Energía fotovoltaica, fuente de rentabilidad y de desarrollo sostenible para las cooperativas agroalimentarias
Desarrollo sostenible
Cooperativas Agro-alimentarias de Andalucía ha desarrollado una nueva edición de un proyecto centrado en el aprovechamiento solar para la reducción de costos y la minimización del impacto ambiental de los procesos productivos
La transición hacia fuentes de energía renovables no solo es un objetivo global, sino también una oportunidad estratégica para sectores clave como el agroalimentario. La energía fotovoltaica, con su capacidad para reducir costos y minimizar el impacto ambiental, se presenta así como una solución viable y efectiva frente al alto consumo energético en procesos como riego, refrigeración y transformación de productos.
Esta es la razón de ser del proyecto ‘Desarrollo sostenible de las cooperativas agrarias mediante la implantación de la energía fotovoltaica. Análisis de viabilidad del intercambio de energía’, que toma el relevo de otra iniciativa desarrollada por Cooperativas Agro-alimentarias de Andalucía con anterioridad, y que se enmarca en la Línea 4 para la Innovación y Competitividad Empresarial de la Economía Social y que financia la Consejería de Empleo, Empresa y Trabajo Autónomo de la Junta de Andalucía.
Se trata de un proyecto que se centra en el aprovechamiento solar para el desarrollo de una energía 100% renovable y eficiente, con un modelo energético descentralizado, justo, eficiente y colaborativo.
La propuesta se ha dividido en varias fases. En la primera, se ha efectuado un análisis de viabilidad térmico-económica en 16 cooperativas, estudiando los costes-ingresos, y asesorándolas específicamente sobre la instalación de placas fotovoltaicas. Esta misma acción se ha llevado a cabo también, en una segunda fase, en 8 explotaciones agropecuarias.
En la tercera fase, se ha completado un análisis de viabilidad para el uso de energía compartida mediante el modelo de cooperativa energética. Para ello se han seleccionado tres explotaciones colindantes para estudiar la posibilidad de una cooperación entre ellas en materia energética.
Entre las ventajas de un modelo de cooperativa energética se encuentran la reducción de costes, ya que con la producción de energía solar se genera electricidad para alimentar buena parte de los procesos productivos y las instalaciones; la ayuda a la reducción de la huella de carbono, dado que la energía fotovoltaica es renovable; el incremento de la autonomía e independencia energética; y la rentabilidad que, según explica Francisco Gómez, responsable técnico del proyecto, “es total, el ahorro muy rápido y la mejora sobre la cuenta de resultados de las cooperativas es inmediata”.
La energía fotovoltaica es, por tanto, una fuente de rentabilidad y de desarrollo sostenible que el sector no debe pasar por alto.
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