EDITORIAL
La Justicia y los tiempos
El Gobierno de Andalucía ha enviado al Parlamento el proyecto de Presupuestos más elevado de su historia. 51.597 millones de euros que suponen un incremento del 5,5% sobre las cifras del todavía vigente y que, como era fácilmente previsible, tienen como eje el aumento el gasto sanitario de cara a un ejercicio en el que la legislatura se acaba y se celebrarán las elecciones autonómicas. La sanidad pública andaluza recibirá una inyección de algo más de mil millones de euros, lo que envía un claro mensaje en unos momentos en los que está puesta en cuestión la calidad del sistema en su conjunto. El Gobierno andaluz insiste en que las cuentas para 2026 proyectan estabilidad, certidumbre y crecimiento económico al mismo tiempo que se basan en una apuesta por el gasto social. Son unas afirmaciones que se sustentan en las cifras, pero que no pueden pasar por alto el hecho de que el aumento presupuestario es solo posible por la buena marcha de la economía nacional, que ha aumentado de forma significativa la recaudación del Estado y, por tanto, las entregas a las comunidades autónomas. De ese clima se beneficia la propia Junta, que incluso se ha permitido regalarle algunos caramelos fiscales a los contribuyentes, como las deducciones por mascotas y gimnasios sin por ello sufrir una merma significativa de recaudación. La Junta cumple con su estricta obligación al orientar un porcentaje muy mayoritario del gasto hacia las políticas sociales. Que en un Presupuesto que supera los 50.000 millones la sanidad se lleve 16.000 debe considerarse como un esfuerzo lógico para un sector que presenta unos déficits graves y que necesita de una atención prioritaria. Andalucía entrará en 2026 con unos Presupuestos que corresponden a los de la tercera economía del país, pero que no ocultan que miran decididamente el calendario electoral.
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