“Exigir esfuerzo en el aula se ha convertido en un acto subversivo”

Ramón Espejo. Catedrático de Filología

“A la mayoría de los inspectores les importa un pimiento la calidad educativa. Hacen el trabajo sucio de los políticos”

El IES Politécnico, el padre de la FP pública en Sevilla

Ramón Espejo. / Redacción Sevilla
Diego J. Geniz

11 de julio 2025 - 06:15

Tan políticamente incorrecto como la lectura que se desprende de su último libro, El laberinto educativo y el aprendizaje fake (Editorial Brief), en el que no deja títere con cabeza. Ramón Espejo no se anda con rodeos ni paños calientes. A cada cosa por su nombre.

En esta obra analiza el sistema de enseñanza en España. En ella emplea un término de cosecha propia, pedagolíticos, esto es, pedagogos al servicio de intereses políticos.

Con él hablamos en una mañana templada de julio

Pregunta.¿Cuándo los políticos españoles se tomarán en serio la educación?

Respuesta.¿Qué le hace pensar que no se la toman en serio? Los 35 años últimos han supuesto un trabajo muy serio y riguroso de desmantelamiento del sistema educativo como ascensor social, de precarización de la enseñanza mediante un ataque despiadado a los expertos y al rigor, así como de encumbramiento de la pedagolítica o poligogía, que es una simbiosis entre la política y la pedagogía para aupar las carreras de estos últimos y para perseguir intereses partidistas por parte de los primeros. Pero en serio sí se lo han tomado.

P.¿En las leyes educativas sobran pedagogos y faltan profesionales de la pizarra y la tiza?

R.Sobran todos los pedagogos y faltan todos los profesionales de la tiza, porque de estos últimos no ha habido ninguno. Las leyes no se basan en estudios serios sobre los resultados educativos o las necesidades reales sino en la pretendida ciencia que dicen hacer los pedagogos cuando imponen sus dogmas, ajenos a cualquier evidencia empírica, pero bañados de ideología.

P.¿Qué opinión le merece la nueva ley educativa, la Lomloe?

R.Si no viviéramos en una sociedad tan aborregada y exenta de espíritu crítico, ya estaría recurrida ante los tribunales españoles y europeos por constituir un ataque frontal a la libertad de cátedra, imponiendo metodologías sin ningún aval científico ni técnico y que buscan sólo el adoctrinamiento. La ley socava la autoridad de los profesores a la hora de la evaluación. Pero eso ocurre también con leyes autonómicas como una en Andalucía que arrebata a los docentes la decisión de qué alumnos pasan de curso y se la otorga a la inteligencia artificial. La propia Universidad de Sevilla acaba de aprobar un nuevo estatuto en el que se impone la evaluación continua, que socava la capacidad de los docentes para decidir cómo es mejor evaluar una determinada asignatura.

P.¿Lo del aprendizaje por competencias es factible u otro camelo?

R.No es factible. Primero, las competencias no se pueden enseñar en el vacío. Cada competencia va vinculada a campos de conocimiento específicos y, si no se dominan esos campos, las competencias ni se pueden enseñar ni mucho menos aprender. Trabajar lo competencial es útil si se hace bien, pero se presta a corromperse y subvertirse fácilmente, que es lo que busca el legislador, muchas familias y en la universidad los sindicatos de estudiantes. Ojo, hablo de los sindicatos de estudiantes y no del grueso de los estudiantes, que suelen ser mucho más sensatos.

P.¿El esfuerzo se cotiza a la baja en las aulas?

R.No es que cotice a la baja, es que es un acto subversivo exigirlo. La palabra no podemos ya ni utilizarla porque nos expedientan. Prohibido exigir; prohibido decirle a un chico que ha hecho algo mal o que no sabe algo; prohibido asumir que el docente sabe más que el alumno; prohibido enseñar; prohibido esperar que en un aula reine el silencio y se pueda trabajar porque eso es claramente represivo, cuasi-fascista. Traducción: el profesor debe esforzarse más para que los alumnos aprendan sin esfuerzo alguno.

P.¿Es cierto lo de la generación de cristal? ¿Se están criando niños que no soportan la frustración?

R.No, no la soportan, pero no es culpa suya. Les han dicho que son los mejores, que lo merecen todo, que son la mejor generación de la historia. También les han dicho que son víctimas de quienes les han precedido... Eso les refuerza el relato victimista y que merecen que a su paso se abran las aguas del Mar Rojo. En realidad, es más bien una generación de metacrilato. No son de cristal porque el cristal se rompe y no es fácil de reparar. Pero estos chicos son más fuertes de lo que les decimos y soportan mejor la frustración de lo que parece si se les explican bien las cosas, se trabaja en serio por y con ellos y se les trata como personas adultas y no como si fueran tontos. El metacrilato parece cristal, pero no lo es. Es bueno que esto no se nos olvide.

P.¿Los inspectores educativos ejercen de comisarios políticos?

R.A los inspectores les importa un pimiento la calidad educativa, o al menos a la inmensa mayoría. Para empezar, no saben nada de muchas de las materias que tienen que inspeccionar ni de esos campos del conocimiento, pero llegan a los centros como los grandes sacerdotes que preservan las esencias de lo bueno, lo correcto y lo sagrado. Su único pretendido mérito es la cercanía con el poder político y el haberse entregado a hacerles el trabajo sucio.

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