La música en la calle

12 de septiembre 2025 - 09:40

Volvamos la vista atrás. Retrocedamos en el tiempo hasta el inicio del cuarto de siglo que llevamos vivido en este milenio.

Cerremos los ojos y tratemos de imaginar música en la calle, por aquí y por allá, un viernes por la noche desde un punto a otro de la capital del Santo Reino.

Todos los ritmos posibles, de forma simultánea. Así sucedió varios años. Posiblemente seis, al llegar septiembre y sus primeros compases del mes.

Uno podía iniciar una senda musical partiendo de las escaleras de la Universidad Popular, donde germinó esta iniciativa. Y allí, en pleno Gran Eje, comenzar a recorrer Jaén cuesta arriba buscando oír y sentir las mil una músicas.

En la esquina de Ivarte –que se seguirá llamando así por siempre- a la plazoleta del Burguer Tomás– por mucho que hubiera entonces y ahora y otros negocios-, podíamos subir deteniéndonos en rincones y lugares estratégicos con todo tipo de propuestas musicales a nuestro paso.

Bandas de rock, el grupo Panaceite, no sé cuantos cantautores, gaiteros venidos de Asturias y Galicia, grupos de flamenco, las siempre estruendosas batucadas o dos de los grupos de música latinoamericana que ha dado esta tierra como son Vientos del Sur y Guaren, lanzaban sus notas al aire de Jaén para fusionarse en una noche que daba a Jaén la vida que entonces tenía y era una maravilla. La misma que el tiempo se ha encargado de ir haciendo poco a poco desaparecer hasta que esta ciudad resulte insípida en sus noches.

Fue aquello un hermoso preludio de las noches en blanco que luego han llegado. Pero si en esta otra iniciativa, recorrer palmo a palmo la ciudad para descubrir sus muchos secretos es lo que se pretende, en aquella otra precisamente lo que los jiennenses descubrían era el enorme talento musical que existía por entonces en esta ciudad.

Jaén, tan dada a no conservar iniciativas brillantes y perdurables en el tiempo, dejó morir aquel Festival de Música en la Calle que se integraba además en el contexto del Festival de Otoño precisamente cuando comenzaba a fraguarse como la gran cita en el calendario de la ciudad que se ha acabado convirtiendo.

Y aquella iniciativa tenía el encanto de lo espontáneo y lo popular. Lo accesible y lo original. Y también lo auténtico, por estar protagonizado en su gran mayoría por la gente de aquí que se mostraba tal cual era, ante el público de su ciudad. Una oportunidad totalmente libre y despojada de cualquier presión, para ofrecer y compartir su música a cambio de aplausos. Pero sobre todo, aquello era la mejor ocasión para actuar en el escenario más agradecido de Jaén: sus propias calles.

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