La historia de Olena y Suhaila: la vida de lucha de dos mujeres inmigrantes que resurge en Jaén
Día de la Mujer
La primera huyó de la guerra de Ucrania con dos máquinas de coser solamente en sus maletas y la segunda, superviviente de violencia de género, ha podido redirigir su vida y conseguir un trabajo
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Jaén/Detrás de una cristalera de la céntrica calle Rastro de Jaén y entre máquinas de coser, retales e hilos se encuentra Olena Burchak. No hace ni una semana que inauguró su propio taller de costura y las prendas ya se le amontanan a su alrededor. Aun así, entre tanto encargo abre la puerta con una amplísima sonrisa y unos ojos azules brillosos. No siempre fue así, y hasta conseguir tener su propio negocio ha recorrido un camino muy largo desde que estalló la guerra en su país, Ucrania y tuvo que huir atravesando toda Europa y dejando su familia atrás.
Otra historia de supervivencia es la de Suhaila (nombre ficticio), una reconocida actriz en su país de origen, Marruecos, pero que la vida le cambió radicalmente cuando empezó a sufrir violencia de género en España, donde llegó para estudiar un master y terminó quedándose en el país. Ahora, afronta la vida sola con su hijo trabajando en el ayuntamiento de un pequeño pueblo de la provincia.
Ambas pudieron encauzar su camino gracias, en buena parte, a Jaén Acoge. En un pequeño edificio del casco histórido de Jaén una red de personas tejen otra red de mujeres que llegan al centro en una situación de desprotección y vulnerabilidad, perdidas y con mucho miedo. Allí, cualquier persona es bienvenida con un calor humano que se siente nada más entrar, se las atiende en todo su camino y en todos los ámbitos, desde el psicológico, hasta orientación laboral, ayuda con el idioma o servicio jurídico para que poco a poco ellas puedan escribir su propia historia.
"Llegan de todas las edades y de muchísimas nacionalidades. Últimamente hemos visto un incremento de la llegada de mujeres de Latinoamérica. Así como diferentes perfiles educativos, algunas no saben ni leer ni escribir y otras muy formadas con títulos universitarios. Muchas otras llegan engañadas con una promesa de un trabajo y luego las dejan tiradas y también atendemos a mujeres víctimas de violencia de género o de trata. Queremos empoderarlas y se les atiende a todos los niveles para que logren su autonomía", cuenta Naima El Yajizi, encargada del área de la mujer en la organización.
Mayor paro en mujeres
En Jaén, las mujeres representan el 67,30 del desempleo, una realidad que evidencia la desigualdad y que se acentúa más dependiendo del origen de la mujer que busca trabajo. Para ellas quedan relegados los trabajos más precarios, los de los cuidados y hogar y por los que muchas veces no se les da de alta, por lo que las condiciones pasan por jornadas interminables y salarios bajos.
"Ser mujer ya es desde mi punto de vista, y mujer migrante, supone una situación de vulnerabilidad, sobre todo con toda la dificultad por ejemplo de encontrar trabajo o una vivienda para alquilar porque se le piden nóminas porque son extranjeras, no se le quiere alquilar una vivienda. Si tienen menores a su cargo tampoco quieren", explica Naima.
La búsqueda de empleo es una de las mayores demandas de las mujeres, así como la atención psicológica porque se encuentran mal debido a la falta de empleo sumado al problema de conseguir una vivienda y la barrera del idioma. Se convierte en una cadena de dificultades y de obstáculos que las termina hundiendo emocionalmente.
Olena y Suhaila consiguieron saltar esas barreras y desde hace muy poco, tienen las riendas de su vida. "Me considero una mujer fuerte, me alegro mucho de tener mi taller y saber que puedo trabajar y ganar dinero. El dinero es muy importante, pero quiero trabajar en lo que me gusta, la costura que es mi pasión. Es lo que me gusta y quiero hacer", cuenta a Jaén Hoy Burchack.
"Salí de Ucrania con dos maletas"
Con 18 años comenzó a coser, tenía un taller de costura, de arreglos y de diseño de moda en Dnipró. Ha estado trabajando como modista más de 40 años y pudo montar su propio negocio hasta que Rusia bombardeó e invadió su país. En ese momento, la vida que hasta entonces tenía con sus tres hijas se desmoronó.
Primero, se trasladaron al este de Ucrania, luego, desde allí fueron hasta Polonia y con un grupo de voluntarios españoles que enviaban ayuda humanitaria en sus vehículos pudieron, su hija pequeña y ella atravesar Europa hasta llegar a España. "No sabíamos donde íbamos, mi hija mayor me pudo acompañar a atravesar la frontera. Había muchos voluntarios que ofrecían venir en sus coches o autobuses. No teníamos muchas opciones. Por lo que estamos muy agradecidos a los españoles. Llegamos primero a Tres Cantos, luego con Cruz Roja fuimos a Granada con un programa de protección", explica Olena. Sus otras dos hijas tuvieron que quedarse en su país con sus maridos.
Vivió unos tres meses en Granada y luego le ofrecieron una plaza en Jaén. Desde entonces han pasado dos años viviendo en la capital y han podido aprender el idioma y adaptarse poco a poco a España. Cuando salió de Ucrania con su hija no se imaginaba que hoy lograría lo que ha conseguido. En ese momento tampoco pensaba en eso, estaba más preocupada por salvar su vida y la de su hija.
"Todo fue muy rápido, durante tres meses estuvo cerrado el taller y luego pudimos venderlo muy muy barato. Salí de Ucrania con dos maletas, no metí ropa ni nada personal mío, solo metí dos máquinas de coser, mis favoritas. Y también este aparato para hacer botones", expresa Olena, quien bromea con el peso de las maletas que llevaba entonces.
El martes abrió la puerta a una nueva oportunidad volviendo a trabajar de lo que le apasionaba y le obligaron a dejar atrás. Y gracias al programa de Protección Internacional Acción Concertada que ofrece Jaén Acoge, Burchak recibió asesoramiento por parte de los diferentes profesionales del equipo de Protección Internacional, asistiendo también a clases de español.
Olena planteó que deseaba crear su propio negocio y fue derivada a Andalucía Emprende recibiendo un estudio sobre la idea de negocio. Creando luego un plan de viabilidad, asesoramiento personalizado y apoyo en desarrollo empresarial, tutorización continua del proyecto, formación en gestión empresarial y ayuda para buscar financiación a través de la Fundación La Caixa y solicitar incentivos para poner en marcha la actividad empresarial.
"Me ha dado un impulso y una seguridad, en el sentido de vivir, en el sentido psicológico. Jaén Acoge me ha dado una oportunidad de aprender español, con el servicio jurídico, ayuda económica y simplemente un apoyo psicológico y un apoyo humano", expresa Olena, que igualmente le gustaría volver a ver a sus hijas y poder abrazarlas. "Pero estoy en la edad de empezar desde cero, es muy complicado volver, me gustaría quedarme aquí para que mi hija pudiera vivir en un sitio tranquilo y yo verla crecer en una ciudad tranquila, que puede tener amigos", afirma.
"Nunca pensé que me pasaría a mí"
Suhaila (nombre ficticio), prefiere guardar su identidad porque es víctima de violencia de género y tiene un hijo pequeño. Se crió en un entorno tranquilo en Marruecos, "sin violencia ni machismo". Fue desde pequeña al colegio y le apasionaba el teatro. Por eso, se subió a los escenarios muy pronto.
“Yo tenía unos padres muy valientes, nos llevaron al conservatorio a mi hermana y a mí, ella hacía ballet. El tema del machismo yo nunca lo he visto en mi padre o en mi hermano, entonces en mi familia éramos todos iguales. No sé cómo voy a explicarlo, nunca he pensado que un día me voy a pasar lo de esa palabra porque es una palabra muy fuerte para mí...", cuenta a Jaén Hoy.
Allí se siguió formando, estudió dos carreras, Educación Social, Estudios en Español y un doctorado en Arte Terapia. Al mismo tiempo, continuó su trabajo como actriz haciendo gira por Marruecos, España y realizando formaciones en Italia, Bélgica o Francia, que combinaba dando clases de profesora con cursos en la universidad y en el conservatorio en el teatro. Un sueño al que le gustaría regresar, pero que las trabas administrativas para convalidar sus dos títulos no le dejan.
Hace nueve años llegó a España para estudiar un master de diversidad en la Universidad de Granada con una beca, después se enamoró, se casó y tuvo un hijo. Fue entonces cuando empezó el momento más duro de su vida, dejó su carrera como actriz, pero tuvo el valor de divorciarse y denunciar la violencia que sufría consiguiendo una orden de alejamiento. Sin embargo, el camino que empezaba no iba a ser fácil. No podía volver a Marruecos con su familia, se encontraba sola en el país y encontrar trabajo y vivienda siendo mujer migrante con un niño era aún más complicado.
Suhaila estuvo bajo protección y luego llegó a Jaén Acoge en la casa de acogida y a la vez era voluntaria, gracias a sus estudios, ayudaba otras mujeres que han pasado de la misma situación que ella, daba cursos de español, árabe, talleres como formaciones en teatro. "Para mí han sido como una prácticas laborales y cuando vieron la bolsa de trabajo de este pueblo, me apunté porque podía compaginarlo con criar a mi hijo", expresa Suhaila.
"Me ha costado encontrar trabajo porque solo he podidio homologar bachillerato, mis dos licenciaturas están en trámite. He estudiado pero como si nunca lo hubiera hecho. No encontraba un trabajo para mí, porque estuve trabajando en un hotel pero por los turnos no podía cuidar de mi hijo porque aquí no tengo a mi familila. Hay que pagar a otra persona para que se quede con él y con el sueldo no llega...", explica.
Aunque no ha podido homologar sus títulos aún, su conocimiento del español le ha servido para ahora, trabajar en el ayuntamiento donde tiene tutorías con familias de las personas inmigrantes, da cursos de refuerzo a niños de 12 a 14 años, a las mujeres y en la escuela de adultos. "Es verdad que he tenido buena acogida, pero hay una mirada diferentes de las mujeres que emigramos desde fuera de Europa porque la mayoría son perfiles de mujeres que trabajan en el campo, entonces, otro perfil de una mujer con estudios no lo aceptan rápidamente", cuenta. Ahora mismo, Suhaila está contenta de poder trabajar y enseñar y estar más cerca de su sueño de poder ser profesora.
-"¿Cómo estás ahora?"
La voz al otro lado del teléfono es firme: "Bueno, ahora mismo me estoy acostumbrando poco a poco. Estoy en una terraza mirando a las montañas. No te voy a decir que yo soy como una superheroína que todo está bien, pero nos estamos adaptando mi hijo y yo, con la mentalidad abierta de integrarnos".
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