El entramado de minas de agua de la época romana que se esconde bajo las casas de Torreperogil

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El Ayuntamiento pretende hacer visitable estas galerías que datan del año I d.C y que han servido también como refugio en la Guerra Civil

El mundo subterráneo de minas de agua romanas que se esconce en Torreperogil, en imágenes

Investigación de la Asociación Andaluza de Espeleología en las minas de agua en Torreperogil.

La caída de una losa, tras hundirse la rueda de un camión, en una de las calles de Torreperogil en 2009 dio luz a un trazado de galerías de la época romana que se dibujan bajo las casas del pueblo de poco más de 7.000 habitantes. Ante la gran curiosidad que suscitó entre los vecinos y en el Ayuntamiento, el alcalde decidió llamar a unos grandes expertos en zonas inexploradas bajo tierra o en cavidades, el Grupo de Espeleología de Villacarrillo. Ellos fueron los primeros en adentrarse y descubrir lo que se conocen como minas de agua. Tras un parón de años, otra vez con este mundo oculto, en 2021, el Consistorio definitivamente decidió investigar al completo este lugar y contó para ello con la Asociación Andaluza de Espeleología Subterránea (AAES), que consiguió confirmar que la construcción de estas minas se remonta a los tiempos romanos. El fin es hacer, al menos una de ellas, visitable y resultaría la primera mina de agua de Andalucía, incluso de España, en ser visible al público, según Javi Gutiérrez, miembro de la AAES.

El teniente alcalde de Torreperogil y arqueólogo, Paco Torres, adelanta a este medio que una de ellas, la de Santa María, se podrá visitar a finales de este 2024. Las minas ahora mismo se encuentran en fase de redacción de dos proyectos: habilitar un acceso a la de Santa María y la redacción de un proyecto para habilitar un edificio próximo que sirva como recepción de los visitantes para equiparlos con cascos, botas y luz y como centro de interpretación con imágenes, vídeos e información histórica.

Los primeros en descubrir este tesoro histórico fueron los vecinos del pueblo próximo a Torreperogil, Villacarrillo. La baldosa que tapaba el pozo había caído a una gran profundidad de un lugar desconocido y que destaparía el pasado romano de Torreperogil. Así, en cuanto los espeleólogos vecinos recibieron la llamada, movidos por su afán explorador, se situaron en la calle dónde estaba la apertura, ataron sus cuerdas a una verja de una casa asegurándolas también con un vehículo y comenzaron un descenso de aproximadamente 15 metros. El primero en bajar por aquella estrecha cavidad fue Toni Pérez, ingeniero técnico de minas y espeleólogo, que tras llegar a una considerable profundidad comprobó que era necesario el uso de neoprenos.

Primera exploración en la mina de agua de Torreperogil.
Primera exploración en la mina de agua de Torreperogil. / Grupo Espeleología de Villacarrillo.

Lo que vieron allí, ataviados con sus neoprenos, cuerdas, luces en la oscuridad y el silencio bajo las calles de Torreperogil, fue mucho más de lo que podían imaginar. “Algunas galerías eran espectaculares de grandes, eran inmensas, con una red de comunicaciones con el exterior, con pozos, incluso con zonas donde constaba que en su día había iluminación, las que utilizaron los que excavaron la mina. O sea, que había ese nacimiento, digamos, histórico-cultural muy importante y así lo hicimos llegar al alcalde en su día”, cuenta Toni para este periódico.

Incluso se atrevieron a aproximar la fecha de la que podrían datar esas minas de agua a la época romana, pero nadie se lo podía creer. El riesgo también fue otro factor que tuvieron que correr para investigar la red de galerías. ”Pasamos por un par de sitios con agua hasta el cuello más o menos y al final estás metiéndote en un sitio en el que puede haber otro riesgo de hundimiento, que se caiga alguna pared”, relata. Lamentablemente la investigación quedó paralizada, los más de 300 metros explorados y que intuían que podían ser muchos más quedó sumida de nuevo en la oscuridad durante 14 años.

Reanudación de la investigación

En 2022 el Ayuntamiento por fin dio el paso de realizar una profunda investigación, llegar hasta el final de los pasadizos que recorren las viviendas de los perogilenses y darle valor histórico si así resultaba. Para ello contaron la Asociación Andaluza de Espeleología Subterránea y con uno de sus miembros, José Millán Naranjo, como principal promotor de investigación, quien desafortunadamente falleció hace apenas un mes y medio. Conocía al dedillo este tipo de expediciones tras trabajos de 25 años de exploración.

Entonces, se pusieron manos a la obra y descubrieron que al menos hay cuatro minas de agua en el municipio: dos que se están estudiando (Las Navas y Santa María), dos localizadas que se encuentran por explorar e intuyen que bajo el término de Torreperogil debe de haber más. Los primeros resultados de la investigación confirmaron lo que en primer momento se dedujo, las minas de agua databan del siglo I d. C. debido a las técnicas constructivas romanas empleadas y que habían comprobado en otras similares o por las oquedades que hacían los romanos en las paredes para colocar lucernas de aceite y trabajar.

"Las minas de agua eran un fenómeno que hacían los romanos en una zona geográfica concreta idónea para captar agua y que ellos podían conocer. Los romanos hacían una especie de pozos, cavaban hacia abajo y hacían galerías de una punta hacia a otra, se enfrentaban. Ellos tenían idea de donde estaban los pequeños manantiales de agua, las minas iban encauzando este agua y al final conseguían tener un río de agua, era como un acueducto de agua bajo tierra", explica el miembro de la exploración, Javi Gutiérrez, quien describe que utilizaban el agua para todo, termas, cloacas, agua para fuentes e incluso algunas casas contaban con agua corriente.

Desde la época romana a refugio de la Guerra Civil

En la mina de agua de Santa María, aunque se trata de la más corta, queda reflejado el paso de la historia en su interior. Gutiérrez la describe como la más interesante: "Es una cosa un poco atípica porque además de una mina de agua, ha sido utilizada posteriormente como cantera de arcilla y nos dijo el Ayuntamiento, preguntando a los vecinos, que en la Guerra Civil sirvió como refugio antiaéreo. La de Santa María es muy interesante porque tiene obras dentro relativamente modernas, tiene refuerzo de ladrillos de hace aproximadamente 150 años", cuenta el espeleólogo.

Esta mina, de alrededor de 800 metros, cuenta con varios niveles, la mina de agua propiamente dicha conduce por debajo, pero en la parte superior tenía salidas a la calle, no se trata de la "típica" mina que cuenta sólo con una galería, tiene salas superiores y una estructura diferente. Se trata de las galerías que el Ayuntamiento quiere hacer visitable en primera instancia gracias a una mejor accesibilidad. "El compromiso con los equipos redactores es que a lo largo del mes de mayo nos entreguen los proyectos y ya pasaríamos a fecha de licitación para licitar las obras y adjudicarlas. Este mismo año el acceso estaría habilitado en el segundo trimestre construyendo unas escaleras", anuncia el teniente alcalde.

Una mina que atraviesa casi medio pueblo

La otra mina explorada, la de Las Navas, que recibe su nombre por la calle de acceso, tiene casi 2 kilómetros de recorrido y se calcula que su longitud debe ser mayor, aunque las obras más recientes han taponado los accesos. Atraviesa casi medio pueblo según expone Gutiérrez. Su patrimonio estaba virgen cuando los espeleólogos pusieron un pie en el suelo. "El agua había formado una costra como si fuera nieve de caliza flotante, la capa se había formado sobre el agua, y las primeras veces íbamos andando como si estuviéramos en la nieve y procurábamos pisar en la huella del de delante para no romperla. Fíjate si llevaba años sin pisarse", describe Gutiérrez. Además, habían surgido formaciones propias de cuevas como estalactitas y estalagmitas.

"Están muy bien conservadas porque en obras más actuales no se ha tirado escombro en los pozos. En la últimas exploraciones estaban prácticamente vírgenes", cuenta el espeleólogo. "Inexplicablemente los vecinos, de manera espontánea, conociendo que podría haber minas históricas en los pozos cercanos o en sus casas decidieron no arrojar escombros y por ese motivo se encuentran en tan buen estado", expresa con pasión Gutiérrez.

La ilusión de todos los vecinos vibra en Torreperogil y así lo han percibido el equipo que trabaja allí donde continúan los trabajos. Cada uno de ellos ofrece su casa por si pudiera colaborar en el descubrimiento de nuevas galerías o en la investigación, gracias a los pozos que se ubiquen en el interior de sus viviendas. El pueblo entero está volcado por dar luz a su pasado romano desde las oscuras profundidades de sus hogares dónde la vida discurre en forma agua. "Los vecinos están deseando acceder y poner en valor estas minas ya que también podría ser un revulsivo turístico para Torreperogil", cuenta Torres.

Homenaje a José Millán Naranjo 'Pepón'

Nadie conocía mejor las minas de agua de Torreperogil que José Millán Naranjo, sus particularidades, la historia que quedaba reflejada en su interior, los hallazgos que podían dar luz con el trascurso de la investigación. Una investigación que ha quedado paralizada momentáneamente debido a que desafortunadamente, un accidente el 10 de marzo, haciendo lo que más le gustaba le costó la vida.

'Pepón', como lo llaman los amigos, era miembro de la Asociación Andaluza de Espeleología Subterránea (AAES), un gran profesional y un espeleólogo apasionado que durante 25 años ha explorado lugares recónditos que para el resto de humanos resultan un mundo aparte, pero sobre todo era una gran persona. La AAES le rendió ayer 12 de mayo un sincero homenaje junto a su familia y amigos de su trayectoria profesional y personal con una comida y un vídeo recordando los tantos momentos especiales a su lado.

Homenaje al espeleólogo José Millán Naranjo.
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