Atentos a la profecía de Reyes

Francisco Reyes, presidente de la Diputación Provincial de Jaén.
Francisco Reyes, presidente de la Diputación Provincial de Jaén.

31 de agosto 2025 - 12:29

Así no hay quien arranque curso político ni acabe una legislatura. Ahora que nuestros elegidos llegan en buen tono físico, con el bronceado preciso, ni mucho ni poco, y con los libros recién forrados, pretenden posponer una sesión en el Congreso de los Diputados en la que se votarían propuestas de calado para los dolientes (nosotros) con la simpar excusa de cogerse un puente para celebrar la Diada. Asunto este siempre mayor y que sin la presencia de sus señorías del terruño no tendría el tronío que la ocasión merece. Las tragaderas para contentar a los socios ultramontanos del Gobierno llegan hasta estas pequeñeces.

La Diada, aparte de fiesta local catalana, es al panorama español como la marmota Phil en Estados Unidos, predice si el invierno político se alargará unas semanas más o, por el contrario, la primavera llegará antes. En cualquier caso, estamos en la madriguera política a la espera de acontecimientos.

Un apunte, si tan singular petición de “puente” fuera de diputados andaluces, las chanzas sobre la productividad “hispana” serían un no parar. Los líderes de las comunidades históricas y su grandeza.

En pleno verano, el presidente de la Diputación Provincial de Jaén, Francisco Reyes, puso fecha para el adelanto electoral andaluz. Oteó el horizonte desde Mágina (buen pico), comprobó los vientos y echó una mirada furtiva a los posos del café: Moreno Bonilla convocaría el 1 o el 8 de septiembre y las elecciones se celebrarían el 19 o 26 de octubre. Así, a puerta gayola y mirando al tendido, precisó el otoño caliente que, sin duda, llegará.

Desde las huestes peperas, al margen de las alusiones a las dotes quirománticas de Reyes, boca chica porque saben que el efecto mariposa de Sánchez es indetectable y que las cuitas de Moreno Bonilla las saben tres, si acaso. Si damos por hecho que nuestro contexto político actual es caótico, una pequeña variación en la condición primigenia (asuntos judiciales, presupuestos o no, alquimia electoral) generará una diferencia enorme y desproporcionada en los estados posteriores. Efecto dominó, si lo prefieren, que aún estamos en verano. No me consta que el presidente andaluz de la temporada veraniega, Antonio Sanz, se haya pronunciado al respecto.

La derivada de Vox también es una x por despejar de la ecuación política andaluza. Su caladero aumenta por la franja más joven y al más puro estilo ‘trumpista’ da igual la última barbaridad: “Ese barco de negreros (Open Arms) hay que confiscarlo y hundirlo”, dijo su líder Santiago Abascal sin bajarse del caballo. El PP tiene que calibrar hasta dónde llegarán con corsarios de tierra adentro, dejarles navegar, golpe de timón o dejarse embaucar con los cantos de sirena de tan singulares socios de gobierno. Tras el monumental naufragio electoral precedente, está por ver si Núñez Feijóo encontró la brújula marina, el compás de navegación, o, por el contrario, se dejará mecer por las olas del mar.

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