El Corpus que une a la vecindad cada año y desafía a toda imaginación

TRADICIONES

Los vecinos de Villardompardo y Villacarrillo preparan este fin de semana su más insigne fiesta con un auténtico museo de altares levantados en sus calles en honor al Santísimo Sacramento

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Las vecinas preparan uno de los elementos que conforman el altar de su calle.
Las vecinas preparan uno de los elementos que conforman el altar de su calle. / Sebastiana Mozas
Antonio Cañada

29 de mayo 2024 - 13:54

Los poco más de 11.000 habitantes que reúnen las poblaciones de Villacarrillo y Villardompardo bastan para confabular una de las mayores fiestas del Corpus de toda España. La imaginación de sus vecinos no tiene límites y los altares que evocan sus calles son dignos de un museo, con reproducciones a escala que desafían los límites del casco urbano. Con cierta influencia toledana, esta cita se convierte cada nueva edición en un reto de superación para la inventiva de su gente, capaz de ver un arte útil hasta en el más simple de los objetos.

Esta fiesta declarada Bien de Interés Cultural etnológico en 2021 por la Junta de Andalucía ya aspira a convertirse en un atractivo para el turismo nacional, un título que aguarda a ser otorgado para satisfacción de todos los villarengos y villacarrillenses. "Este año, si no pasa nada, mandaremos el expediente a Sevilla", declara Francisco López, alcalde de Villardompardo. Entre los principales requisitos que demandan los organismos para este reconocimiento está el arraigo popular de la celebración, un recorrido histórico mínimo de 25 años y la atracción de nuevos visitantes.

Montaje de uno de los altares en pasadas ediciones.
Montaje de uno de los altares en pasadas ediciones. / Sebastiana Mozas

Las siestas en Villardompardo hace varias semanas que pasaron a un segundo plano. Sus plazas y rincones más emblemáticos son un ir y venir de vecinos que, con metro en mano, apuntan cada detalle y cada medida que pueda afectar a sus construcciones efímeras. "Se empieza a trabajar en las primeras ideas con muchísimo tiempo de antelación", explica Sebastiana Mozas, una de las promotoras en engalanar la Avenida de Andalucía. "Es gracioso porque todo el proceso de elaboración se lleva en secreto, para que ningún vecino del resto del pueblo se entere de cómo será su altar".

Flores elaboradas de forma completamente artesanal.
Flores elaboradas de forma completamente artesanal. / Sebastiana Mozas

Custodias gigantes, fuentes, alfombras e incluso un globo terráqueo son algunas de las invenciones que los villarengos han ofrecido al paso de la procesión en los últimos años. "Lo más llamativo es que muchos de los altares utilizan elementos de reciclaje, tapones, latas de refrescos o incluso galletas", apunta esta vecina. Tal es la salida que dan a lo cotidiano que cuenta entre sus anécdotas cómo una cruz realizada con granos de trigo fue solicitada para las Cruces de Mayo de Granada y acabó ganando el tercer premio en el concurso de altares de dicha ciudad.

Una de las construcciones levantadas con motivo del Corpus.
Una de las construcciones levantadas con motivo del Corpus. / Sebastiana Mozas

El boca a boca entre las localidades más próximas ha provocado que sean numerosos los curiosos que se acercan en la mañana del domingo de Corpus para comprobar in situ la magnífica capacidad de este pequeño municipio para presumir de su más notable y enraizada costumbre. "Mucha gente nos conoce como el pueblo del Corpus, está en nuestro ADN", comenta su alcalde. La noche del sábado supone el punto álgido de la convivencia entre sus habitantes, que colaboran en comunidad para el buen desarrollo del proyecto en el que han trabajado los últimos meses. "Se socializa mucho con esta festividad", añade.

Colocación de la alfombra que precede a cada altar.
Colocación de la alfombra que precede a cada altar. / Sebastiana Mozas

La existencia del Corpus Christi en Villardompardo desde hace siglos está más que comprobada gracias al esfuerzo de numerosos vecinos como Carlos Ramírez, que incluso se unieron en una plataforma a través de las redes sociales para dar visibilidad a esta fiesta. "Ya mi abuela montaba una cruz hecha a base de flores recogidas de su patio y colocadas en una malla metálica", señala Sebastiana al respecto. Existen pruebas documentales de que al menos desde 1565 ya se venía celebrando esta fecha del calendario litúrgico entre los villarengos. Hoy, casi cinco siglos después, la tradición sigue más viva que nunca y crece hasta cruzar las fronteras de la Sierra Sur de Jaén.

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