Confabulario
Manuel Gregorio González
R etrocediendo
La Barqueta
Hace años asistí a un almuerzo en un lujoso cortijo de la provincia de Cádiz convertido en coqueto hotel y el dueño de la hacienda le contó a altos cargos del Grupo Prisa que en una fiesta en esa misma casa una persona muy importante le cogió el trasero a su mujer mientras bailaban. “Me fui para él, le pegué una tragantá y lo senté de culo”, dijo este señor mientras los camareros, que fueron testigos, asentían con la cabeza. Alguien me dijo: “Bohórquez, de esto ni pío”. Nunca lo había contado y hoy lo hago para enlazarlo con el caso Errejón. Resulta que muchas personas con poder político y periodístico sabían que el líder de izquierdas era un presunto acosador sexual, pero todos callaron por tratarse de quien se trataba y no perder sus puestos en las lucrativas tertulias televisivas del régimen.
Si uno de aquellos camareros del cortijo que asentían con la cabeza le hubiera cogido el pandero a la mujer del dueño del hotel lo habrían metido en la cárcel. Los periodistas de izquierdas que sabían lo de Errejón y no lo denunciaron por protegerlo son los mismos que se han ensañado a veces con pobres hombres, ciudadanos normales, que un día cometieron el error de meterle mano a una camarera en un hotel. Incluso en casos de denuncias falsas. No hablemos de la que liaron con lo de Plácido Domingo o Luis Rubiales. ¿A cuántos personajes públicos no estarán protegiendo estos mismos periodistas del perol que ahora han dicho que sabían cosas de Errejón? La periodista Esther Palomera ha confesado que “se sabía desde hacía años”. No lo contó nunca porque estaba muy ocupada denunciando el machismo de la derecha.
Imaginen que Errejón hubiera violado o asesinado a la actriz que lo ha denunciado, aquella noche en la fiesta de marras. Una de las ex novias del macho ibérico, Rita Maestre, declaró que “volvía a casa después de agredir a una joven de 20 años”. Lo ha dicho ahora, porque se ha enterado que le ponía los cuernos. Pero la que lo ha bordado ha sido Tania Sánchez, la ex novia de Pablo Iglesias: “Lo sabíamos, pero hay que reconocer que tuvimos en cuenta que Errejón era un valor político”. De la izquierda, claro. Y lo que ya es de traca es que les van a dar clases de feminismo a los de Sumar para que no vuelva pasar lo de Errejón. ¿Pero no llevan años presumiendo de feministas y de lucha contra el machismo? Las clases las podría dar Cristina Fallarás, que anuncia libro. Necesitan más unas cuantas clases de decencia. El escándalo es tan grande que deberían entregarse a la Justicia.
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