Las vías pecuarias de Jaén se mueren: el lento declive de un patrimonio histórico

La ganadería transhumante pierde poco a poco su identidad en los tradicionales lugares de Jaén y con ello, los caminos por los que transitan las cabezas de ganado y un patrimonio único. Algunas vías pecuarias como la red antigua de Baeza, data de la Edad Media o las cañadas reales reguladas por Alfonso X que interconectaban Jaén con la Meseta. En la provincia Cazorla ha perdido oficialmente un trozo de su historia ganadera.

El Boletín Oficial de la Junta de Andalucía (BOJA) del 4 de agosto de 2025 recoge la desafectación parcial, es decir, la retirada de la protección como vía pecuaria, de un tramo de medio kilómetro de la Cañada Real del Camino Ancho y Camino de La Iruela, en el municipio cazorleño. La decisión, solicitada por el Ayuntamiento en diciembre de 2024 y sin alegaciones en su fase de exposición pública, se fundamenta en un informe técnico que concluyó que este segmento ha perdido las características y funcionalidad propias de una vía pecuaria. Aunque su alcalde, José Luis Olivares, asegura a este medio que es un problema que se remonta 20 años atrás. "Es un sector urbanizable de una junta de compesación que se realizó para urbanizar la zona y estaba dentro del territorio que ocupaba una vía pecuaria", expresa Olivares.

El trazado afectado, de 37,5 metros de anchura, discurre desde el límite del núcleo urbano de Cazorla por la calle Camino de La Iruela, atravesando sectores urbanísticos (S5, S6 y S7) y zonas rústicas hoy ocupadas por instalaciones lúdico-deportivas. A partir de ahora, este espacio podrá destinarse a otros usos según la planificación municipal.

Este caso es representativo de un fenómeno silencioso pero no el único la reducción progresiva del entramado de vías pecuarias en la provincia de Jaén, especialmente por la pérdida de ganaderos trashumantes y también ciertas desafectaciones. Por ejemplo, la aprobada en la vía pecuaria denominada "Cañada Real de Los Vados de La Mancha al Descansadero de Las Infantas" o en la vía pecuaria denominada Cañada Real de los Llanos de Arón, en el tramo I a su paso por la Urbanización Ciudad Jardín, en el paraje Entrecaminos, en el término municipal de La Guardia de Jaén, entre otras.

Las cañadas reales, reguladas en 1273 por Alfonso X el Sabio y vinculadas históricamente a la trashumancia, fueron concebidas como auténticas “autopistas” para el ganado, 90 varas castellanas de ancho (72,22 metros) y recorridos de más de 500 kilómetros, casi siempre de norte a sur. La ley medieval prohibía expresamente que propietarios colindantes recortaran su anchura desplazando los mojones. Sin embargo, el paso del tiempo, la expansión urbana y el declive de la ganadería trashumante han reducido drásticamente su presencia física y funcional. Allí donde no han sido ocupadas, muchas han quedado asfaltadas y convertidas en calles.

"Hay muchas zonas de las vías pecuarias que tienes que ir agachados por las zarzas. Se deberían hacer más refugios como están haciendo y que las vías pecuarias no las encuentres interrumpidas por mallas cuando vas por el camino, que muchas veces las ponen donde quieren y cuando vas con los animales tienes que trabajar el doble", expresa Iván Nieto, un ganadero trashumante de Jaén, quien incide además en la importancia del ganado para evitar incendios. "Hay terrenos de la junta que están parados y se podría prevenir que se prendiera fuego", cuenta.

Jaén es, tras Sevilla, la provincia andaluza con mayor red de vías pecuarias con 5.167 kilómetros, según el último inventario de la Junta de Andalucía de 2019, 1.206 son cañadas reales, 655 coladas, 1.666 cordeles y 1639 verdeas. De estas 3.777 km fueron deslindados desde el inicio del Plan de Recuperación de Vías Pecuarias en Andalucía y 4.724 km aún pendientes de inspección según el plan iniciado en 2019 en toda Andalucía. En 2005, se deslindaron 78,8 km en Jaén, dentro de los casi mil que se recuperaron en toda la comunidad. A pesar de un declive de las vías pecuarias, estas cifras también muestran un esfuerzo de la administración por protegerlas.

"Es cierto que algunos tramos lo han intentado arreglar, han puesto bebederos y corrales, pero algunas vías son más estrechas porque se los ha comido la maleza o atraviesan campos de cultivo. Además, son importantes conservarlas porque por donde pasa el ganado, va limpiando el monte y hace de cortafuegos para esta época", explica Tomás Jiménez, otro ganadero trashumante de Jaén.

Trabajos de conservación

Pese a la pérdida de tramos como el de Cazorla, la Junta de Andalucía ha invertido en la mejora y recuperación de otros recorridos. Entre 2019 y 2024, se realizaron actuaciones como: Cañada Real del Camino Ancho y Camino de La Iruela: muro de escollera para estabilizar el talud y dique junto al arroyo; Cordel de Nubla a la Sierra por Arroyo Frío con la limpieza de vegetación y construcción de descansadero para ganado; Cordel de Vado Palomo al Molar: plantación y mantenimiento de arbolado, mejora del firme; y Vereda de las Cinco Millas, con la mejora del firme y drenajes.

Estas obras se suman a una inversión previa de 400.000 euros en la fase II del plan, con reparaciones hidrológicas, plantaciones y adecuación de descansaderos y abrevaderos. El caso de Cazorla también refleja un planteamiento que se repite en otras zonas de Jaén, la colisión entre la planificación urbanística y el mantenimiento de estos corredores históricos. El propio debate institucional apunta a la necesidad de “desafectar” tramos que interfieren en desarrollos urbanísticos, como ocurre en el polígono industrial y la Loma del Bellotón, o en zonas de la campiña y del olivar tradicional.

Hoy, las cañadas reales tienen más tránsito de senderistas y ciclistas que de pastores. Lo que antes era una vía de paso esencial para el ganado es ahora, en muchos casos, un sendero, un camino agrícola o un solar edificable.