El regreso del emblema de Linares: "De Santana Motors saldrán 3.000 vehículos en 2026, pero esa cifra se puede duplicar"
En esta primera fase se crearán en torno a unos 70 empleos, aunque esa cifra también se multiplicará en los años siguientes
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En una de las rotondas de entrada a Linares, un viejo Santana Land Rover preside el paisaje como un recordatorio de un tiempo en el que la ciudad era sinónimo de industria, ingeniería y orgullo automovilístico. Para muchos, ese vehículo simbolizaba una añoranza al pasado que dejó una mal recuerdo por lo que significaba la marca para la ciudad y el desempleo que originó cuando cerró en 2011 la histórica fábrica. Pero para Eduardo Blanco, argentino de nacimiento y apasionado de la competición, aquel icono no era solo una reliquia, sino una llamada. Una oportunidad de rescatar un nombre cargado de identidad y devolverlo a la vida. “Te juro que se me puso la piel de gallina”. “La sensación de entrar en Linares fue volver a casa”, recuerda el CEO de Santana Motors, a Jaén Hoy, cuando se topó en la rotonda con el viejo Land Rover.
Hoy, ese regreso es una realidad, el nombre de Santana vuelve bajo ‘Santana Motors’ que fabricará vehículos en Linares con un nuevo liderazgo, un modelo de gestión actualizado y una estrategia que combina la tradición off-road con la última tecnología. Y detrás de este renacimiento está Blanco, un hombre con una larga trayectoria en el mundo del motor que cuenta ilusionado que su vínculo con Santana comenzó mucho antes de asumir las riendas de la marca.
Eduardo Blanco, cuya carrera profesional se ha desarrollado durante décadas entre las carreras de rally y la innovación tecnológica en el sector del automóvil. Antes de llegar a España, ya en su adolescencia en Argentina, Santana era para él un referente. En el mundo del todoterreno, cuenta, aquel nombre representaba el “vehículo perfecto”.
“Cuando yo estaba todavía en Argentina, que era chavalín, tenía 16 años, empecé en el mundo del todoterreno y Santana era la visión, era el vehículo perfecto”, recuerda. Esa admiración se consolidó cuando se trasladó a España en 1999, atraído por las carreras de rally. A los pocos años, un piloto lo contrató para correr el Rally de Los Olivos, y ese viaje lo llevó por primera vez a Linares. Quiso visitar la fábrica de Santana, pero no pudo entrar. “Me quedé con las ganas”, cuenta. Aun así, recuerda con claridad aquella imagen, la explanada llena de vehículos listos para entregar, todos alineados frente a la planta, como un símbolo del esplendor de una época. Santana vendió a todo el mundo, América, Europa, Asia y África.
Conocía bien la historia de la marca. Desde 1961, cuando comenzaron a fabricar el primer Land Rover con licencia británica, hasta las etapas en las que se nacionalizaron piezas, se introdujeron mejoras y se desarrollaron modelos propios. Blanco siempre admiró cómo, en algunos periodos, los vehículos producidos en Linares llegaban a superar en calidad y materiales a los originales. “Hubo momentos en los que España fabricaba con mejores materiales y mejores calidades que los de origen”, afirma.
La conexión se dio a través del teniente alcalde Raúl Caro, miembro del equipo de Gobierno del Ayuntamiento de Linares de Auxi del Olmo, quien lo puso en contacto con Antonio Molina, entonces director del Grupo JPG. Molina había sido una figura clave en los años posteriores al cierre de la fábrica, al defender con tenacidad la continuidad de la marca, incluso cuando la empresa ya no fabricaba vehículos. Su insistencia permitió que Santana sobreviviera como marca y como servicio de recambios, aunque sin perspectivas de crecimiento. Blanco vio en esa resistencia una base sobre la que reconstruir. “Una marca que no fabrica vehículos y solo mantiene el servicio de recambios tiende a desaparecer”, señala. Sin embargo, el empeño de Molina había preservado un legado industrial que podía volver a crecer si encontraba el socio y la estrategia adecuados.
El regreso a Linares
El primer viaje de Eduardo Blanco a Linares tras aceptar el reto fue decisivo. No visitaba la ciudad desde 2006 o 2007. A su llegada, lo primero que encontró fue la rotonda con el Land Rover Santana. Dejó el coche a un lado de la carretera, se hizo fotos frente al monumento y luego se dirigió a la antigua fábrica. Esta vez sí pudo entrar. Lo acompañó Raúl Caro, quien lo presentó al ayuntamiento y a los trabajadores que aún seguían vinculados a los procesos de postventa y recambios. Muchos de ellos, antiguos santaneros, continúan hoy en el nuevo proyecto. Su conocimiento acumulado es, según Blanco, una de las grandes fortalezas de esta nueva etapa.
"En toda la parte de recambios hay gente que tiene mucha experiencia, que ha trabajado toda su vida con recambios, con diferentes piezas. Que tienen un catálogo de más de 20.000 piezas y las piezas que no están, que están descontinuadas, tienen capacidad para hacer ingeniería inversa. Para poder fabricar esas piezas, hacer los moldes y seguir proveyendo", detalla Blanco.
El apoyo institucional también ha sido determinante. Blanco destaca la colaboración del ayuntamiento de Linares, al que considera un socio comprometido más allá de los colores políticos. Esa cooperación ha facilitado la instalación de la nueva línea de montaje, la planificación de la segunda nave y la creación de empleo local.
El nuevo modelo Santana
Santana Motors ha decidido volver al mercado por la puerta del todoterreno. La compañía lanzará su primer vehículo en diciembre, una pickup que inaugura la nueva era de la marca. La elección no es casual. Blanco conoce bien ese segmento por su experiencia como usuario y competidor en terrenos difíciles. En América, África o Australia, explica, la pickup es un vehículo de uso cotidiano y versátil. En Europa, sin embargo, sigue siendo un mercado de nicho, se venden unas 170.000 unidades al año, 12.000 de ellas en España.
Para el nuevo CEO, esa escala representa una oportunidad. “No estamos entrando en el segmento fuerte del SUV o los vehículos de pasajeros, pero es un mercado que conozco muy bien y que nos permite crecer orgánicamente”, cuenta Blanco. La estrategia busca consolidar una marca sólida, centrada en la calidad del producto y en la excelencia del servicio postventa, un terreno en el que Santana históricamente ha tenido buena reputación.
El vehículo que simboliza el regreso de Santana se ensambla bajo un modelo SKD (Semi Knocked Down), llega en piezas desde Asia y se termina de montar en España. El esquema no es nuevo para la marca. Según Blanco, el modelo SKD permite acceder a tecnologías avanzadas sin asumir los costes completos del desarrollo industrial y, al mismo tiempo, facilita que la producción pueda ir nacionalizando con el tiempo.
La intención es que, en un plazo de entre tres y cinco años, una parte creciente de los componentes se fabriquen en España. Además, una porción significativa de la tecnología del vehículo, como la electrónica y los motores, es europea, lo que permitirá, a medio plazo, reducir la dependencia de proveedores externos.
El relanzamiento de Santana Motors se apoya en una estructura de socios que combina experiencia industrial, capacidad logística y visión comercial. Junto al propio equipo de Blanco, el proyecto cuenta con Grupo JPG y Coronet como aliados estratégicos. JPG, con larga trayectoria en ingeniería inversa y logística de recambios, también trabaja para el sector de defensa, lo que garantiza estándares de calidad altos. Su papel es clave en el suministro de componentes y en la gestión del catálogo histórico de piezas Santana. Por su parte, Coronet se ocupa del ensamblaje de los vehículos. Es una empresa con fábricas en distintos puntos del mundo y una experiencia contrastada en procesos de montaje.
El propio equipo de Eduardo Blanco asume las áreas de desarrollo comercial, marketing, expansión de la red de concesionarios y competición. Esa división del trabajo, explica, genera un equilibrio entre las partes, donde cada socio se dedica al ámbito que mejor domina. “Cada uno está donde tiene que estar y muy feliz, y creo que eso es fundamental para que una sociedad funcione a largo plazo”, afirma.
Santana 400 PHEV
La pick-up híbrida enchufable de Santana combina todoterreno con la "máxima eficiencia y tecnología" para trabajo y aventura, ofreciendo hasta 120 km de autonomía 100% eléctrica, más de 1.000 km de autonomía combinada, 3.200 kg de capacidad máxima de remolque, 429 cv y 800 Nm de potencia y par, y una aceleración de 0–100 km/h en 6,5 segundos.
SANTANA 400 D
La pick-up diésel de Santana combina capacidades todoterreno con "máxima fiabilidad, potencia y tecnología" para afrontar tanto el trabajo como la aventura, ofreciendo 190 CV y 500 Nm de par motor, una capacidad máxima de remolque de 3.200 kg, opciones de transmisión manual o automática y una autonomía total de 848 km.
La nueva línea de montaje instalada en Linares marca el punto de partida de esta etapa. "La primera parte de la primera línea nos permite una fabricación de hasta 5.000 vehículos en un turno de 8 horas, con una capacidad máxima de personal de unas 70-75 personas", cuenta Blanco, aunque si bien el primer año la previsión cauta es de unos 3.000 vehículos. "Creo que tranquilamente se puede duplicar. Para el segundo año estamos en 4.500 y ya para el tercer año esperamos unos 7.000 vehículos. Aunque creo que esas cifras tranquilamente se pueden doblar. De hecho, nuestros primeros vehículos están vendiéndose para flotas y concesionarios. Y la demanda que tenemos ahora mismo está siendo mucho mayor de la que podemos ofrecer en esta primera fase", explica el CEO de Santana Motors.
La demanda que tenemos ahora mismo está siendo mucho mayor de la que podemos ofrecer en esta primera fase
El objetivo de la compañía no es limitarse al mercado español. Desde su diseño, el proyecto se concibe para Europa como mercado doméstico. La estrategia comercial abarca ya Portugal, Italia, Andorra y Gibraltar, y contempla una segunda fase de expansión hacia Polonia, los países bálticos y el área Benelux. Fuera del continente, Santana también planea desembarcar en el norte de África y América del Sur, regiones donde la marca conserva prestigio y reconocimiento. Países como Uruguay y Costa Rica ya han mostrado interés, especialmente en el formato de flotas y servicios públicos.
“Queríamos tener ya todo hecho antes de salir a la luz”, afirma. “Toda la red de concesionarios, el modelo homologado, la fábrica lista para empezar a trabajar”, cuenta el empresario. La expectación generada por el regreso de Santana Motors ha superado las previsiones del equipo. Blanco afirma que la demanda actual es superior a la capacidad de producción de esta primera fase. En pocos meses, cuando la fábrica esté operativa al cien por cien, esperan alcanzar el máximo de su capacidad inicial.
“Va de un conjunto, un equipo de gente, una sociedad. Creo que todo Linares, ciudadanos, ex santaneros, ayuntamiento, periodistas está empujando en la misma dirección”
Pero más allá de los números, el director destaca un aspecto intangible que, según él, explica buena parte del éxito inicial, el sentido de comunidad que rodea al proyecto. “Ya no va de personas como inviduo”. “Va de un conjunto, un equipo de gente, una sociedad. Creo que todo Linares, ciudadanos, exsantaneros, ayuntamiento, periodistas está empujando en la misma dirección”.
Esa energía colectiva, asegura, se percibe en cada visita a la planta y en el trabajo diario. “Estamos todos trabajando muchísimo, pero nos da energía ver lo que estamos construyendo. Cuando el ser humano trabaja en sociedad es cuando realmente logra la felicidad. En Santana siento eso, que estamos aportando valor a la comunidad”.
Para una ciudad castigada por el cierre de minas y la pérdida de tejido industrial, la reactivación de Santana Motors representa mucho más que una inversión, es un motivo de orgullo y esperanza. El proyecto busca consolidar empleo, reactivar la cadena de proveedores locales y, sobre todo, devolver a Linares su condición de enclave industrial relevante.
Nuevos modelos y presencia internacional
El calendario de lanzamientos ya está definido. El 5 de diciembre se presentará oficialmente la pickup que marca el regreso de Santana. Siete u ocho meses después, llegará un segundo modelo, un vehículo carrozado de cinco metros basado en la misma plataforma. El tercer modelo, previsto para 2027, será un SUV de 4,5 metros con tracción integral, destinado a competir en un segmento más amplio y exigente del mercado europeo.
Cada paso responde a una estrategia de crecimiento orgánico. La intención es afianzar la red comercial, perfeccionar el servicio postventa y consolidar la imagen de marca antes de entrar en segmentos de mayor competencia. El precio de lanzamiento de la pickup se dará a conocer en las próximas semanas, pero la compañía insiste en que ofrecerá una relación calidad-prestaciones competitiva frente a las opciones del mercado.
Santana estará en el Dakar Rally
La competición está inscrita en la identidad de Santana y también en la de su actual director. Blanco, que ha participado en más de 270 rallies en todos los continentes, no concibe la nueva etapa de la marca sin presencia en las grandes citas del off-road. Desde el inicio del proyecto, Santana Motors ha trabajado en el desarrollo de un vehículo de carreras para el Dakar Rally. El trabajo se ha realizado en colaboración con el equipo Century, cuyo promotor, Julien Hardy, mantiene una relación cercana con Blanco. La cooperación se ha extendido a ingenieros de ambos equipos y se ha desarrollado bajo estricta confidencialidad.
“Comenzamos a trabajar hace más de un año y lo teníamos muy guardado en secreto porque queríamos que fuera una realidad”, explica. El coche de competición ya está listo, y la compañía está ultimando la elección del piloto y copiloto que representarán a Santana en el próximo Dakar. La participación en el rally más duro del mundo será una carta de presentación simbólica, un modo de demostrar que el espíritu aventurero y la fiabilidad mecánica que hicieron famosa a Santana siguen vigentes.
El renacimiento de Santana Motors se produce en un contexto de profunda transformación del sector de la automoción, marcado por la electrificación, la conectividad y los nuevos hábitos de movilidad. Blanco no ignora ese escenario, pero su apuesta parte de la coherencia con la historia de la marca. El proyecto no pretende competir con los grandes fabricantes de turismos, sino recuperar el territorio que siempre fue suyo, el vehículo robusto, fiable, diseñado para el trabajo duro y las condiciones extremas.
Al mismo tiempo, el modelo SKD y la colaboración con fabricantes asiáticos permiten incorporar tecnologías avanzadas sin perder la identidad europea. Blanco explica que se trata de un equilibrio global: “Santana tuvo acuerdos con Inglaterra hace 60 años, con Japón hace 40, con Italia después. Ahora hablamos con China porque ellos han hecho bien los deberes. Tienen tecnología, calidad y buenos vehículos”. Linares, en su opinión, es el mejor lugar para fabricar vehículos destinados a Europa, África y América.
La emoción de un regreso
No se trata solo de reactivar una fábrica, sino de reconciliar una ciudad con su pasado industrial y proyectarla hacia el futuro. Santana fue durante décadas sinónimo de trabajo, innovación, orgullo local y referente nacional e internacional en el automovilismo. Su desaparición dejó un vacío económico y emocional que ahora comienza a llenarse de nuevo.
Eduardo Blanco lo explica sin grandes palabras, la felicidad, dice, aparece cuando lo que uno hace aporta valor a la sociedad. Y en Linares, ese valor se mide en motores ensamblados, en empleo recuperado, en el rugido de los todoterrenos saliendo otra vez de la nave principal. Santana, el mito andaluz del 4x4, vuelve a moverse.
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