Trabajo en la alturas para recuperar el ‘Ecce Homo’ de un pueblo de Jaén: "Siento ilusión y terror"

Patrimonio

Dos restauradoras trabajan para devolver su aspecto a pinturas que se dañaron hace 30 años y fueron tratadas de forma indebida

Luz verde para que el torreón del siglo XVII de un pueblo de Jaén, que lleva 14 años en una nave, vuelva a la vida

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Las restauradoras trabajan en la iglesia de Nuestro Padre Jesús Nazareno / Jesús Mudarra

Cuando se trata de cuidar el patrimonio, en la mayoría de las ocasiones, con las buenas intenciones no basta. Que se lo cuenten sino a Cecilia Giménez, la mujer de la localidad zaragozana de Borja que se hizo famosa, muy a su pesar, al restaurar (con nulo éxito) por su cuenta una pintura mural deteriorada de un Ecce Homo (representación de Cristo con la corona de espinas), obra original del siglo XX del artista Elías García Martínez, situada en el Santuario de la Misericordia.

No ha sido ni mucho menos ella la única persona que, de forma desinteresada y sin ser consciente de lo mucho que había en juego, ha tratado sin tener los conocimientos necesarios de restaurar una pieza artística valiosa, y en la provincia de Jaén tenemos ejemplos. Uno de ellos se dio en Castillo de Locubín. En esta localidad de la Sierra Sur la imagen que más devoción despierta es la de Nuestro Padre Jesús Nazareno y en su iglesia, junto a la rotonda del Paseo de la Constitución, este verano se está intentando devolver su aspecto a un ‘Ecce Homo’ que cambió y mucho hace tres décadas.

Fue la propia cofradía del Nazareno del Castillo la que encargó la restauración de las pinturas de uno de sus techos, después de que hace 30 años unas escorrentías las dañasen y un vecino de la localidad, con toda su buena intención y de forma desinteresada, tratase de arreglarlas desfigurando en parte los personajes bíblicos representados. “Cuando tienes buena intención pero te faltan conocimientos de pintura o del material en el que está hecha la obra pueden pasar cosas como el Ecce Homo de Borja”, cuenta para Jaén Hoy María Trigo, restauradora, gerente de la empresa Ácrona Restauraciones, y además castillera de nacimiento.

María Trigo junto a una de las pinturas que están restaurando.

Es ella quien explica que las pinturas las encargó la Condesa de Humanes cuando se hizo la restauración completa del edificio, rondando el año 1870. “En concreto es una bóveda en la que se habla de la pasión de Cristo. En la parte interior se encuentran Isaías, Daniel, Ezequiel y Jeremías”, explica la restauradora detallando que es este último el que sufrió el cambio de aspecto que ahora se afanan en arreglar.

María Trigo trabaja junto a socia Paula Ibáñez y no esconde que, después de haberse formado y desempeñado su labor tanto en otros puntos del ámbito nacional como en el extranjero, es un privilegio y también una responsabilidad el tener en sus manos una parte de uno de los patrimonios más queridos por los habitantes de su pueblo. “Siento ilusión y a la vez terror. Es una responsabilidad que te recuerdan cada día. Estás dentro trabajando y, aunque estamos separados, escuchamos cómo entra gente de rezar todo el día. Muchos intentan asomarse pero no les dejamos. Nos recuerdan a diario que es una responsabilidad”, detalla la restauradora.

Tanto ella como su compañera comenzaron los trabajos el pasado 1 de julio y esperan tenerlos acabados antes de que finalice este mes de agosto, por lo que en estos momentos se encuentran trabajando a varios metros de altura, en el lugar que recoge la fé de miles de habitantes de la Sierra Sur de Jaén y con la responsabilidad de devolver su aspecto original a este particular Ecco Homo.

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