La soledad del polideportivo

16 de noviembre 2025 - 03:12

El ensayo sobre la derrota que es Yakarta nos descarna el desencanto, la frustración ante las aspiraciones siempre desbaratadas. Javier Cámara está en uno de sus mejores papeles y esta serie de Diego San José se encuentra entre lo mejor que ha estrenado Movistar Plus+ desde Celeste, su ficción prima hermana. Machi y Cámara vuelven a tener destinos paralelos. En esta caso de forma premeditada.

Si la afanosa y seca funcionaria había dedicado su vida a cumplir con su deber, Cámara interpreta a un entrenador hundido por arrastrar todas sus miserias, más un par de manos invisibles que le aplastan la cabeza. Qué lejano el 92. La frialdad del polideportivo solo, o acribillado por grafitis, el pueblo olvidado (qué gran duelo con Pilar Gómez), las ansias de una revancha que no le interesa a nadie. Un coro añejo en ese limbo de vivir desfasado.

Y a su lado, la pipiola Carla Quílez, la deportista a la que el entrenador que encarna Cámara (Joserra, su nombre calculadamente adocenado), con sus fulleros métodos, a la que quiere encumbrar y satisfacer sus sueños truncados de pisar las pistas de élite. Quílez es una niña, a veces parece una señora de vuelta de todo y en otras ocasiones la personificación de esa desgraciada ternura que envuelve Yakarta. Triste como pocas, por momentos lenta para masticar su resignación a la mediocridad, la miniserie se divide en seis capítulos son sendas escalas en ese ascenso a los vulgares cielos de las competiciones deportivas provinciales, con sus trofeos feos y chándales espantosos.

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