“Una joya oculta del Renacimiento andaluz” escondida entre la Judería y La Magdalena: así es la Fuente de los Caños de Jaén

Pasear por el casco histórico de Jaén es toda una experiencia en sí misma. Calles estrechas y cuestas empinadas configuran barrios como el de la antigua Judería de Jaén, el barrio de La Magdalena y todos los edificios y lugares de interés que se extienden a ambos lados de la vía principal de esta zona: la calle Martínez Molina.

La Fuente de los Caños de Jaén

A escasos metros de ella encontramos la Plaza de los Caños, con una fuente renacentista vecina, frente por frente, de los recuperados Baños del Naranjo, centro neurálgico de la cultura jiennense durante los últimos años. La Fuente de los Caños, inspirada en la villa Giulia de Roma, fue levantada en 1569 por Francisco del Castillo y reparada tras un claro abandono en 1648 por Gregorio de Murcia.

Una parada perfecta para reponer fuerzas y beber de cualquiera de sus tres caños –sí, el agua es apta para consumo humano– que encierra una historia singular que encuentra su porqué en la decoración que presenta. Con tres hornacinas con niños desnudos que sujetan ánforas de cuyas bocas manan los caños de agua, símbolo de la inocencia, la pureza y la abundancia del agua, motivo artístico muy extendido en el Barroco y el Renacimiento tardío.

Las raíces acuáticas de este monumento escultórico

En sus inicios, las aguas de la Fuente de los Caños de Jaén surgían gracias al Raudal de la Magdalena, espacio ubicado en el barrio del mismo nombre que encierra la leyenda más conocida de la ciudad: la del Lagarto de la Malena.

Además de los tres caños, el conjunto monumental de piedra incluye el escudo de armas de Carlos V, que aparece escoltado por dos leones y, encima, una concha en la que anteriormente se ubicada una imagen de la Virgen. Todo ello coronado por un entablamento adornado con motivos florales.

“Una joya oculta del Renacimiento andaluz”

Los que han tenido oportunidad de verla con sus propios ojos –e incluso beber de sus aguas con su propia boca–, aseguran que se trata de “una joya oculta del renacimiento andaluz”, tal y como indica Nefertari en su opinión sobre el monumento en Google, en la que añade, además, que se ubica “frente a una pequeña plazoleta que resulta de lo más tranquila para descansar”.

Otros viajeros como Feli aseguran que el motivo de la visita es doble: “está al lado de los Baños del Naranjo, que es un edificio precioso: vale la pena ir para ver los baños y la preciosa fuente”. Ya sea que vayas expresamente a verla o te encuentres por la zona haciendo algún tour temático, el viaje merece la pena. Así lo cuenta Lucía B: “paseando por el barrio de la judería nos encontramos con esta fuente tradicional y a la vez bastante original. Ideal para sacar fotos y seguir recorriendo la zona”.

Alfonso de Jaén va más allá, incluyendo otros destinos monumentales que encontrarás muy cerca del barrio: “lo más frecuente es que llegues después de ver la Catedral y los Baños Árabes, por lo que será tu ruta de bajada al centro comercial”, comenta, refiriéndose a la empinada bajada que desde el patrimonial abrevadero puedes coger a través de la cuesta de los Caños y que te lleva a la preciosa Plaza de San Agustín, límite del caco histórico jiennense.

Ya sea que busques una refrescante parada para cargar energías en tu ruta por el centro de Jaén o vayas a visitar alguno de sus monumentos más cercanos, como la Judería o los Baños del Naranjo, asegúrate de gastar un momento en recrearte con la maravilla renacentista que supone la Fuente de los Caños.