Búsqueda de fósiles y reliquias de Franco en el Jueves

Franco: 50 años, 50 historias [38/50]

El 20-N de 1975 cayó en jueves y hubo Jueves en la calle Feria. Ahora la estela del dictador se dispersa por el mercadillo en monedas, postales, llaveros y retratos de generales de África

Reliquias de Franco para nostálgicos en el Jueves de la calle Feria. / Juan Carlos Vazquez

Pega el sol de noviembre y uno de los toldos lo cambian de sitio como si fuera un palio. Franco se murió un jueves con Jueves, ese mercadillo con nombre del personaje de Chesterton. En una variante de tresillo, un disco de Los Romeros de la Puebla. La Cruz Verde es la portada de Feria del zoco de la calle Feria. En el segundo puesto de los números pares, varios retratos del caudillo junto a otros de José Antonio. “He vendido un par de ellos, aquí hay gente para todo, esto es un mercado y hay variedad”, dice Antonio, sevillano de 1961, el año de la riada del Tamarguillo, vecino del Polígono Norte. Antes de vender en el Jueves, ejerció el muy exigente oficio de encofrador.

Le preguntan por el precio de unas botas. ¿Qué número de calzado usaría Franco? Una portuguesa se interesa por un rosario de nácar. “Déme cinco euros”. Le da cincuenta, pero no tiene cambio y va con el billete a la panadería Curro’s, que antes fue una sucursal bancaria. “Al Jueves viene gente de la derecha, de la izquierda, los podemitas, esos que defienden a los que se meten con una patada en la casa, que yo soy todo lo contrario”. Es que un encofrador sabe de casas lo que no hay en los escritos.

Alguien le regatea con el precio de tebeos de Zipi y Zape y Mortadelo y Filemón. Muchos puestos tienen libros y discos sueltos. En uno se asoma Sting, que vendrá a Sevilla el verano del 26. La joven norteamericana no conocerá a Fernando Vizcaíno Casas, de quien hay un ejemplar de … Y al tercer año resucitó que yo conservo dedicado y con una caricatura de su autor. La yanqui se lleva un libro titulado Sevilla es ‘in’ diferente, de Juan Carlos Alonso. Lo ha elegido por los dibujos de este asturiano, sevillano adoptivo, gran ilustrador y gastrónomo.

Rodrigo tiene en su puesto un libro de Jaime Salom sobre la vida del padre de Franco

El puesto de Rodrigo, en Feria esquina con Quintana, siempre tiene rarezas interesantes. Galería de Nobel: Hemingway, Steinbeck. ¿Qué tenemos de Franco? Dice que el profesor de Historia de las Revoluciones (así reza la asignatura que imparte en la Universidad) Manuel Moreno Alonso se ha llevado a primera hora el libro Franco, 50 años después, de septiembre de este año. “Siempre suelo tener Francomoribundia, de Cebrián y la Autobiografía delGeneral Franco, de Manuel Vázquez Montalbán”.

Busca y rebusca, “no sé si lo han llevado, por la mañana arrasan”, pero al final encuentra una pequeña joya. Un libro del dramaturgo Jaime Salom titulado El corto vuelo del gallo, con el sugestivo subtítulo La controvertida historia del padre de los Franco. Un general de la Armada que abandonó el hogar familiar. Cuando murió, Franco no fue a su entierro. El libro tiene un estudio preliminar de Rafael Abella. La novela La calle de Valverde, de Max Aub, autor de un divertido cuento titulado La verdadera historia de la muerte de Francisco Franco. A Franco lo mata Max Aub y lo resucita Vizcaíno Casas.

Federico tiene una colección de postales de generales de África. La primera es la de Francisco Franco. Se toma un bocadillo y acaricia a su perro. Donde se estrecha la calle, un cartel de Franco junto a otro publicitario de Insecticida Orion. Con imágenes de María José Cantudo (Ventolera), Charo Reina (una entrada para el teatro Imperial), Carmen Flores o Moncho Borrajo. Hasta un cartel de la novela Diez Negritos, de Agatha Christie. Javier Baquero, fotógrafo, fijo en el Jueves, dice que a Franco hay que buscarlo en el miniaturismo: monedas, llaveros, postales, “las banderas con el águila no las dejan poner”. Ya no hay ni francos franceses, “sólo quedan los suizos”. “La revista que tenías del Tito”, le dice a su compañero Manuel. Se refiere a un ejemplar de La Actualidad Española en el 40 aniversario de su muerte.

Es un mercado y hay variedad, como dice el vendedor. Junto al Pepco, en uno de los puestos alguien habla de Van Basten junto a un disco de Lilian de Celis. Luis Clemente no falla un solo lunes en los encuentros flamencos del Corral de Esquivel ni un jueves en el mercadillo de la calle Feria. Va al toldo blanco, donde atiende con parsimonia de séneca un sueco que todos los jueves viene desde el Algarve con su cargamento de discos. La mayoría inencontrables. Luis Clemente hace su particular donoso escrutinio: una versión del bolero de Ravel de Jefferson Airplane; Bonny Tyler, que era el hilo musical de los que hicimos la mili el verano del 78 en el CIR Santa Ana de Cáceres; Joni Mitchell mirando al mar como Dios la trajo al mundo. El sueco da cuenta de un botellín Cruzcampo. Dice Luis que 1975 fue el gran año de la música española. Conoció a los de Desmadre 75 (Saca el güisqui, cheli…). “Se encerraron en la discoteca Holiday porque no les pagaban”.

Miguel Vázquez recuerda perfectamente aquel jueves de hace casi 50 años que también hubo Jueves. “Yo empecé a venir con diez años”, dice este extremeño de Badajoz nacido en 1961. “Tuvimos un busto de Franco pero lo vendí hace muchos años”. Es hombre de la fragua, espacio de delicatessen frente al Vizcaíno. “¿Franco? ¿Qué quiere que le diga? Lo añoro no por Franco, sino porque ya no están los que estábamos”.

Manuel Galindo Geneiro vende en el Jueves y en el Charco de la Pava. “Cuando murió Franco estaba haciendo la mili en Ceuta. En el Montesa, 3 de Caballería”. Estatuas del Gordo y el Flaco. Carteles taurinos y de fiestas primaverales. Cincuenta años después, el 20-N volverá a caer en jueves y habrá Jueves en la calle Feria. La del Prado se había mudado a Los Remedios dos años antes.

No hay comentarios

Ver los Comentarios

También te puede interesar

Lo último