María Jesús Montero, ante su mayor desafío

La candidata socialista a la Junta carga con el peso Pedro Sánchez, pero ve por primera vez un deterioro en el Gobierno andaluz

Movimientos en el PSOE de Sevilla

María Jesús Montero, este viernes en la sede del PSOE de Andalucía. / Eduardo Briones/Europa Press

María Jesús Montero (Sevilla, 1966) es resistente pero de un modo diferente a Pedro Sánchez, no es una empecinada, tampoco se retiraría cinco días a reflexionar, aunque su principal rasgo, que es el de la animosidad, se pondrá a prueba en los próximos meses. El desafío electoral que afrontará en 2026 se le ha complicado con el caso de Vicente Fernández, el ex presidente de la Sociedad Estatal de Participaciones Industriales (SEPI) que se alió en sus negocios con la fontanera Leire Díez.

Sin embargo, la publicación del último barómetro del Centro de Estudios Andaluces (Centra) indica que, por primera vez en esta legislatura, el Gobierno de Juanma Moreno obtiene un suspenso de los andaluces. El presidente de la Junta bordea la mayoría absoluta según el pronóstico de este instituto público dependiente la Consejería de Presidencia, pero la ministra de Hacienda ha ido recortando la diferencia en intención directa de voto desde que se hizo pública su candidatura: desde los 16 puntos de brecha entre el PSOE y el PP hasta poco más de cinco.

"Es una optimista, pero no es una ilusa", explica uno de los ocho secretarios provinciales, con quienes Montero se reunió el jueves pasado. El estado en el Partido Socialista por los casos de corrupción y de abusos sexuales es de pesar, es una sensación compartida en todas las federaciones, pero la ministra de Hacienda cuenta con una hoja de ruta donde las eventualidades ya no están contempladas como sorpresas. Sus colaboradores sostienen que hay un electorado andaluz muy preocupado por los servicios públicos que está a la búsqueda de una alternativa, cuya visión no va a cambiar por los giros que la agenda política depare en los próximos meses.

Hay mucho movimiento en las tripas del sondeo del Centra, que es el mayor de los que se hace en Andalucía. El PSOE supera, aunque por poco, al PP en cercanía y simpatía, y Vox es el partido que más citan los encuestados como el mejor preparado para solucionar sus problemas. Llama mucho la atención que ésta haya sido la primera vez que este instituto público no ha publicado la valoración de los líderes andaluces. Una mayoría prefiere a Juanma Moreno sobre Montero como presidente, pero el Centra ha obviado la puntuación de los dirigentes. La campaña electoral se adivina como decisiva.

No obstante, para que haya una pulsión del cambio que Montero cree posible se necesitan dos condiciones: primero, un deterioro notable del gobernante y, segundo y sólo si se cumple el primero, confianza en una alternativa, y esto parece que es lo que está fallando a la oposición en general. Según el Centra, un 41.2% de los andaluces califica la gestión de Juanma Moreno de buena o muy buena frente a un 56,2% que la rechaza como mala o muy mala. Lo mismo ocurre con su Gobierno, el saldo es negativo. No es que esté mal, las consideraciones sobre Pedro Sánchez son peores, pero el presidente va a tener que sudar la camiseta en la próxima campaña.

2026 es año electoral en Andalucía, Juanma Moreno convocará las elecciones para celebrarlas entre abril y junio, y María Jesús Montero, a pesar de lo que opinan en el PSOE regional, seguirá en el Ministerio de Hacienda hasta que se fije la fecha de los comicios. El cálculo que hace su equipo es que la proyección que alcanza como vicepresidenta del Gobierno supera las ventajas de estar sobre el terreno, aunque ello también supone cargar con todos los casos de corrupción que afectan al Ejecutivo de Sánchez. En especial, el de Ábalos, Koldo y Cerdán, el más disruptor de todos porque afecta a la esencia del PSOE.

Montero tiene bien estudiado el marco electoral. En el PSOE andaluz se instaló la percepción en junio pasado de que Juanma Moreno adelantaría las elecciones a finales de 2025, y los equipos de San Vicente y de Ferraz se pusieron a trabajar en verano con esa idea. La tesis que sostienen es que el presidente de la Junta quiere jugar una campaña nacional, porque Sánchez provoca mucho rechazo y de ahí vendrían los anuncios de Moreno de que haría coincidir las andaluzas con las generales si éstas se adelantasen. La razón de ser de la campaña de Montero, por el contrario, sería la denuncia del deterioro de los servicios públicos y, en especial, el de la sanidad, el problema más citado por los andaluces en los últimos meses, mucho más que el desempleo y la falta de viviendas.

Si coincidieran las andaluzas y las generales, la participación sería mayor que en unoscomicioss sólo autonómicos, pero está por ver que ese aumento de votos vaya a venir sólo de la izquierda. Vox, por ejemplo, está llegando a sectores con menores renta, pero que suelen ser bastante abstencionistas. En una campaña que gire en torno a la continuidad de Pedro Sánchez, el partido de Abascal jugará un papel más activo que si el debate sólo se centra en un posible rechazo a Juanma Moreno.

Antes de las elecciones andaluzas, María Jesús Montero quiere presentar el proyecto de Presupuestos Generales y el nuevo modelo de financiación autonómica, que se traducirá en una singularidad para Cataluña, pero un reparto más igualitario de los fondos, de los que Andalucía saldría muy beneficiada. Es una cuadratura del círculo en el que el Ministerio de Hacienda lleva muchos meses trabajando. Prácticamente, está cerrado, aunque fuentes del Gobierno central sostienen que Montero no dará ese paso si antes no consigue, al menos, que ERC, que es el impulsor de ese cambio, le asegura un voto a favor en el Congreso. No obstante, también necesitaría el respaldo de Junts.

Esta dedicación de María Jesús Montero al Gobierno y a su objetivo andaluz deja en segundo término al Partido Socialista en Andalucía, de la que es su secretaria general. Hay una coincidencia dentro del PSOE en que la organización se encuentra en un momento muy delicado sin una persona que ejerza de líder sobre el terreno. Las demoras de la Ejecutiva federal en resolver el expediente de Paco Salazar han causado bastante desazón, tanta como la decisión de Pedro Sánchez de descartar más cambios tanto en la dirección del partido como del Gobierno.

Y es que, en buena medida, la razón de ser de la candidatura de Montero es la electoral, no tanto la organización del PSOE de Andalucía, como la de salvar el enfrentamiento con Juanma Moreno. No obstante, eso también genera cierta incertidumbre en el partido a nivel regional, donde hay muchos dedicados a posicionarse en el escenario posterior a los comicios de 2026.

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