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Fragmentos
El 13 de febrero de 1945 tuvo lugar el bombardeo de la ciudad alemana de Dresde. Más de mil aviones británicos y norteamericanos arrojaron 4.000 toneladas de bombas de una mezcla incendiaria de gasolina y fósforo, que durante tres días y en varias oleadas destruyeron por completo el casco histórico de la conocida como la Florencia del Elba, por la belleza de sus edificios y monumentos. Cerca de 40.000 víctimas y cientos de edificaciones fueron calcinadas, en un voraz incendio que consumió el oxígeno en su totalidad, asfixiando a centenares de habitantes en los refugios. Algunas imágenes recuerdan los cadáveres de Pompeya. Con la excusa de las comunicaciones ferroviarias y fabriles de la ciudad, que resultaron dañadas parcialmente, devastaron la ciudad en uno de los episodios más polémicos y vergonzosos de la Segunda Guerra Mundial.
Uno de los notables edificios destruidos fue la Ópera, inaugurada en 1878 con proyecto del arquitecto alemán Gottfied Semper, que pronto constituyó uno de los edificios de referencia de la ciudad. Aunque los estudios y proyectos de reconstrucción comenzaron enseguida, las obras duraron décadas. En conmemoración del cuarenta aniversario del bombardeo de Dresde, el 13 de febrero de 1985 se reabrió la Ópera Semper, así conocida desde entonces, con la representación de la obra El cazador furtivo de Carl María von Weber, como acto simbólico, ya que fue el mismo programa que se estaba representando en el teatro cuando se tuvo que cerrar. Un auténtico gesto de voluntad popular de subrayar la continuidad de la vida de su ciudad y de su cultura, simbolizada en un edificio, en este caso un teatro de ópera.
Escribo estas líneas el pasado 13 de febrero de 2025, ochenta años después del bombardeo y cuarenta después de la reapertura del teatro, mientras recuerdo las dos magníficas conferencias celebradas en la Real Academia de Bellas Artes estos días pasados, en un ciclo sobre la intervención en el patrimonio. La primera a cargo del arquitecto y profesor Rafael Vioque, que nos ilustró con el ejemplo de la Pinacoteca Antigua de Múnich, muy dañada durante la guerra mundial, y la teoría y práctica de la recuperación patrimonial con la intervención ejemplar del arquitecto Hans Döllgast. Y la segunda, una charla magistral de la historiadora Valle Gómez de los Terreros, que nos ilustró sobre la Teoría y práctica de la restauración monumental: una lectura crítica, ampliamente documentada, que precedieron a una mesa de debate sobre la intervención en el patrimonio arquitectónico celebrada el mismo día 13, aniversario del bombardeo de Dresde.
Si están ustedes interesados en el tema, pueden recuperar esas intervenciones en el Canal Youtube de la Academia y conocer de primera mano todo lo expuesto y debatido allí, que ilustra a la perfección los criterios de intervención en el patrimonio que, parece ser, es una cuestión que preocupa a los sevillanos.
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