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Los cachorros son muy susceptibles a ciertas enfermedades y una de las más conocidas que también puede llegar a ser mortal es el parvovirus canino, también conocido como parvovirus CPV. Por desgracia, es una enfermedad altamente contagiosa que afecta principalmente a cachorros y perros jóvenes, atacando a las células que se dividen rápidamente, como las del tracto gastrointestinal y la médula ósea, provocando una serie de síntomas graves y, en casos severos, puede ser fatal.
Los síntomas del parvovirus canino pueden variar en gravedad, pero los signos más comunes incluyen:
Causas del Parvovirus en Perros:
Pero, ¿cómo se llega a transmitir el parvovirus? se transmite principalmente a través de la exposición directa a las heces contaminadas de perros infectados. Los cachorros son más susceptibles debido a su sistema inmunológico en desarrollo. El virus puede sobrevivir en el medio ambiente durante meses, por lo que las áreas donde hayan estado perros infectados son riesgosas.
Si no se trata a tiempo, el parvovirus puede tener consecuencias graves e incluso mortales. La diarrea y los vómitos persistentes pueden llevar a la deshidratación, lo que pone en peligro la vida del perro. Además, la capacidad del virus para dañar la médula ósea puede suprimir el sistema inmunológico del perro, dejándolo vulnerable a otras infecciones.
Por suerte, esta enfermedad tiene cura aunque es cierto que muchos cachorros que sufren parvovirus mueren. Algunos expertos consideran que en el 90% de los casos en los que no se trata correctamente, el cachorro no sobrevive. Desde Mascotíssimas siempre insistimos que desde el primer momento que sientas que tu mascota tiene comportamientos extraños o síntomas de alguna enfermedad, acudas al veterinario.
Él es la persona que mejor conoce a tu perro y la que podrá realizar los análisis o pruebas pertinentes para detectar lo que ocurre. Aun así, el tratamiento del parvovirus puede incluir:
Lo ideal para prevenir esta enfermedad es a través de la vacunación. Los cachorros deben recibir una serie de vacunas, y los refuerzos deben administrarse regularmente según las indicaciones del veterinario. Además, es esencial mantener un entorno limpio y desinfectar las áreas donde los perros pueden haber estado expuestos al virus.
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