Es que me vino el símil casi al instante, después de conocer la famosa carta del presidente. Iba a tenernos en vilo cinco días mientras se pensaba si dimitía o no, igual que el dilema shakesperiano. Y pensé al instante en la magistral novela de Miguel Delibes, “Cinco horas con Mario”, en la que Menchu, viuda de Mario, dedica un monólogo de cinco horas a su esposo fallecido y, de paso, realiza una radiografía de la sociedad machista y patriarcal de la España de los años 60. No hay nada como dejar que alguien hable criticando a otro para que se retrate a sí mismo.

Hoy ya sabemos que el dilema no era tal y que nuestro incombustible presidente madrugó el lunes pasado para comunicarle al Rey, y después a todos los españoles, que había decidido seguir al frente de su responsabilidad. Sí, el señor Pedro Sánchez no estaba muerto, estaba de parranda. Y, además, llegó enarbolando la bandera de la regeneración y la limpieza profunda de los medios de comunicación y pseudo periodistas que se dedican a alimentar la ya famosa “máquina del fango”. Ha tenido que meditar cinco días para darse cuenta de lo más elemental, querido Watson, que sólo es periodista quien ha estudiado Periodismo. Así de básico y sencillo, pero tan ignorado. Y de esos fangos, estos lodos, ni más, ni menos. A nadie se le ocurriría ponerse en manos de un cirujano sin la carrera de Medicina y su posterior especialidad. No. Porque ese no es un cirujano, sería un curandero. Igual hasta con milagrosas sanaciones a sus espaldas, pero no es un médico. Ni será jamás admitido por un Colegio de Médicos.

No es titulitis, que también hay mucho burro con título, cierto. Pero es tan simple como que quien hace casas es el arquitecto y no mi primo el albañil. Que igual tiene más experiencia y es más espabilado, pero no es arquitecto. Tendrá derecho a ganarse el pan, pero jamás será arquitecto si no saca su carrera. Cosa que no pasa con los periodistas. Hay que plantarle cara al intrusismo de una vez por todas para dignificar esta bendita profesión. Cualquiera sabe juntar letras, pero si quieres ser periodista, estudia y consigue tu título en la Facultad, que para eso existe.

Acaban pagando justos por pecadores, pagan periodistas por juntaletras. El problema no es la proliferación de medios digitales. No se trata de que todo lo que publique un diario en papel es palabra de Dios y lo demás no. Dime qué estudios tiene tu director y te diré lo mafioso que es. Porque, suele ser inversamente proporcional su formación académica a los métodos que usa para trepar en su periódico. Tal cual.

El día que en los periódicos solo haya periodistas, otro gallo nos cantará. Mientras, que nadie se rasgue las vestiduras, ni se retire cinco días del mundanal ruido a meditar sobre bulos y fake news. Esta lucha no es de ahora y el trabajo concierne a los colegios de periodistas, por supuesto. Ya van tarde. Pero, esa es otra historia…

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