Los tres pilares de Pilar Palazón
La tribuna
El autor profundiza en una figura clave en la historia reciente de Jaén. Utiliza tres pilares para analizar una semblanza única: los viajes, "sus nuevas misiones" y su carácter reivindicativo
Escribe Paolo Xella, el gran orientalista italiano, que los héroes cananeos, originarios de los fenicios, recogían en el mito de Baal, no solamente el tema de los dioses agrarios que morían en verano y resucitaban cuando la naturaleza florecía, sino también el discurso de aquellas divinidades vinculadas al sol, que nacen y mueren cada día, y que después del ocaso, en forma de sol nocturno, descienden al inframundo para encontrarse con los Rapiuma, los antepasados del linaje; Este culto, es uno de los rasgos más característicos del ámbito sirio-palestino, en el que, los muertos, ante una penosa existencia como espíritus maléficos y rencorosos, sino todos algunos de ellos, se reintegraban en el pensamiento de los vivos, en un sistema positivo de valores. Esta lectura ha permitido hacer de estos semidioses, líderes de los antepasados y paralelamente héroes epónimos de la ciudad, donde recibían culto. En Jaén el hallazgo de un pequeño cubo en piedra en la Puerta del Sol del oppidum de Puente Tablas, ha mostrado el momento en que el héroe-sol, en este caso Nokaki, aunque su nombre bien pudiera ser Okan, resucitaba en la Serrezuela de Pegalajar coincidiendo con el solsticio de invierno, para después acercarse a la ciudad, en el equinoccio de primavera, donde le esperaba amorosamente la diosa. En suma, se trata del mito del héroe fundador de la ciudad ibera de Puente Tablas, (Okangi?) y del linaje que la gobernaba, que jugaba el mismo papel que Baal lo hacía en Ugarit, Adonis en Biblos o Eneas en Roma.
Pilar no conoció la historia de Nokaki-Okan, que asocia Jaén también a estos fundadores urbanos, murió antes del desciframiento de las imágenes de la piedra, sin embargo, su legado tiene mucho que ver con el discurso del mito, porque con ella hay una cierta refundación, fundamentalmente cultural, de la identidad de la ciudad de Jaén, que en ocasiones se deja envolver en un sueño melancólico, que de modo inexorable le conduce a la inacción. No es mi intención hacer aquí, un discurso necrológico de Pilar Palazón, proponiendo que, con adecuadas liturgias, como una buena antepasada urbana, proteja y despierte a las gentes de Jaén. La forma de protección que representa Pilar no se obtiene con rezos u ofrendas, sino con la conservación viva de su memoria en el pensamiento colectivo de la ciudad a través de la reflexión colectiva y abierta.
Este análisis lo propongo sobre tres pilares conceptuales que en su vida la hicieron la Pilar Palazón que conocimos y que conformaron su activismo social y cultural.
El primer pilar son los viajes, muy pensados al modo de la Institución Libre de Enseñanza es decir valorados entre la experiencia y el dialogo intercultural, como aprendizaje directo y en ultima instancia como esfuerzo. El modelo recuerda los viajes que Pilar me contaba delante de un café, y que Giner y Cossio, le propusieron a M. Navarro para un viaje a Sevilla: tendría que visitar como unos 40 monumentos, cuya lista y descripción de cuadros y esculturas me hicieron entre los dos; había de ver las procesiones en no sé cuántos sitios, por el día y por la noche, había de oír cantar las saetas en los lugares más señalados; tendría que pasar a determinadas horas por los barrios de Triana y Santa Cruz; dar una ojeada a Venta Eritraña; contemplar Sevilla y el río desde la Giralda por las mañanas y al atardecer; pasear por los jardines; ver los preparativos que se empezarían a hacer para la feria; y; por Dios y todos los Santos, que no dejara de ir a las ruinas de Itálica, a unos 12 o 13 kilómetros de la ciudad… (M. Navarro en Vida y Obra de D. Francisco Giner de los Rios, Orion 1945. Mexico p. 22-23)
De este modo como dice Morales Moya, los viajes eran el más eficaz complemento de la enseñanza de la historia, de la geografía, de las ciencias de la naturaleza y de la formación social y cívica. Si los viajes marcaron, hasta el final de su vida, una de sus preferencias conceptuales, baste recordar el último viaje de Pilar, a Japón en 2019, mezclado con esta base se levanta el segundo pilar de Pilar, que tuve la ocasión de comprobar directamente con el trabajo conjunto que hicimos en las Jornadas Iberas con la “Asociacion Amigos de los iberos”. En ella se cruzaba a través del viaje y la enseñanza de la cultura ibera, la población urbana con la rural, otro de los fundamentos de la ILE.
Escribe Cossío que las Misiones Pedagógicas nacieron “del abismo que, en la vida espiritual, más aun, que, en la económica, existe en nuestro país entre la ciudad y la aldea. Ciudadanos son todos los españoles de la misma nación y con idéntico derecho, pero mientras que a unos el denso ambiente de la cultura les regala a cada paso estímulos espirituales para el saber y para el goce, a los otros el aislamiento les sume en la más honda miseria de todas sus potencias” (M.B. Cossio. “Patronato de Misiones Pedagógicas. 1931-1933» Madrid 1934. p. IX). Este principio, que ya es reivindicativo en lo social, viene a destacar la lucha contra el aislamiento, cuestión que en los inicios del s. XXI, cuando se hicieron las Jornada Iberas, no respondía a las mismas consideraciones de desigualdad que marcaban las actuaciones de los años de la Republica expuestas por Cossio, sin embargo en una provincia como Jaén en la periferia de la periferia, algo quedaba de aquella relación desigual urbano rural; las “nuevas misiones” a través del cruce de excursiones, unas hacía los lugares donde se encontraban los inmuebles iberos, otras desde los pueblos a los museos donde se depositaban y exponían los objetos muebles, con unidades didácticas para los niños, que les acercaban a la historia de su tierra y con charlas de expertos en los pueblos, sobre la importancia de los restos hallados, terminaron por fomentar una común conciencia colectiva y definir un territorio cohesionado, muy necesaria en la historia de una provincia tan desarticulada como Jaén.
El ultimo pilar es el más particular y propio de Pilar Palazón. Desde él, se levanta su capacidad reivindicativa. social y cultural, y se apoya, además, en dos cuestiones que ella sabía añadir, su activismo político y su condición de mujer. Es el proceso que desde 1997 llevo primero a la propuesta de reivindicar la vieja cárcel para Museo Ibero, cuando volvía de Paris de ver la exposición “Los Iberos Príncipes de Occidente” y después a las continuas acciones llevadas a cabo hasta la apertura como la institución en diciembre de 2017 con una exposición temporal.
Aunque lamentablemente aún no se ha abierto la exposición permanente que deberá cerrar la reivindicación de Pilar, el Museo Ibero es la mejor prueba de como una mujer culta, concienciada en la práctica de la reivindicación y apoyada siempre en el movimiento ciudadano, puede representar el papel de la nueva heroína urbana del siglo XXI y desde su activismo hacer ciudad.
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