La ola de generosidad de los vecinos de Torredonjimeno ayuda a recuperar la casa incendiada de Carmen

Mercedes Collado, de 70 años, se quedó sin casa el pasado 3 de diciembre cuando fue a sacar a pasear a su perra 'Bambi' por las calles de Torredonjimeno. Vivía sola, y cuando volvió las llamas estaban devorando el hogar en el que ha pasado la mayor parte de su vida y donde más recuerdos guarda. El brasero de aceite que usaba para calentarse propició el fuego que se extendió en cinco minutos por toda la casa. Al ser consciente de la situación, Mercedes, salió de la casa y llamó calmada uno a uno a sus vecinos. "Lo primero que pensé fue que mis hijos se habían quedado sin casa", explica la torisiana.

Un hogar que consiguió de joven recién casada en un trato en un bar del pueblo por un adelanto de 500 pesetas que el propio regente le prestó. En cuanto Mercedes tocó las puertas de sus vecinos, en seguida intentaron sofocar las llamas que ya habían arrasado gran parte de la vivienda, pudiendo salvar la infraestructura hasta que llegaron los bomberos. "Si mi madre está dentro, no hubiera salido porque fue muy rápido", cuenta emocionada su hija Rocío Aceituno. Ahora, seis meses después y gracias a la ayuda de un pueblo volcado ha conseguido reconstruir su casa.

La ola de cariño y generosidad fue inmensa desde el primer momento. "Con una pensión tan pequeña yo no podía hacer frente a todo el daño. Todo lo que hay nuevo en mi casa me lo han ofrecido", expresa Carmen. En el nuevo hogar de la torisiana hay un granito de arena de cada vecino. Esa misma noche, un peluquero del pueblo contactó con la familia para movilizar la máxima ayuda posible y recaudar dinero.

La ayuda traspasó las fronteras

Se organizaron diferentes eventos benéficos como la presentación del libro del escritor Manuel Puentes y la colaboración de varios artistas, se colocaron huchas en los establecimientos, se realizó una exposición canina o mercadillos navideños. Vecinas se acercaron a ayudarla para limpiar las paredes negras u otros le ofrecieron diferentes enseres de la casa así como electrodomésticos. La ayuda traspasó las fronteras de Torredonjimeno y desde Barcelona, Zamora, Asturias, Galicia o Córdoba quisieron solidarizarse. "No tengo con que pagarle al pueblo, no puedo expresar con palabras lo agradecida que estoy", reconoce.

Toda la planta baja quedó calcinada y cubierta de hollín. Las paredes y cristales reventaron, mesas, paredes, sillas, muchos recuerdos quedaron reducidos a cenizas, e incluso el techo del pasillo de la parte de arriba se desmoronó. Lo que más le duele a Carmen son las fotografías de sus nietos de comunión, los recuerdos de las instantáneas en blanco y negro de ella de joven junto a sus padres, de la boda con su marido, de sus familiares. "Soy una persona de muchos recuerdos, pero peor hubiera sido que yo hubiera faltado", cuenta.

De la mayoría de enseres que quedaron cubiertos de hollín, inexplicablemente sólo un cuadro de Cristo quedó al descubierto en el que estaba escrito 'El amigo que nunca falla'. Carmen guardó el lienzo y un vecino de Martos le regaló un marco que ahora luce de nuevo en la pared reformada. "Yo sentí que Dios me dio fuerzas para afrontar esta situación porque estaba calmada", explica.

"Nunca me había visto en una tesitura de este nivel. Maldito y bendito 3 de diciembre que nos ha dado una gran lección de vida, soy una persona positiva, pero nos ha dado una gran lección de vida, digo bendito porque nos ha hecho reencontrarnos con personas y corazones muy bonitos. Supongo que la gente será generosa con todo el mundo, pero en la vida hay empezar a sembrar para recoger", cuenta su hija Rocío. Mercedes tenía lejos a toda su familia, vivía sola en Torredonjimeno, pero el pueblo le ha demostrado que tiene personas a su lado con las que puede contar y que se vuelcan como si fueran de su familia para ayudarla a que pudiera volver a su hogar.