Los huevos de la ministra

25 de septiembre 2025 - 03:13

El consejo se lo dio una leyenda del toreo a un joven maletilla. “Cuando salga el toro al ruedo, fíjate en sus huevos. Verás que son mucho más grandes que los tuyos. Por eso, nunca torees solo con los genitales, porque siempre vas a perder. Mejor, usa la inteligencia”.

Como ya sabrán, la ministra de Igualdad, Ana Redondo (muy de moda estos días por el fiasco de las pulseras para proteger a las mujeres maltratadas), ha lanzado una campaña publicitaria cuya proclama liberadora es: “Hay que tener muchos huevos para defender que no siempre hay que tener huevos”. Pretende ser una crítica a esos hombres obsesionados con la producción de testosterona y promover una “masculinidad más libre, más diversa y más feminista”. Así pone. Como imagen, se reproducen dos huevos de gallina, uno de los cuales está sádicamente cascado, lo que da cierta grima e invita al espectador viril a palparse lo colgandero para comprobar que todo está en orden. Jugando al doctor Freud y sin darle mayor importancia, estamos ante un ejemplo más de esa obsesión castradora de cierto feminismo radical. Extirpado el falo y sus simpáticos acompañantes se acabaron las guerras, las injusticias, el cambio climático, el patriarcado y el amor romántico. El paraíso lila ya está aquí.

No es falso que cierto macho español está convencido de las cualidades mágicas de sus genitales. Bien lo supo don Miguel Primo de Rivera, dictador partidario de abandonar la guerra del Rif. Con muy buen criterio, el general creía que aquellas peñas pobladas por pastores indómitos no merecían las pérdidas humanas y económicas que le estaban acarreando a España. La leyenda cuenta que en una visita a las tropas allí destinadas, los mandos, flor y nata del africanismo que años después acabaría con la II República, le pusieron de comer un menú compuesto exclusivamente por huevos (duros, fritos, en tortilla...), una clara alusión a cuál era, según ellos, la única solución al conflicto: echarle cojones. La anécdota es falsa, pero lo cierto es que don Miguel optó por no abandonar el Rif e impulsó el desembarco de Alhucemas, una brillante operación anfibia con la que se puso fin a la guerra y de la que ahora se han cumplido cien años con la sordina del Gobierno. En Alhucemas se derrocharon buenas dosis de inteligencia, pero también de huevos, que una cosa no quita la otra. En realidad, su mezcla suele dar muy buenos resultados, como bien saben los toreros.

La campaña de Igualdad es una anécdota, una de esas maneras que tienen nuestros políticos de malgastar los impuestos. Pero no nos hará ni más libres, ni más diversos, ni más feministas (espero). En todo caso, un poco más lelos. O ricos, si es usted de los que han cobrado por este derroche de imaginación.

stats