Las familias alfareras de Bailén sobreviven sin relevo generacional: "Poco a poco se está perdiendo"
PROVINCIA
Este antiguo oficio persiste en el municipio jiennense gracias al empeño de numerosos artesanos y algunas iniciativas formativas para fomentar este oficio entre los jóvenes
Reconocimiento a Cristóbal Arance por una vida entregada a la alfarería en Bailén

Bailén/El proceso de la alfarería constituye un rito casi propio de un dios. Las manos de estos artesanos, curtidas en el tacto y el pulso más calmado, dan forma y modelan el barro a su antojo para después cocerlo en sus hornos y terminar de perfilar a base de pincel auténticas obras maestras. Podría parecer un oficio antiguo, prácticamente un remanente de otro tiempo, pero lo cierto es que aún sobrevive al embiste del tiempo y la industrialización. En Bailén, sin ir más lejos, conviven todavía un buen número de talleres.
La de Cristóbal Arance es una de esas alfarerías que demuestran la persistencia de esta profesión en el municipio, con varias décadas de experiencia a su espalda. "Tengo 58 años y empecé con 14, soy la tercera generación en la familia dedicada a este oficio", explica. Junto a su mujer trabaja a diario multitud de piezas que reflejan la tradición artesana heredada de sus antepasados.
"Poco a poco se está perdiendo este trabajo a mano, pues hay muchas empresas de cerámica industrial", apunta. La falta de relevo generacional es una de las principales causas que impiden crecer a su sector, no solo en Bailén. "Cuando nos juntamos compañeros de diferentes puntos de España comprobamos que es un problema común a todos". Él mismo expresa en este sentido cómo sus hijos tampoco continuarán con el negocio. Sin embargo, la esperanza resurgía tan solo hace unos días.
La Ruta del Alfarero
En un claro interés por incentivar el interés de los más jóvenes, la Concejalía de Empleo de la localidad encabezada por María Torres llevaba a cabo un Programa de Empleo y Formación de Alfarería. Este ciclo concluía precisamente con la iniciativa ‘Ruta del Alfarero’, en una visita al taller de Arance que despertaba la ilusión de estos neófitos de la artesanía. La intención primordial no era otra que “acercarles el tejido empresarial como recurso de empleo”, según apunta la propia Torres.
El resultado de estos cursos ha dejado tras de sí una buena sensación para el taller de Cristóbal Arance, que además se encuentra declarado como Punto de Interés Artesanal (PIA) por la Junta de Andalucía. "Hay perspectivas de futuro y hubo bastante cantidad de personas motivadas", expresa. La visita a su lugar de trabajo evidencia la calidad de sus trabajos en una lucha por recuperar los diseños de siempre. "Seguimos elaborando piezas de alfarería tradicional, como el cántaro o el plato de Bailén donde generaciones enteras han comido".
En su estilo propio y exclusivo tienen cabida toda clase de obras elaboradas a mano en barro rojo o rubio y decoradas con distintas técnicas, como el pincel o mediante pera. "Estas piezas tienen un encanto especial para mí y no se deben dejar de hacer nunca". Por ello mismo, la concejala de Empleo valoraba positivamente el programa: “Es muy importante que como administración pongamos todos los recursos necesarios para mantener este milenario oficio, garantizar el relevo generacional y apostar por un sector que ha sabido reinventarse, manteniendo lo más tradicional con nuevos diseños”.
Un rincón con historia
La magnitud de este pequeño taller bailenense es tal que sus paredes guardan el legado y la historia de esta profesión a lo largo de los siglos. Entre las múltiples joyas que pueden visitarse en su interior sobresale un antiguo horno árabe, hoy en desuso. "Hace unos años tuvimos la mala suerte de que la mayoría de hornos morunos se tuvieron que dejar de usar y muchos los hundieron", explica.
La mala calidad del aire en el municipio junto con el funcionamiento de numerosas cerámicas de ladrillo de manera simultánea propiciaron su desaparición. "Bajo mi punto de vista éramos los que menos contaminábamos, porque siempre se ha quemado leña y esa combustión no era precisamente de lo más contaminante", lamenta. Sin embargo, las circunstancias provocaron la búsqueda inminente de alternativas y un varapalo por el que muchos artesanos ni siquiera pudieron seguir invirtiendo.
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