Vox exige dimisión de Redondo y dice que los "millones" de Igualdad se gastan en "prostitutas"
Pepa Millán acusa al Ejecutivo de "dejar a los violadores en la calle" con la Ley 'Solo sí es sí'
La Junta se posiciona en el Senado frente a Vox y PSOE en la violencia de género
La portavoz de Vox en el Congreso, Pepa Millán (1995), ha exigido este martes la dimisión inmediata de la ministra de Igualdad, Ana Redondo, a raíz de los fallos detectados en las pulseras telemáticas para maltratadores. La formación de ultraderecha, que cuestiona la existencia de la violencia de género como fenómeno estructural, ha aprovechado la situación para cargar contra las políticas de igualdad y deslegitimar al Ministerio.
"El PSOE da lecciones de feminismo"
“Nosotros nos preguntamos por qué no ha dimitido ya la ministra de Igualdad”, ha declarado Millán en rueda de prensa, asegurando que “nunca jamás hemos estado más desprotegidas las mujeres españolas que con este Gobierno”.
La portavoz de la formación ha acusado al Ejecutivo de “dar lecciones de feminismo” mientras, según su versión, destina fondos públicos a “chiringuitos” y “puntos violeta”, espacios que precisamente nacieron para garantizar acompañamiento, asistencia y sensibilización frente a la violencia machista. Millán llegó incluso a desacreditar la inversión en políticas de igualdad al afirmar que “se gastan en prostitutas”, un ejemplo más de la estrategia de Vox de desacreditar cualquier medida que tenga perspectiva de género.
De este modo, Vox responsabiliza al Gobierno de la rebaja de condenas por la Ley del solo sí es sí y del mal funcionamiento de las pulseras antimaltrato, si bien estos dispositivos dependen también de Justicia e Interior y que forman parte de un sistema complejo de protección. La formación insiste en pedir la comparecencia de varios ministros y altos cargos desde un discurso que niega la eficacia misma de las políticas de género y pone en duda la utilidad de recursos destinados a avances en progreso feminista.
El ataque de Vox al Ministerio de Igualdad se produce en un contexto en el que el partido insiste en blanquear la violencia machista bajo el paraguas de la “violencia intrafamiliar”, un término que diluye el carácter estructural de la violencia contra las mujeres. Con este nuevo episodio, la ultraderecha vuelve a instrumentalizar los fallos técnicos de un sistema para cargar contra el feminismo institucional, obviando que el verdadero reto sigue siendo reforzar y mejorar los mecanismos de protección para las mujeres en situación de riesgo.
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