Mientras España arde

17 de agosto 2025 - 03:11

Choque de dos titulares yuxtapuestos: “Extremadura pide ayuda al Gobierno y al ejército ante el avance del fuego en Cáceres” y “Grande-Marlaska: No ha estado sobre la mesa que el Gobierno declare la emergencia por los incendios” (en la entradilla no desperdicia la ocasión para cargar contra Feijóo). En su declaración, el ministro es coherente con otro titular de días anteriores: “El Gobierno ve en la exigencia de Feijóo de extremar el despliegue militar la búsqueda de una polémica sin rigor”. Más fino que Puente, lo cual tampoco es muy difícil, pero igualmente oportunista, no desaprovecha la utilización política de la tragedia. Es legítimo exigir responsabilidades políticas y criticar las malas actuaciones. Pero solo después de que se haya puesto fin a la causa de la tragedia, no mientras España arde. En plena emergencia solo cabe la unión. No, como está sucediendo, que se aproveche para montar una guerra de cifras, competencias y responsabilidades mientras los incendios siguen asolando Castilla y León, Galicia y Extremadura.

Han coincidido algunos de los peores incendios de la historia con algunos de los peores desde los años 60 o de lo que llevamos de siglo. En pocos días han ardido unas 115.000 hectáreas, han muerto tres personas, se han calcinado cientos de bestias, casas, cultivos, bosques, se han cortado las comunicaciones por carretera y por tren, han tenido que abandonar sus hogares –a veces perdiéndolo todo– miles de personas, se han detenido 30 sospechosos de provocarlos. Y, como es habitual, la tragedia se ha utilizado como cachiporra política tanto por el PSOE como por el PP, tanto por los medios progubernamentales como por los críticos.

Mientras, también como es habitual, los ciudadanos anónimos han respondido con la solidaridad y el valor del que carecen nuestros actuales y mediocres políticos. Sustituyendo vasallo por ciudadano y señor por político electo, sigue siendo cierto, tantos siglos después, que “burgueses y burguesas por las ventanas son, llorando de los ojos, ¡tanto sentían el dolor!, de las sus bocas todos decían una razón: ¡Dios, qué buen vasallo, si tuviese buen señor!”.

Hoy Sánchez dejará su vacación para visitar las zonas afectadas. Más vale tarde que nunca. Pero no se le ocurra a nadie abuchearlo, que desaparece cual Houdini.

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