Preocupación en una aldea de Jaén al declarar su agua no apta: "Es una fecha crítica"
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El Ayuntamiento de Santiago-Pontones aguarda los resultados de una segunda analítica para confirmar si el agua es apta para el consumo
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En pleno agosto, cuando Coto Ríos se llena de visitantes, el agua ha pasado de ser un símbolo de vida a un motivo de inquietud. La noticia de que no era apta para el consumo humano ha corrido por las calles tan rápido como el propio cauce del río Guadalquivir que atraviesa al núcleo poblacional. El Ayuntamiento de Santiago-Pontones informaba este martes de que el suministro desde la presa al depósito municipal presentaba uno de los parámetros microbiológicos fuera de los límites establecidos.
El alcalde de Santiago-Pontones, Antonio Rodríguez, explica a Jaén Hoy que Coto Ríos cuenta con dos captaciones de agua registradas en el Sistema Nacional de Información de Aguas de Consumo: la fuente tradicional, utilizada durante todo el año, y la conocida como “presa Guarracín”, que solo se activa cuando la primera no aporta suficiente caudal o presión, como suele ocurrir en agosto.
En los tres últimos veranos, incluido el actual, el Ayuntamiento ha revisado las instalaciones y realizado un análisis exhaustivo del agua en previsión de un posible uso durante el mes de agosto. Este año, la analítica se recibió a comienzos de mes y no incluía advertencias contra su consumo. “Normalmente, si algo está fuera de rango, el laboratorio nos avisa, porque los técnicos municipales no somos especialistas en interpretar esas analíticas. En este caso no hubo aviso”, precisa.
Fue el martes cuando el laboratorio, al revisar de nuevo los datos, detectó que algunos parámetros microbiológicos no cumplían los límites. El agua de la presa llevaba apenas un día incorporándose al depósito municipal, en una proporción inferior al 20 % del caudal total, y se sometía a cloración antes de su distribución.
Aun así, el Ayuntamiento notificó la incidencia a la Delegación de Salud y Consumo, cortó de inmediato la aportación de la presa y tomó una nueva muestra del depósito para analizarla, cuyos resultados se esperan a lo largo de la mañana de hoy. “Yo no me quedaba tranquilo, y más siendo enfermero y sabiendo lo que supone un problema de salud pública. Preferimos pecar por exceso, aunque pudiéramos crear alarma, e informar a los vecinos de que no consuman agua del grifo”, afirma el alcalde.
Situación actual en el núcleo
El impacto de la medida se ha dejado sentir especialmente en la hostelería, que durante estos meses obtiene la mayor parte de sus ingresos anuales. “Estamos con garrafas de agua, hemos hecho todos los platos y los postres con agua embotellada y no hemos servido ni un solo café porque la máquina coge el agua directamente de la toma”, relata Teresa Soriano, camarera en uno de los establecimientos. “Nos ha pillado en una fecha crítica, justo antes de un 15 de agosto y sin previo aviso, de la noche a la mañana. Al menos podrían decirnos cuál es la bacteria que se encuentra en el agua”, lamenta.
Aunque la restricción afecta únicamente al núcleo de Coto Ríos y no a los tres campings de la zona —que cuentan con captaciones propias—, la medida llega en pleno auge turístico, cuando la población de la aldea, que ronda los 150 vecinos el resto del año, se multiplica con la llegada de visitantes. Por suerte, el consistorio actuó rápidamente y procedió al reparto de agua embotellada. Gracias a eso, Narciso Yañez, propietario de varios apartamentos turísticos en la aldea, explica que se ha solventado la situación para sus clientes: "No he recibido ni una sola queja, ellos tienen sus botellas y para la ducha no hay ningún problema, sí que se puede utilizar".
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