Nuevo paso para recuperar el segundo castillo de Jaén: "Hace falta un acceso rodado"

El Ayuntamiento ha dado luz verde para deslindar el camino de la Cañada del Castillo, junto al arroyo de la Hoya del Caño

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Castillo de Otíñar.
Castillo de Otíñar. / Castillos y fortalezas de Jaén

La ciudad de Jaén está un paso más cerca de recuperar su segundo castillo. Al menos de tener un acceso más sencillo al mismo, que si bien está alejado del casco urbano sí que se encuentra dentro del término municipal de la capital. El Ayuntamiento de Jaén ha aprobado el deslinde parcial del camino de la Cañada del Castillo, entre el arroyo de la Hoya del Caño y la fortaleza y población de Otíñar.

Así lo indicó la concejala de Presidencia, María Espejo, quien especificó que "desde febrero de 2016, el Ayuntamiento acreditó la titularidad de la fortaleza y antigua villa de Otíñar y del camino de la Cañada del Castillo y se ejercieron las acciones administrativas y judiciales para obtener la plena efectividad del derecho". Añadió que, desde entonces, el trazado de este camino es "impreciso" e, "incluso, ha desaparecido en algunos tramos, lo que imposibilita contar con un acceso rodado a la fortaleza".

Castillo de Otíñar.
Castillo de Otíñar. / Castillos y fortalezas de Jaén

"Una vez que el Ayuntamiento tiene la titularidad de esta fortaleza, ha de asumir, porque así lo dice la Ley de Patrimonio de las Administraciones Públicas, la protección y defensa de su patrimonio. Y eso es precisamente lo que va a hacer el Ayuntamiento y, para poder hacerlo, necesitamos contar con un acceso rodado a esta fortaleza de Otíñar", afirmó. La edil de Presidencia apuntó que, "tal y como establece la normativa, una vez aprobado es deslinde parcial de este camino, el Ayuntamiento procederá a su inscripción registral".

En este sentido, aseguró que se trata de una actuación "necesaria", ya que hace falta un acceso rodado a la fortaleza y población de Otíñar para llevar a cabo los trabajos de restauración y puesta en valor de este bien. "Desde el Ayuntamiento hacemos una apuesta por la conservación de nuestro patrimonio y su divulgación histórica y uno de nuestros vestigios más importantes de nuestro pasado es la fortaleza y el poblado de Otíñar", concluyó Espejo.

Sobre el Castillo de Otíñar

A apenas 13 kilómetros de la capital jiennense, oculto entre tajos y barrancos en el entorno natural del Quiebrajano, se alzan hoy en ruinas los restos del Castillo de Otíñar, una fortaleza cargada de historia que fue pieza clave en la defensa fronteriza durante la Edad Media. Declarado Bien de Interés Cultural, el enclave sigue despertando el interés de investigadores, senderistas y amantes del patrimonio por su emplazamiento privilegiado y por las huellas de un pasado marcado por la Reconquista.

Castillo de Otíñar
Castillo de Otíñar / Castillos y fortalezas de Jaén

El nombre de Otíñar tiene raíz árabe y significa “alumbrar”. El castillo se construyó en el extremo sur de la meseta de La Corona, en una zona de difícil acceso y fácil defensa. Inicialmente, el lugar acogía un núcleo rural fortificado con defensas de tierra y madera, levantado para proteger a la población de Otiñar Viejo. La fértil vega del Valdearazo y la abundante caza de la zona favorecieron el asentamiento humano.

En 1228, durante su ofensiva contra Jaén, Fernando III devastó estas tierras y el enclave, entonces todavía una aldea fortificada, fue arrasado. Décadas más tarde, tras el Pacto de Jaén de 1246, Otíñar cobró nueva importancia al situarse muy cerca de la línea fronteriza con el reino nazarí de Granada. Desde sus murallas se vigilaban los caminos que unían Jaén con la Vega granadina y que atravesaban los portillos del sistema Subbético.

Un centinela de la frontera

El castillo se convirtió en un auténtico centinela del camino de Granada. Durante los siglos XIII y XIV se le dotó de alcaldía, alrededor de la fortaleza creció un pequeño núcleo de población con parroquia propia, y su guarnición mantenía contacto visual mediante ahumadas con otras atalayas como la de Torrebermeja.

Castillo de Otíñar.
Castillo de Otíñar. / Castillos y fortalezas de Jaén

Documentos de 1464 revelan que el alcaide de Otíñar percibía una dotación anual de 8.000 maravedís y estaba obligado a mantener tres hombres en la guarnición: dos de guardia permanente y un tercero encargado de desplazarse a la ciudad y de proveer carne mediante caza.

Con la conquista de Granada en 1492, Otíñar perdió su función estratégica. La vía que controlaba cayó en desuso al abrirse una nueva ruta por el Guadalbullón, y la población fue progresivamente abandonada. En 1505 aún se describía como “villa cercada de buen muro de cal y canto, con una fortaleza”, pero los intentos de repoblarla fracasaron. Administrativamente, la alcaldía se integró en el Castillo de Santa Catalina de Jaén y su parroquia en la del Salvador.

Arquitectura y estado actual

El Castillo de Otíñar presenta una planta alargada y se divide en dos espacios diferenciados: el recinto principal y el alcazarejo. El primero, de mampostería, bordea el escarpe natural y refuerza los puntos más vulnerables con torreones. El alcazarejo, construido probablemente en el siglo XIV, está edificado en sillería sobre un promontorio rocoso y conserva restos de un habitáculo y de la imponente torre del homenaje, cuya entrada elevada debió accederse mediante una escalera de madera.

El conjunto conserva además vestigios de aljibes de calicanto, muros interiores y un “vítor” grabado en la roca con iniciales y números enigmáticos. Pese a su estado ruinoso, las ruinas ofrecen una imagen evocadora, rodeadas por el barranco de los Neveros al norte, el valle de encinas al oeste y el río Quiebrajano al este.

Un patrimonio olvidado

Hoy, el castillo y los restos de la población medieval que lo rodeaban permanecen en estado de abandono, aunque su interés histórico, arqueológico y paisajístico lo sitúan como uno de los enclaves más valiosos del cinturón fortificado que rodea Jaén. Su inclusión como Bien de Interés Cultural garantiza cierto grado de protección, pero la falta de intervenciones de consolidación o puesta en valor hace que continúe siendo un lugar poco conocido para la mayoría de los jiennenses.

Acceder a Otíñar exige adentrarse en la carretera que conecta Puente de la Sierra con el pantano de Quiebrajano, desviarse por el Barranco de los Neveros y remontar a pie un sendero de unos 300 metros. Al final, el visitante se encuentra con una imagen poderosa: las ruinas de un castillo que fue testigo del choque entre reinos, centinela de caminos y refugio de una pequeña comunidad, y que hoy espera recuperar un espacio en la memoria colectiva de Jaén.

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