En el tramo final aparece un desvío hacia Reguchillo, zona de escalada muy famosa por sus paredes verticales y variedad de niveles. A partir de ahí, la ruta continúa por carretera, ya en el entorno residencial de Bella Vista, que sirve como antesala al destino final del recorrido.

Unas escaleras a la izquierda marcan el acceso directo a los Jardines de Jabalcuz.

Final en un jardín francés histórico

El punto final de la ruta es uno de los enclaves más singulares del patrimonio jiennense: los Jardines de Jabalcuz, diseñados en 1926 por el paisajista Cecilio Rodríguez Cuevas, autor también de la Rosaleda del Retiro en Madrid.

Este espacio cuenta con todo lujo de detalles para que hagas un descanso merecido antes de la vuelta. Entre otras cosas, se pueden apreciar terrazas ornamentales, fuentes y estanques, cenadores, una vegetación exótica como el bosque de bambús y una envolvente atmósfera de jardín francés en plena sierra.

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El jardín forma parte del antiguo balneario de Jabalcuz, cuyos antecedentes termales se remontan al siglo XVII. Las reformas impulsadas en 1925 por el arquitecto Antonio Flórez Urdapilleta —el mismo que diseñó la Residencia de Estudiantes de Madrid— convirtieron el complejo en un destino de ocio y salud durante los años 20, 30 y 50.

El acceso es completamente gratuito, y en la entrada se conservan las iconográficas Casas Gemelas de Jabalcuz.

Ideal para cualquier época del año, especialmente en otoño y primavera, la Vía Verde de Jabalcuz es uno de esos caminos que demuestran que Jaén guarda tesoros al alcance de todos.

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