"Nadie regala un céntimo"
Ildefonso Falcones | Escritor

UN SEGURO LITERARIO. Ildefonso Falcones (Barcelona, 1959) publica En el amor y en la guerra (Grijalbo), tercera entrega de la saga de La catedral del mar, situada en Nápoles en el siglo XV en plena conquista aragonesa del rey Alfonso V el Magnánimo, "un momento interesante porque se produce un choque entre el Medievo y el Renacimiento". El catalán, un seguro literario tras vender con sus obras más de 11 millones de libros, recorre España y parte del extranjero para promocionar un libro que será otro pelotazo.
–Ildefonso María Falcones de Sierra. ¿quién necesita seudónimo para triunfar con un nombre tan sonoro?
–Con ese nombre no se triunfa en ninguna parte. La editorial me lo quería cambiar en la primera novela y fue lo único que les dije que no iban a tocar.
–Continúa la saga de 'La catedral del mar'. ¿Cómo se recupera uno de tal éxito?
–No hay que recuperarse de nada, sólo saborearlo.
–Tercer libro de la saga en 20 años pero parece que al clan Estanyol le queda cuerda para rato.
–A corto plazo no estoy pensando en Estanyol, pero por qué no afrontar una cuarta entrega si dentro de diez años sigo escribiendo.
–La familia Estanyol me suena a waterpolistas históricos del Barceloneta...
–¿Sí, hay alguno de éstos?
–No, pero el apellido parece de boya de waterpolo.
–Estanyol es una playa y nombre común en Cataluña.
–En el amor y en la guerra todo vale, ¿qué otros temas le merecen indulgencia?
–Todas aquellas acciones derivadas de la necesidad.
–En la novela hay muchas escenas de sexo, ¿cómo se inspira para esos pasajes?
–Es fantasía pura y dura.
–Se sitúa en el reinado de Alfonso V de Aragón, que no era casto ni virtuoso...
–Es complejo, tiene sus inclinaciones, nunca estudiadas en profundidad.
–Conquistó Nápoles tras años de asedio y lo recibieron mejor que a Maradona...
–Nápoles estaba en manos de los franceses, tampoco estaban muy satisfechos con los Anjou. El pueblo se cansa tras 20 años de guerra y le da igual quién gane pero que se termine.
–Más de 750 páginas, un desafío para enganchar a los lectores en esta época de inmediatez e impaciencia.
–Es un desafío tremendo. Las páginas en la novela histórica son necesarias porque hay muchas cosas que contar. La lucha contra todas las alternativas de ocio son tremendas, pero en la literatura el lector crea algo, participa, y en las demás nunca se crea nada.
–Como bestseller, no ha dejado de levantar las sospechas de la crítica. ¿Es el resentimiento de los escritores fracasados o la proverbial envidia española?
–La crítica literaria es muy compleja desde el momento en que ese crítico tiene su novela al lado de la tuya. Hablar de objetividad cuando estás en el mismo mercado es muy difícil. El crítico de cine no pretende hacer una película y te puedes fiar; de las literarias, desgraciadamente no.
Yo he votado socialista en algunas ocasiones, pero hoy es un riesgo que no se puede asumir"
–¿Me invitará al sarao en 2026 para conmemorar los 20 años del pelotazo de 'La catedral del mar'?
–Si lo hago sí, estaré encantado, por supuesto.
–¿No lo tiene en mente?
–De momento no. Ahora, estas cosas son siempre de la editorial, no del autor...
–¿Ha domado Pedro Sánchez al independentismo o lo está rearmando?
–Lo rearma. Hay una situación más tranquila, sin la tensión de antes, pero la está alimentando a costa de todos los españoles.
–Dijo en este diario en 2019 sobre los secesionistas: "Lo único que persiguen es manejar el dinero, punto". Y llegó el día con la financiación singular...
–Lo está logrando. El independentismo nunca alcanza la cota hasta que no es independiente, entonces imagino que nos pegaríamos un trompazo impresionante, pero siempre va a ir a más.
–¿Prevé que Cataluña se desgaje de España?
–Es ciencia ficción. Creo y confío en que no, pero como está hoy el mundo, cualquier cosa es posible.
–Si está Trump ahí...
–Trump y Putin, y Europa se ha convertido en nada.
–Sostiene que el catalán sigue siendo avaro. ¿Le pago el café?
–No, no. Sostengo que se sigue calificando al catalán como avaro, algo que se dijo hace bastantes siglos en la Divina comedia. Y aún se arrastra. Cataluña ha sido siempre una sociedad trabajadora, negociante, y cualquiera busca el beneficio, en Sevilla, en Madrid, allí... Nadie regala un céntimo.
–Quizás ustedes son más fenicios...
–Eso lo está diciendo usted. No sé por dónde llegaron los fenicios, si por aquí abajo o por arriba.
–Afirmó: "Quiero seguir jugando en Segunda y la Champions que la jueguen otros, ¡los dioses!". Hombre, con 11 millones de libros vendidos está usted para titular en la selección.
–No, no. Sigue habiendo dos estamentos. Y prefiero seguir jugando en Segunda.
–Lo pondría de titular, aunque fuera lateral derecho.
–No, no cuadra. Seguimos en este mundo de los dioses de la literatura que, en fin, están ahí. Y es difícil porque si no vendes mucho, o te conviertes en un dios incomprendido o deberías dejar de escribir.
–Ha luchado los últimos años contra el cáncer y contra Hacienda. Permítame la broma, ¿cuál es peor enemigo?
–El cáncer me puede llevar a la muerte y Hacienda a la cárcel... Es muy jodido decirlo, pero sólo el hecho de tener que pensarlo revela la situación que vivimos. Si hay algo malo es el cáncer, pero he tenido la fortuna de luchar contra él y hay gente que no ha podido por no tener solución quirúrgica. Contra Hacienda no he tenido estas soluciones quirúrgicas... Bueno, en diez años les he ganado pero siguen y siguen y siguen.
–Un compañero cuando se toma una copa suelta: "La Agencia Tributaria es una organización terrorista".
–Criminal desde luego, terrorista no sé. Hacienda debería plantearse por qué es una administración odiada. No es por pagar impuestos, pero siempre hay interpretaciones y la gente intentará jugar a su favor, es lógico, humano y legal. Pero si te machacan algo no funciona. En muchos países se llegan a acuerdos. Aquí al pobre chico éste, al novio de Ayuso, lo están machacando. Se declara culpable porque para negociar con Hacienda lo tienes que hacer por narices. Sólo intenta negociar, como ha hecho todo el mundo: Ronaldo, Messi, Shakira...
–Xabi Alonso y usted no.
–Pero no sé si vale la pena, ¿eh? Es un desgaste.
–Si fuera andaluz, no vota por María Jesús Montero ni en broma, ¿no?
–No hablemos de política porque después me ponen la cruz. Oiga, yo he votado socialista en algunas ocasiones, pero hoy es un riesgo que no se puede asumir.
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