Álvaro Llamas: "Respeto mucho la poesía, así que casi siempre mis poemas acaban escondidos en cajones”
Traductor y escritor
Álvaro Llamas (Jerez de la Frontera, 1976) es licenciado en Traducción e Interpretación por la Universidad de Granada y tiene el Diploma de Estudios Avanzados en Literatura y Comunicación de la Universidad de Sevilla. Es traductor y escritor. Acaba de aprobar unas oposiciones para trabajar como Conservador de Patrimonio de la Junta de Andalucía. Ha vivido en Jerez, Granada, Barcelona, Aix-en-Provence, Sevilla, París y Madrid. Ha sido colaborador habitual de la revista en papel Clone y ha escrito algunos artículos y entrevistas para las versiones digitales de las publicaciones Vanity Fair, Icon, SModa y Librotea (El País), El Estado Mental y Uppers. Es autor de la novela 'Esos días a finales de aquel año' (Niños gratis, 2022), 'Hestío' (Páramo, 2025) y ha formado parte de la antología de relatos cortos de la editorial Dos Bigotes Flores y ruina (2024). Aunque comenzó escribiendo poesía y ha continuado escribiéndola durante años, 'Hestío' es su primer poema largo concluido.
¿Cómo llegó al mundo de la escritura o viceversa?
Llevo escribiendo desde los 15 años. Varios factores: mi descubrimiento de ciertos autores que me cambiaron la vida, como Oscar Wilde, Antonio Gala, Terenci Moix o Luis Antonio de Villena; y mi profesor de literatura, Mariano Rivera, durante mi paso por la secundaria en el IES Coloma de Jerez. Por otra parte, está mi pertenencia a ‘El inquilino de Caivan’, un grupo poético que montamos unos quinceañeros chalados y letraheridos entre los que estaban poetas y amigos excelentes como Iván Mariscal y David Eloy Rodríguez.
Tras su exitosa ‘Esos días a finales de aquel año’ (Niños gratis), llega ‘Hestío’ (Páramo). ¿Cómo surge este libro?
Surgió de la necesidad imperiosa de escribir durante el verano de hace un par de años, en que estaba inmerso en la grisura desértica de unas oposiciones (que al final he aprobado). Leí al poeta vanguardista estadounidense John Ashbery y volqué todas las notas que había ido apuntando en libretas o en el móvil en forma de poema narrativo. También tenía necesidad de vengarme de un ser execrable que pensaba era mi amigo. La venganza puede ser un motor creativo…
¿Es una segunda parte de ‘Esos días...’?
Yo en su día no lo escribí como una segunda parte de mi novela, pero mucha gente que lo ha leído - y gente con mucho criterio, como Carlos Fernández Serrato - sí lo ve así, puesto que es una vuelta a la autoficción y hay un tono y unos temas similares a los de ‘Esos días a finales de aquel año’.
‘Hestío’, con h. ¿Una buena mezcla de hastío y estío?
En efecto, ‘hestío’ es un neologismo de invención propia, mezcla de esas dos palabras. En otras lenguas como el francés, donde existen muchas palabras homófonas, se juega mucho en la poesía con la doble significación de palabras que suenan igual. El español se presta menos a ello; también es muy rígido con la creación de palabras nuevas o la recreación de la lengua dialectal o callejera, aunque eso está cambiando algo con algunas novelas actuales escritas desde la ‘periferia’. El título del poema, el que durante un tiempo nombraba la carpeta del ordenador que lo contenía, era ‘Un verano sin pena ni gloria’, que es una expresión que siempre me ha hecho mucha gracia. De todas formas, es curioso, visto todo lo que hice durante ese verano (viajes a la Feria del Libro de Madrid, a Alemania, a la boda de unos amigos en Granada, enamoramientos, etc.), desde la perspectiva de mi actual verano, que está siendo aburridísimo y totalmente “de pobre”, me parece un verano con más gloria que penas.
Dice que siempre ha escrito poesía, pero no se atrevía a componer un poemario. ¿Cómo le ha sentado el estreno?
La verdad es que desde que soy joven escribo poesía y como decía antes, me estrené publicando poemas con 'El Inquilino de Caivan'. Pero como me dijo el gran Pepín (José Mateos), la poesía es una mezcla de música y de recursos expresivos e imaginativos, y me temo que a mí me falta cierta musicalidad para ser un buen poeta. Leo mucha poesía y le tengo un gran respeto, así que casi siempre mis poemas acaban escondidos en cajones o carpetas de ordenador. De todas formas, encontré que la forma de este libro debía ser esta, la del verso libre y blanco, veloz y conciso, así que aunque sé que no estoy llamado a formar parte del parnaso de los poetas, estoy contento con el resultado, y entiendo que también mi editor, que es el que asumió el riesgo de publicarme.
Habla de autoficción. ¿Qué le motiva a ello?
Utilizo la últimamente denostada etiqueta de autoficción porque me siento a gusto con ella. Me gusta esa idea de ser al mismo tiempo el autor y el tema. Me recuerda a esos profesores chiflados como el Dr. Jekyll, de Stevenson, que preparaban fórmulas químicas y experimentaban con su propio cuerpo, que eran a la vez el científico y el ratón de laboratorio. Toda la literatura moderna, empezando por Proust, Joyce o Woolf, es de una u otra forma consecuencia de ensayar con los espectros del yo, de un yo que muchas veces no es de uno sino de otros, pero que igualmente forma parte de la experiencia 'personal'.
Con dos libros en el mercado, ¿qué espera de publicar, de la literatura, de escribir?
Pues esto va por días. Hay días que te sientes agotado y sin mucha fe en la literatura y días en que te vienen nuevas ideas y muchas ganas de escribir. Lo mejor es no esperar nada (una pócima magistral tanto para el mundo literario como para la vida en general). Es la receta ideal para que la existencia se nos muestre excitante, sorpresiva y gratificante. Si uno quiere diversión, las expectativas - a ciertas edades - deben estar a ras de suelo.
¿Qué tiene a la vista?
No estoy escribiendo porque ando más preocupado en volver a tener una vida propia (destino de mi próxima vida como funcionario de la Junta, ciudad nueva en la que vivir, cierta estabilidad, etc.). Pero estoy apuntando ideas para una próxima novela, de la que ya tengo el título y algunos personajes y situaciones. Será autoficcional, pero esta vez, a diferencia de mi primera novela quiero apartarme más de mi biografía y registrar mucha vida ajena - interlocutores, cuidado con lo que me contéis, porque todo es susceptible de ser convertido en literatura. La vida de los otros es fascinante, ¿no cree?
¿Cómo ve el mundo literario hoy?
El mundo literario da mucha pereza. En España, que a pesar de la cantidad de libros que se traducen y se publican (algo notablemente bueno desde el punto de vista de los lectores), es un país donde se lee poco y donde los estándares de calidad han caído en picado, siendo muchas veces responsables las grandes editoriales, que otorgan premios y enarbolan a escritores muy mediocres que tocan temas de moda o son influencers o son los favoritos de esa crítica absolutamente sin criterio de los booktubers y de páginas supuestamente democráticas como Goodreads. Existe un gran precariado cultural y los 'artistas' se dan codazos por aparecer en determinados suplementos o listas de lo mejor del año o de la temporada, aunque de cerca los autores seamos respetuosos los unos con otros y hagamos como que nos leemos y apreciamos. Lógicamente, me gustaría que me fichase una gran editorial para que me conozca un mayor público, me paguen viajes y hoteles, me inviten a la Feria de Guadalajara o no me tenga yo que hacer tanta autopromoción. Pero las grandes editoriales arriesgan mucho menos que algunas editoriales pequeñas y exquisitas, que son las que en muchas ocasiones están manteniendo los niveles de calidad de lo que siempre se han entendido por gran literatura, o por 'literatura' a secas.
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