Ganas ningunas

11 de octubre 2025 - 03:10

Las encuestas están enrocadas. Casi todas dan una victoria de la suma del PP y Vox sobre el bloque de las izquierdas y los nacionalistas. De ahí no se mueven. Natural que los analistas empiecen a preguntarse si habrá pacto entre el PP y Vox. Los hubo, sí, pero saltaron por los aires, y ese precedente preocupa mucho. A ambos partidos y a los espectadores. El PP sabe que un Vox volátil y vehemente, que puede abandonar los sillones, dejará en evidencia sus evasivas. Vox no ignora que la tentación del PP es recogerle los votos y luego oírle como quien oye llover, dejando los acuerdos en papel mojado.

Esta mutua desconfianza es lógica. El PP, que en Europa pacta con los socialistas todo lo pactable, no tiene ninguna gana de revolver su agenda (la 2030), que es lo que le exigiría Vox. En Vox, tampoco tienen la más mínima gana de formar Gobierno con Feijóo. No se fían, pues –aunque es un partido joven– ya va acumulando malas experiencias con el correoso PP. Además, el manual de política para principiantes avisa de que, en la mayoría de las ocasiones, el pez grande de una coalición se come al pez chico.

Si llegan a un acuerdo de gobierno va a ser, pues, en contra de la voluntad de ambos. Pero también pueden hacerlo sin ganas, como hacemos todos tantas cosas en esta vida. Desde Vox, porque si el pacto no es de Gobierno, sino de legislatura, que es más cómodo, sabe que el PP se la juega de nuevo. Y que su margen de protesta será mínimo: no te puedes ir dando un portazo si no estás en el Consejo de Ministros. El PP estará muy tentado a pactar con el PSOE, pero los socialistas, por instinto de supervivencia, no querrán.

Descontando la necesidad radical de un cambio que tiene España, las pocas ganas de los dos pactables son la mejor oportunidad para un buen pacto. Vox tendrá mucho margen para defender a cara de perro sus políticas, porque si el PP no le acepta una asunción proporcional y transparente de ellas, estará justificado para hacer lo que de verdad le pide el cuerpo, que es no pactar. Y el PP explorará con tanto ímpetu otras salidas, como el gobierno en solitario y la presión mediática a Vox para que le regale sus votos o la ensoñación del “PSOE bueno” que, si al final pacta con Vox, lo hará con la certeza de que no hay más remedio. Y cuidará la cosa (a regañadientes).

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