Anuncian un proyecto para rehabilitar el Raudal de la Magdalena de Jaén capital

Aqualia patrocinará la intervención, que podría rondar los 300.000 euros, para recuperar este espacio histórico de la ciudad

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Intervención realizada en el año 2009 en el Raudal de la Magdalena. / Rubens Arquitectos

Se encuentra en pleno corazón de la ciudad y una zona protagonista de la leyenda más conocida de esta tierra. El Raudal de la Magdalena es un testigo abandonado de la historia de la capital, un patrimonio vinculado a las canalizaciones que del agua hicieron civilizaciones como la romana o la islámica. Hoy en día se ha convertido en un espacio lleno de basura y sin el brillo que por derecho le corresponde.

Pero esto está muy cerca de cambiar y es que, en el marco del acuerdo que han alcanzado Aqualia y el Ayuntamiento de Jaén para poner fin a los litigios entre ambos, la empresa se ha comprometido a patrocinar una intervención para devolver todo su esplendor al Raudal de la Magdalena. Se trata de una actuación con la que se pretende adecentar este espacio y hacerlo más accesible al turismo que visita el casco histórico de Jaén.

Para ello se intervendrá en los desagües, para evitar las inundaciones que se han venido repitiendo en los últimos años. También se instalarán paneles informativos, se le dotará de una nueva iluminación y se instalará una verja nueva

Cabe recordar que, en 2009 con Carmen Peñalver en la Alcaldía, el Ayuntamiento de Jaén ya llevó a cabo una intervención para poner en valor esta infraestructura, invirtiendo 418.754 euros en la restauración y musealización de sus restos arqueológicos y estructuras hidráulicas. Aunque el espacio tuvo que cerrarse poco después por problemas de inundaciones y no está actualmente accesible al público.

Un lugar lleno de historia

Mucho antes de que la ciudad creciera ladera arriba y se extendiera más allá de sus murallas, el agua marcó el origen y el desarrollo urbano de Jaén. Y en ese origen hay un nombre propio: el Raudal de la Magdalena, un manantial histórico situado en el actual barrio del mismo nombre que durante siglos fue el principal suministro de agua de la ciudad y uno de los elementos clave de su configuración urbana.

Las investigaciones arqueológicas sitúan el aprovechamiento del Raudal de la Magdalena ya en época romana, cuando la antigua Aurgi utilizó este manantial para abastecer a la población. Su caudal constante convirtió el lugar en un enclave estratégico, favoreciendo la fijación de población y el desarrollo de infraestructuras hidráulicas tempranas.

Fue, sin embargo, durante la etapa andalusí cuando el raudal alcanzó su máximo esplendor. El agua se canalizaba a través de galerías subterráneas, algunas de ellas de más de un metro de altura, que distribuían el caudal hacia viviendas, aljibes, baños públicos, huertas y talleres artesanales. El sistema hidráulico del raudal se convirtió así en el eje vertebrador del Jaén islámico, condicionando la trama urbana del casco histórico.

Durante la Edad Media y buena parte de la Edad Moderna, el Raudal de la Magdalena no fue solo una fuente de agua potable. Su caudal alimentó molinos, tenerías, tintes y huertas, siendo una pieza fundamental para la economía local. La vida cotidiana del barrio giraba en torno a este recurso, del que dependían tanto la subsistencia como la actividad productiva.

El control y mantenimiento del raudal fue durante siglos una cuestión estratégica para las autoridades locales, conscientes de que su correcto funcionamiento garantizaba la supervivencia de la ciudad en un entorno de escasez hídrica.

A partir del siglo XIX, con la llegada de nuevos sistemas de abastecimiento y la expansión urbana, el Raudal de la Magdalena fue perdiendo protagonismo. Las canalizaciones se abandonaron progresivamente y el manantial dejó de utilizarse como fuente principal, quedando oculto bajo el entramado urbano. El crecimiento de la ciudad y la falta de mantenimiento provocaron que el raudal acabara desapareciendo de la superficie, aunque sus galerías y restos hidráulicos siguieron existiendo bajo el subsuelo del barrio.

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