Ahora, Betis, ahora

Llegó el día más grande jamás soñado por el universo que profesa la fe verde, blanca y verde de ese sueño llamado Real Betis Balompié. No ha tardado tanto en llegar ese eslogan que tantas críticas levantó de Ahora, Betis, ahora, ABA para los amigos y también para los enemigos, sobre todo para esos enemigos que no cejaban en sus propósitos de dañar la imagen del Betis. Ha llegado el día en que los sueños pueden hacerse realidad y uno, que es del viejo evangelio, añade que si no llega hoy será otro día, como si no llega nunca.

Y es que el Betis, por siempre y para siempre Real Betis Balompié, está muy por encima de los sueños; de hecho, es un puro sueño por sí mismo. Hoy, a orillas del Oder, se encuentra el Betis con su historia, tan llena de acíbar y miel casi a partes iguales y hoy en que ese punto occidental de Polonia se tiñe de Heliópolis que sea lo que Dios quiera. Dicen, roneantes, los que han ganado mucho que las finales no se juegan, sino que se ganan, pero por encima de todo eso existe el manque pierda, ese alarido de fidelidad.

Y pase lo que tenga que pasar, esta noche nos acordaremos de los que no están, de todos los que padecieron el beticismo de catacumba y que hoy se removerán viendo cómo disfruta su descendencia. Y mientras van consumiéndose las horas y los minutos, cómo el tiempo cabalga inexorable hacia las nueve en todos los relojes de la noche polaca, el Ahora, Betis, ahora entra de lleno en el tuétano del bético.