Ciencia para descifrar la Jaén romana: el proyecto que revela el origen de los mosaicos de Roma en el Alto Guadalquivir
Investigadores del Instituto Universitario de Investigación en Arqueología Ibérica han realizado un estudio de 15 mosaicos con miles de años de antigüedad que han sido digitalizados
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Bajo los suelos de antiguas villas, ciudades romanas y complejos rurales que hubo por toda la provincia de Jaén se conserva uno de los patrimonios silenciosos más singulares del sur de la Península. Tesela a tesela, color a color, los mosaicos romanos del Alto Guadalquivir guardan información clave sobre la economía, las rutas comerciales y los recursos de un imperio que ocupó esta tierra hace más de dos mil años. Ahora, un proyecto científico impulsado desde la Universidad de Jaén está permitiendo leer esos pavimentos como nunca antes se había hecho.
El proyecto ‘Análisis geoquímicos para la investigación y puesta en valor de los mosaicos romanos del Valle del Alto Guadalquivir’ (GeoChemMos), liderado por el Instituto Universitario de Investigación en Arqueología Ibérica, aplica técnicas arqueométricas y geoquímicas para conocer de qué están hechos los mosaicos, de dónde proceden sus materiales y cómo se organizaron sus redes de abastecimiento.
El germen de esta investigación se remonta a 2016, cuando un equipo que trabajaba en el yacimiento de Cástulo, en Linares, analizó el conocido Mosaico de los Amores. Fue entonces cuando los investigadores detectaron que este tipo de bienes patrimoniales ofrecían un enorme potencial científico.
“El proyecto arranca formalmente en 2023, pero la idea nace antes, cuando vimos que los mosaicos no solo tenían valor artístico, sino que podían aportar información histórica muy precisa”, explica Alberto Sánchez Vizcaíno, investigador responsable del proyecto. Desde entonces, GeoChemMos ha ampliado su campo de estudio hasta abarcar 15 mosaicos, algunos completos y en otros casos numerosas teselas sueltas, repartidos por toda la provincia.
Un análisis más allá de la arqueología clásica
Tal y como explica Sánchez para Jaén Hoy, el corazón del proyecto es el estudio arqueométrico y geoquímico de los materiales. En la práctica, esto significa someter las teselas a análisis científicos que permiten identificar su composición: tipos de piedra, mármol, cerámica o vidrio; procedencia geográfica de los materiales y posibles líneas de suministro y redes comerciales.
Los resultados están revelando datos sorprendentes. "Algunos mosaicos contienen teselas de mármol de origen externo a la provincia, procedentes de áreas del Mediterráneo oriental, que incluso podrían provenir de ámbitos italianos o griegos. En otros casos, como en Cástulo, Rus o Vilches, aparecen teselas negras elaboradas a partir de escorias de vidrio. Hay que tener en cuenta que el vidrio un material complejo cuya base original procedía de Egipto y del Próximo Oriente", apunta Alberto Sánchez, quien también es profesor en el Departamento de Patrimonio Histórico de la Universidad de Jaén.
También se han identificado rocas muy ricas en hierro, e incluso el propio mineral, responsables de los característicos rojos intensos que aparecen en varios mosaicos jiennenses.
Materiales de proximidad, con alguna excepción
Una de las principales conclusiones que se extraen del proyecto es que, en términos generales, los mosaicos de la provincia de Jaén se elaboraron con materiales de proximidad. Se reutilizaban restos de construcción, mármoles locales y recursos disponibles en el entorno inmediato.
Sin embargo, la presencia puntual de materiales foráneos demuestra que Jaén no estaba aislada, sino integrada en circuitos comerciales de largo alcance, al menos para elementos concretos de prestigio o difícil obtención.
A partir de estas áreas de aprovisionamiento, los investigadores plantean que ahora se pueda seguir con las investigaciones para, entre otros objetivos, localizar las canteras originales e incluso profundizar en el estudio de determinados materiales para afinar aún más su procedencia.
Se han digitalizado
El proyecto GeoChemMos no se limita al análisis científico. Todos los mosaicos estudiados han sido digitalizados íntegramente, mediante modelos 3D, fotogrametría y ortofotografías, generando una documentación inédita hasta ahora.
Esta información se difundirá a través de la plataforma Arquiberlab, actualmente en proceso de actualización, donde se expondrán los resultados al público. Parte de estos modelos digitales se transferirán además a la biblioteca digital europea, ampliando la proyección internacional del patrimonio jiennense. “El objetivo es que en unos tres meses podamos presentar una exposición digital completa, accesible y rigurosa”, señala Sánchez.
El proyecto ha contado con un equipo multidisciplinar de seis investigadores procedentes de distintas especialidades: geología, química, física y análisis científico, además de la arqueología. Junto a Alberto Sánchez han participado Manuel Montejo Gámez, José Tuñón, Ginés de Gea, Mario Gutiérrez y Eeter Vandenadeele, de la Universidad de Gante, además de colaboraciones con la Universidad de Évora, reforzando el carácter internacional del estudio.
Los mosaicos estudiados
El listado completo de los mosaicos sobre los que los investigadores han trabajado es el siguiente:
Mosaicos completos con análisis in situ:
- Fuente de la Peñuela (Santisteban del Puerto, s. V)
- Octógonos (Cástulo, Linares, s. final I)
- Estrellas (Cástulo, Linares, s. final I)
- Los Amores (Cástulo, Linares, s. final I)
- Casablanca (Linares, s. II–III)
- Erotes (Marroquíes Altos, Jaén, s. II–IV)
- Roleos (Marroquíes Altos, Jaén, s. II)
- Tetis (Marroquíes Altos, Jaén, s. IV)
- Martos (s. II–III)
- Mosaico de Tetis (Bruñel, Quesada, s. III–IV)
Teselas sueltas
- Cerrillo del Cuco (Vilches, s. IV–V)
- El Altillo (Rus, s. IV)
- Los Baños (Beas de Segura, s. IV)
- Úbeda la Vieja (Úbeda, s. I–II)
- Los Robles (Jaén, final II–IV)
En definitiva, GeoChemMos sitúa a la provincia de Jaén en la vanguardia del estudio científico del patrimonio romano. Un proyecto que demuestra que la arqueología del siglo XXI se apoya en el laboratorio, la tecnología y la cooperación internacional, y que cada tesela puede contar una historia mucho más amplia que la que se ve a simple vista. Porque, en el Alto Guadalquivir, Roma también se explica desde la geoquímica.
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