Los patios ocultos en el entorno de la Catedral de Jaén: “Podríamos haber tenido una pequeña Córdoba”

La Catedral de Jaén es la joya más brillante, pero no por ello la única, de la corona del turismo jiennense que supone el casco histórico de la capital. Mientras se sigue trabajando para que en el futuro pueda obtener su merecida catalogación como Patrimonio Histórico de la Humanidad por la UNESCO, sus alrededores se van adecentando y se están recuperando no pocos edificios de la parte más antigua de la ciudad. Antiguos palacios y conventos que atraen los proyectos de aquellos que quieren levantar pequeños hoteles y casas en su día señoriales convertidas ahora en pisos turísticos de los que siempre ha adolecido Jaén.

En muchos de estos alojamientos van a poder disfrutar de las piezas de un tesoro que suele permanecer oculto para el viandante, pues la mayoría residen en manos privadas, pero que no por ello tiene menos valor. Hablamos de los patios de los numerosos edificios históricos que custodias por sus cuatro costados a la Catedral de la Asunción, y quien está haciendo el esfuerzo de reunir el máximo posible de información sobre ellos es el doctor interuniversitario en Patrimonio José Antonio Mesa Beltrán.

“El proyecto nace de haber estado consultando libros como el del Deán Mazas, que ya indicó que en muchas de las casas del entorno de la Catedral había columnas en sus patios, o en el Rafael López Pérez, donde se mencionan patios ya desaparecidos. También hay escritos que hablan de patios desaparecidos en las fincas de alrededor de la capital que sufrieron un verdadero expolio en los años 60. De hecho, en el Plan General de Ordenación Urbana Actual hay alguna referencia pero no hay estudios sobre, por ejemplo, sus columnas”, desglosa este doctor jiennense en palabras a Jaén Hoy.

Lleva meses con su labor de indagación y recopilando información que muchas veces consigue hablando con los vecinos, en sus mismas puertas, mientras pasea por el casco histórico de la ciudad. “Tenemos patios renacentistas y barrocos y columnas de una inmensa tipología. La idea es hacer un libro que recoja el máximo posible de información, pero también dar respuesta a una necesidad como es la de incrementar el plan turístico del entorno de la Catedral. Dicen que no hay nada entre la SEO y los Baños Árabes pero eso no es así, y los patios son una prueba de ello”, corrobora este defensor del patrimonio jiennense.

Explica que en los últimos siglos se ha perdido gran parte del patrimonio del primer círculo, de los que eran los edificios más cercanos a la Catedral de la Asunción, “pero hay un segundo círculo en el que hay al menos una veintena de patios”, y eso que todavía no ha cerrado la cuenta pues sigue recibiendo información. Detalla que algunos se conservan prácticamente originales aunque estos son la minoría, pues la mayoría han sido remozados. “Sólo en la calle Cerón hay cuatro”, aclara.

Ideas para abrirlos al público

Entre algunos de los que está estudiando se encuentran el del restaurante de La Espadaña, el del antiguo Hostal de La Española (al que no ha podido acceder), el de la Casa de los Priores, el Palacio de los Cobaleda Nicuesa… Muchos de ellos todavía conservan las columnas originales, zapatas y ménsulas decoradas con todo tipo de motivos, auténticas joyas arquitectónicas que permanecen escondidas, para lo que José Antonio Mesa tiene una solución.

“Asociaciones a las que pertenezco, como Iuventa o Civitas Lucis, deben llegar a acuerdos con los propietarios para mostrar estos patios al público. Nos podríamos encargar los propios voluntarios de las asociaciones de las visitas y de velar por que todo vaya correctamente. Podríamos tener una pequeña Córdoba alrededor de la Catedral”, alega este jiennense.

Entre los patios mencionados y otros que se identificarán en su libro hay algunos que datan hasta de mediados del siglo XVI. “No se ha hecho investigación de campo, es un elemento privado también pero uno de los elementos más nobles de las casas históricas. Debería haber un equipo de investigación sobre este tema”, agrega evidenciando que sus esfuerzos, al ser una única persona, tienen un límite.