Jaén suma nuevos anillamientos de pollos de alimoche en 2025 dentro del plan de conservación de la especie en Andalucía

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La regresión de la especie, que alcanzó en 2017 su mínimo histórico con apenas 23 territorios ocupados, ha logrado frenarse

Anillamiento alimoches.
Anillamiento alimoches.

El Parque Natural de Cazorla, Segura y Las Villas ha vuelto a convertirse en uno de los escenarios clave para la conservación del alimoche (Neophron percnopterus), una especie en peligro y que gracias a la campaña de anillamiento que la Consejería de Sostenibilidad y Medio Ambiente de la Junta de Andalucía ha desarrollado durante el mes de julio. En este espacio natural, junto a otros puntos del territorio andaluz, se han marcado este verano un total de 21 pollos, lo que eleva a 391 los ejemplares anillados desde el año 2000 en la comunidad autónoma.

Según ha destacado la Junta, todos los individuos nacidos en Andalucía desde 2025 han sido identificados con anillas y, en algunos casos, con emisores GPS que permitirán su seguimiento en tiempo real. Estos dispositivos resultan esenciales para conocer rutas migratorias, zonas de alimentación o factores de amenaza que afectan a esta especie en peligro.

El alimoche, una de las aves necrófagas más emblemáticas del patrimonio natural andaluz, protagoniza cada primavera un viaje migratorio desde el Sahel africano hasta la península ibérica para reproducirse. Actualmente, la población andaluza cuenta con 26 territorios de cría activos: 20 de ellos en Cádiz, y el resto distribuidos de forma dispersa en Córdoba, Málaga y Jaén, donde se ubican algunos de los nidos más relevantes de Sierra Morena y las sierras orientales.

Anillamiento alimoches.
Anillamiento alimoches.

El jefe de Servicio de Geodiversidad y Biodiversidad de la Dirección General de Política Forestal y Biodiversidad, Juan Antonio Martín, ha subrayado que esta distribución “tan fragmentada” refleja las dificultades de la especie, sometida todavía a una alta mortalidad por causas no naturales, como el uso ilegal de veneno, los tendidos eléctricos o la instalación de parques eólicos. No obstante, en los últimos años la población ha mostrado signos de estabilización, lo que se interpreta como un efecto positivo de las políticas de conservación.

El proceso de anillamiento, realizado cada julio, permite completar el seguimiento reproductivo anual, cuando los pollos aún permanecen en los nidos. Para acceder a ellos se emplean técnicas de escalada especializadas que aseguran tanto la seguridad de los técnicos como la de las crías. Cada ejemplar recibe dos anillas, una metálica con numeración oficial y otra plástica de mayor tamaño para la lectura a distancia y, en determinados casos, emisores GPS que aportan información durante toda la vida del ave.

Martín ha señalado que los datos recopilados “son imprescindibles para diseñar políticas basadas en el conocimiento científico” y resultan determinantes para tomar medidas eficaces de conservación.

Refuerzo de aves criadas en cautividad

Paralelamente, la Junta impulsa otras actuaciones complementarias. Entre ellas, destaca la liberación de alimoches nacidos en cautividad en el Zoobotánico de Jerez (Cádiz) y ejemplares rehabilitados en los Centros de Recuperación de Especies Amenazadas de la propia Consejería. Antes de su suelta definitiva, estas aves pasan un tiempo en recintos controlados ubicados en el Parque Natural de Los Alcornocales y en el de las Sierras de Cazorla, Segura y Las Villas, donde se adaptan progresivamente a su entorno natural.

Anillamiento alimoches.
Anillamiento alimoches.

En 2025, un total de 11 ejemplares han sido liberados dentro de este programa de reforzamiento poblacional, que además constituye un ejemplo de colaboración público-privada al integrarse como medida compensatoria en proyectos de energías renovables.

El Plan de Recuperación y Conservación de Aves Necrófagas no se limita al anillamiento y la liberación de ejemplares, sino que también incluye censos anuales, vigilancia de los territorios de cría, aportación de alimentación suplementaria en zonas estratégicas y coordinación con otros programas de protección, como la Estrategia Andaluza contra el uso de cebos envenenados o los protocolos de control de mortalidad en instalaciones eléctricas y eólicas.

“Trabajamos en todos los frentes para garantizar la supervivencia del alimoche en Andalucía. Es una responsabilidad con nuestra biodiversidad y con las generaciones futuras”, ha recalcado Martín.

Gracias a estas acciones, la regresión de la especie, que alcanzó en 2017 su mínimo histórico con apenas 23 territorios ocupados, ha logrado frenarse. Aunque la situación continúa siendo frágil, la estabilización y el leve repunte actual ofrecen motivos para el optimismo.

La Junta ha insistido en que Andalucía sigue siendo “un refugio esencial” para esta rapaz en la península ibérica y ha subrayado que, con el esfuerzo conjunto de administraciones, centros de recuperación, investigadores y técnicos de campo, el alimoche tiene “una oportunidad real de seguir formando parte del paisaje andaluz”.

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