Las mujeres mayores, las víctimas más invisibles de la violencia de género

25 de Noviembre

Las víctimas tienen normalizado la relación de maltrato. El 8,1% de las mujeres encuestadas fue empujada o tirada del pelo en el estudio sobre el análisis de situaciones de violencia en las mujeres mayores de Úbeda

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Las mujeres mayores, las víctimas más invisibles de la violencia de género

Todo el mundo recuerda a Ana Orantes, aquella mujer valiente que abrió un camino para todas las víctimas de violencia de género contando su historia en televisión. Años de maltrato en silencio hasta que a sus 60 años abrió la boca para denunciar lo que estaba sufriendo. En algo más de treinta minutos contó las agresiones físicas y psicológicas que habían padecido ella y sus ocho hijos. 13 días después su exmarido, José Parejo, la mató.

Ana Orantes hay muchas, mujeres mayores que durante años han sufrido y sufren violencia machista, pero que sin embargo nunca se atreven a denunciarlo públicamente. Son las más invisibles porque son las que menos denuncian, porque durante toda su vida lo han normalizado.

"Existe una normalización del maltrato dentro del matrimonio, es decir, es algo normal que se mantiene desde el inicio del matrimonio, donde las mujeres no suelen denunciar. Primero, porque no quieren que les pase nada malo a sus maridos. La mentalidad de las mujeres mayores es uno de las principales elementos que no favorecen que lleguen a denunciar", explica María Dolores Muñoz, doctora en Ciencias Sociales y Jurídicas e investigadora de Gedex de la UJA.

Rol de cuidadoras

Con una vida entregada a su familia y a sus maridos, muchas mujeres tienen asumido desde pequeñas el rol de cuidadoras. Creen que se han casado para aguantar los buenos y los malos momentos, a pesar de lo que ello implique, por lo que, según la experta, les impide alejarse de alguna manera de sus maltratadores.

El grupo de investigación Gedex de la UJA realizó un estudio sobre la 'Detección y análisis de situaciones de violencia en las mujeres mayores de Úbeda y sus pedanías, cuyas conclusiones mostraron como la edad de las mujeres es un factor clave que provoca que no haya denuncias por maltrato, siendo este normalizado y donde cada vez más la comunidad se convierte en un apoyo fundamental.

Para llevarlo a cabo, las investigadores hablaron con 211 mujeres mayores de 65 años, la mayoría pertenecientes a asociaciones. Los tipos de violencia que más se manifiestan son la violencia psicológica y la física.

"Cuando se les preguntaba si contaban lo que les ocurría, en muchas ocasiones la respuesta oscilaba en relación a que no quieren preocupar a nadie, o que es una cosa que es normal que les pase. Es algo totalmente normalizado, invisibilizado. Además les invade el sentimiento de culpabilización", cuenta Muñoz.

¿Quién denuncia?

Ante una normalización de la violencia, muchas veces son los propios hijos los que toman conciencia de la situación y dan el paso. "Estamos viendo también mujeres dependientes, mujeres que acceden mucho al médico, o que van mucho a los servicios sociales, y que se convierten en la vía que van a dar la voz de que se esa mujer puede estar sufriendo violencia machista", explica María del Mar Shaw, presidenta de la Asociación de Mujeres Juristas. Los consecuencias de la violencia psicológica y física se vuelve crónica con dolores de cabeza, de huesos o insomnio.

Los resultados del estudio en Úbeda y sus pedanías arrojaron que el 17,1% de las mujeres encuestadas sufrieron robos y un 8,1% fue empujada o tirada del pelo; un 22,3% de las mujeres participantes sentía que no han respetado sus decisiones y un 20,9% manifestó que le han tratado con indiferencia o le han ignorado; un 6,6% de las mujeres participantes manifestó que otras personas han manejado/manejan su dinero sin su consentimiento.

Relaciones sin deseo

El 10,9% de las mujeres se le ha exigido mantener relaciones sexuales más allá de su deseo; las mujeres que actualmente se encuentran "en pareja" son las que presentan un mayor índice de violencia psicológica, seguidas de mujeres separadas (87,5%) y divorciadas (40%); las mujeres separadas son las que han sufrido más violencia económica (50%); existen pedanías donde se refleja una mayor tasa de violencia física (44,8%) sobre el resto.

Asimismo, en función del grado de dependencia, los resultados parecen indicar que las situaciones de violencia física se dan con una mayor prevalencia en aquellas mujeres que han solicitado el grado y permanecen a la espera (30,8%), así como en aquellas que no lo han solicitado (28%).

Dependencia económica, una traba

La falta de independencia económica de estas mujeres que se han dedicado a cuidar de la familia y el hogar sin ninguna remuneración, es un factor importante que las ancla a sus maridos. "Depende económicamente de los maltratadores. Entonces se crea un círculo terrible porque además las pensiones compensatoria, son limitadas en el tiempo, son bajas", explica Shaw.

La presidenta de la asociación señala que es importante un desarrollo normativo "mejor", una mayor profundidad. "El ámbito de la información está muy desarrollado, pero, por ejemplo, la prevención creo que no está lo suficiente. El identificar a todas las víctimas tampoco se está haciendo. Y muy importante el desarrollo económico, hay que dedicar muchos más recursos para que las mujeres puedan tener un acceso más inmediato a un trabajo o a una prestación en el caso de las mujeres mayores. Eso es lo que yo creo que ahora mismo sería fundamental", concluye.

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