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La alarma medioambiental vuelve a poner a La Carolina en el foco. Empresas de ecoturismo, guías de naturaleza y vecinos del municipio del Noroeste denuncian las molestias ocasionadas por el humo y advierten de un vertido al arroyo situado junto a la orujera de Bioland Energy, situada en las proximidades del municipio.
Según explica a Jaén Hoy Inma Muela, co-gerente de la empresa Lyncis Ecoturismo y Medioambiente, las aguas "están completamente negras". La empresaria se muestra especialmente preocupada, tanto por su salud como la del resto de carolinenses: "Ese arroyo va directo al embalse y en verano se seca y está lleno otra vez sin que haya llovido de lo que ellos hayan soltado". Además, manifiesta su descontento por la estampa que encuentra el turista cuando recorre el término municipal. “No sé qué tipo de vertido habrán echado, pero da una imagen pésima ahora mismo”, lamenta Muela.
Además del vertido, los vecinos denuncian la presencia constante de humo procedente de la misma instalación industrial. “Estamos cubiertos de humo; tengo las ventanas cerradas y aún así el olor entra en casa. Es un desastre ahora mismo”, cuenta. Asimismo, Muela apunta a que este problema también afecta a su actividad económica, centrada en el turismo de naturaleza y observación de fauna: “Muchas veces hemos tenido que modificar itinerarios o suspender actividades porque nos picaban los ojos, la garganta y no se podía respirar”.
La situación, asegura, alcanza zonas protegidas como el Parque Natural de Despeñaperros o los espacios de conservación de la Cuenca del Rumblar, Guadalén y Guadalmena. “Es que ni siquiera podemos trabajar en nuestro entorno. No puede ser que una empresa saque beneficio económico a costa de perjudicar a todos los que vivimos y trabajamos aquí”, critica.
Ante la preocupación vecinal, el Ayuntamiento de La Carolina ha anunciado medidas para esclarecer la situación. En una publicación, el alcalde, Cristóbal Pérez, explicó que el Consistorio ha solicitado a la Delegación de Medio Ambiente de Jaén la realización de un estudio sobre la calidad del aire ante los humos procedentes de la orujera.
Fuentes de la empresa explican a esta Redacción que el vertido fue “accidental y de pequeña magnitud”, ya controlado y en proceso de limpieza. “Ha sido pequeño, pero escandaloso por el color del agua. En ningún momento ha llegado a un cauce público ni ha puesto en peligro nada. Ya estamos reparando el daño y recogiendo los restos”, señalan.
Sobre las emisiones y el humo, la compañía sostiene que se trata principalmente devapor de agua procedente del secado del alperujo: “Es un impacto visual grande, pero no tóxico. Estamos muy auditados y controlados por entidades ambientales”.
La empresa insiste en que cumple con toda la normativa y asegura que las inspecciones son constantes: “Tenemos muchas revisiones al año y no emitimos productos químicos ni disolventes, solo biomasa, hueso y orujillo, que son energías renovables". En este sentido, defienden que, en realidad, "ayudamos a descontaminar el medioambiente aprovechando un residuo del aceite de oliva”.
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