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¡Oh, Fabio!

Luis Sánchez-Moliní

lmolini@grupojoly.com

La amnistía no es inevitable

La derecha y muchos ciudadanos independientes harán lo posible por parar la amnistía. Y harán bien

Manifestantes políglotas contra la amnistía.

Manifestantes políglotas contra la amnistía. / EFE

CON el pacto entre Sánchez y Puigdemont ha pasado como con las muertes largamente anunciadas. Todos se preparan con serenidad para el desenlace fatal, pero cuando ocurre es inevitable el desconsuelo. Ayer, muchos tuvieron que tirar de sus reservas de flema británica cuando leyeron el documento de marras (quien lo entendió, claro, porque la falta de pericia sintáctica de los redactores es francamente llamativa). Resumamos: amnistía de máximos que beneficiará a más de una vulgar prevaricadora; apertura de charletas sobre un hipotético referéndum de autodeterminación; un buen sablazo a las arcas del Estado (nada nuevo bajo el sol); un mediador internacional que sacarán de cualquier chiringuito progresista, agresión al Poder Judicial...

Era evidente que se iba a producir el acuerdo. Simplemente, Sánchez y Puigdemont se necesitan para seguir disfrutando de las huríes del poder. El primero, para obtener una mayoría parlamentaria que le permita renovar en la Moncloa pese a haber perdido las elecciones (da igual que para ello tenga que pactar con exterroristas, delincuentes, independentistas...); el segundo, para volver a su pueblo y recolocarse en la política catalana (ya veremos cómo y con qué fuerza). Pedro y Carles son dos hombres unidos por un destino. Los dos mueren o los dos sobreviven.

Pero se equivocan quienes crean que ha bajado el telón. Todavía quedan muchas sorpresas que pueden surgir en la negociación con ERC de la ley de amnistía, en su tramitación y debate, en la acción de los jueces, en la reacción de Europa, en la votación de investidura, en la batalla del Senado, en cualquier imprevisto efecto mariposa que haga que todo salte por los aires... Sobre todo, habrá que observar muy de cerca la actitud de la sociedad española, cuyo sentimiento mayoritario es claramente anti amnistía. Si hay una amplia movilización popular, serena pero contundente, Sánchez tendrá que enfrentarse con sus propios monstruos cuando todavía no ha empezado siquiera la legislatura. El desgaste será evidente.

Se escudan Sánchez y el PSOE tras las buenas intenciones de “resolver el conflicto con Cataluña”, pero lo único que han hecho es generar un “conflicto español”. Lo vamos a ver en los próximos meses. La derecha y muchos ciudadanos independientes harán lo posible por parar la amnistía. Y harán bien.

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