El pueblo de Jaén donde se veneran unas reliquias y vales "tu peso en trigo"
PROVINCIA
La Fiestasantos concentra la actividad de los vecinos de Arjona cada mes de agosto con un amplio repertorio de actividades en torno a sus venerados mártires y unas costumbres de lo más particulares
Martos inaugura su feria por todo lo alto con fuegos artificiales, un pasacalles y el encendido del alumbrado, en imágenes
Cuenta la tradición que allá por el siglo IV, dos jóvenes de la antigua Iliturgi padecieron su martirio durante las persecuciones a los cristianos llevadas a cabo por el Imperio Romano. No sería hasta trece siglos después cuando sus reliquias verían la luz de manera prodigiosa para fortuna de Arjona. Desde entonces no ha cesado su protección sobre esta localidad donde toman el protagonismo cada año al calor de agosto.
La Fiestasantos, como los urgabonenses denominan a este periodo, reúne todo un compendio de actos y cultos en torno a San Bonoso y San Maximiano. "El día principal es el 21 de agosto, cuando se celebra su festividad", apunta Antonio José García, precisamente el vocal de manifestaciones públicas en la junta de la hermandad. De manera previa, cuenta, las reliquias de los mártires son trasladadas desde su santuario hasta la iglesia de Santa María, donde presiden junto a las imágenes de los mismos la solemne novena.
Es en la jornada del 21 de agosto cuando los vecinos de Arjona y gran parte de la comarca viven el momento culmen de la celebración, con la procesión de los mártires y sus reliquias por el casco urbano de la localidad. Sin embargo, si algo llama la atención a quien acude a estas fiestas por primera vez es el particular boato que las rodea. Desde vestimentas típicas a ritos que han sido heredados de generación en generación forman parte de esta cita clave del verano jiennense.
Tradiciones singulares
"Dentro de la provincia había costumbre de ofrecer como donativo tu peso en trigo, incluso todavía hay algunas reminiscencias en determinados puntos", explica García. Lo hace, además, al tiempo que una comitiva vestida de manera particular recorre las calles del pueblo. "Son la mayordomía, un cargo honorífico que encabeza una persona distinta cada año". Es este mayordomo de las fiestas quien ostenta un auténtico traje de gala militar -un frac- que repite el resto de su "escuadrón" acompañante.
Su recorrido cumple una función primordial que se recrea en la propia tradición. "Lo que empezó como una mera recaudación se ha acabado transformando en un símbolo de protección de los santos", expone este arjonero. Este grupo de personajes singulares porta en su cortejo dos banderas que se vuelcan sobre los vecinos al compás de la música. Además, "la gente se pesa con una romana y ofrece su peso como donativo".
Lo cierto es que esta acción, tan asumida por los vecinos, resulta de lo más sorprendente para el foráneo. "Se da un donativo en función al precio del kilo de trigo", matiza, "pues si está a 30 céntimos, se multiplica". Es en esta picaresca donde se recrea la esencia más pura de la Fiestasantos, que recoge el testigo de sus antepasados con banda sonora incluída. "Mientras se pesan y echan las banderas se cantan canciones populares". Estas, denominadas 'rutinas', narran anécdotas propias de la vida de Arjona para amenizar el desfile.
Por si esto fuera poco, la jerga en torno a la Fiestasantos es mucho mayor: la campanica del Turrón es, por ejemplo, el pistoletazo de salida para este ciclo festivo que culmina con el regreso de las reliquias a su santuario. Así, los cinco sentidos se diluyen con el tiempo y la tradición en una Arjona que es cada día más consciente del respeto a mostrar por la herencia que un día les legaron sus predecesores.
También te puede interesar