“Decían que en Jaén no hay ná”

Talento. Mucho talento. De eso hay en Jaén a espuertas. Sí, también 66 millones de olivos, el mar verde y el bosque humanizado, que sí. Pero, a veces, las ramas no dejan contemplar el paisaje. Sirvan las nuevas tres Estrellas Michelin como altavoz no sólo del brillante trabajo realizado en los fogones de la provincia desde tiempo inmemorial sino, también, para poner el foco entero en esta rica y, tantas veces, desconocida tierra. Mesa y mantel como representación de una Jaén que cuida su aceite, tiene proyección en todos los ámbitos y es acogedora por naturaleza. Estas tres nuevas estrellas son una pica puesta en Barcelona y tendrán repercusión directa en una provincia que tiene ya un peso específico y cuidado en la gastronomía andaluza y española. Con Bagá y Dama Juana se abrieron unas selectas puertas que ahora dejan espacio para constatar que nada es fruto de la casualidad. A partir de esta noche Radis y Malak, en Jaén, y Vandelvira, en Baeza, son otro polo de interés del que se beneficiará la provincia. Enhorabuena Juanjo Mesa, Javier Jurado y Juan Carlos García. Sibaritas del mundo, aquí estamos. Renfe, aquí seguimos.

Saber estar. Hay quienes se pasan la vida entera en una tribuna para no decir nada y hay quienes como el chef del restaurante Vandelvira, de Baeza, Juan Carlos García, aprovechan la materia prima con esmero y tienen el don de la oportunidad. La reivindicativa camiseta que portaba para la ocasión merece una mención aparte: “Decían que en Jaén no hay ná”. Ole tus fogones, chef, y por si había duda, el maestro de ceremonias Buenafuente subrayó el mensaje por si alguno andaba despistado con el móvil. Aquí, tienes Juan Carlos, un remedo de aquel Fernando Galindo, del gran José Luis López Vázquez, en “Atraco a las tres”: un admirador, un amigo, un esclavo, un siervo...

Cabe reconocer también a quienes desde hace mucho tiempo pensaron que “Jaén, paraíso interior” era una verdad convertida en reclamo publicitario y fijaron la estrategia para que Jaén llegue a la alfombra roja y, luego, que el talento de cada cual tenga la oportunidad de brillar. No es poco eso.