Los fantasmas de los cines

03 de septiembre 2025 - 03:10

Dicen que los fantasmas son espíritus atormentados que permanecen ligados a los lugares en los que sufrieron, manifestándose hasta que algún acto reparador los libera. Yo creo que hay también fantasmas buenos que vagan por los lugares en los que fueron felices, recordando a los vivos, cuya arrogancia contemplan con piadosa condescendencia, que allí vivieron y disfrutaron de algunos de los mejores momentos de sus vidas.

Conozco algunos que se pasean por los lugares de la ciudad en los que amaron y fueron amados, en los que conocieron esa felicidad sin límites que es privilegio de los jóvenes para los que la vida es una promesa de seguro cumplimiento. Y conozco, como Serrat, los fantasmas de los cines a los que él dedicó Los fantasmas del Roxy. Derribaron el cine y en su solar construyeron un banco. “Pero de un tiempo acá, en el banco, ocurren cosas /a las que nadie encuentra explicación. / Un vigilante nocturno asegura / que un trasatlántico atravesó el hall / y en cubierta Fred Astaire y Ginger Rogers / se marcaban El continental”. Allí también se aparecieron Clark Gable “con su sonrisa ladeada y socarrona”, Glenn Ford abofeteando a una rubia o George Raft pidiendo fuego para encender su eterno cigarrillo.

Aquí también tenemos nuestros fantasmas de los cines. En un supermercado que fue el cine Rialto, Jeff Costello sigue ajustándose su sombrero Borsalino y Petulia susurrando Archie mientras la anestesia la duerme. En un local cerrado que un día fue el Llorens, por una de las ventanas neomudéjares abiertas entre azulejos y yeserías, se sigue asomando la nueva señora de Winter mientras, tras ella, se alza amenazadora la señora Danvers. En otro local cerrado que fue el Imperial, Charlton Heston se aparece unos días con las barbas de lana de Moisés y otros conduciendo su cuadriga. En lo que, como el Roxy de Serrat antes fue el Coliseo y después un banco, vagan las voces de Howard Keel y Jane Powell cantando Bless Your Beautiful Hide y When You’re in Love. En el conglomerado de tiendas que fue el Palacio Central, Escarlata sigue poniendo a Dios por testigo de que no volverá a pasar hambre. Y no es infrecuente encontrarse en ellos con las miradas de los espectadores para quienes aquellos cines, como dijo Cabrera Infante, fueron Arcadia todas las noches.

stats