Vía Augusta
Alberto Grimaldi
Contumaz Feijóo
EN LÍNEA
Afanados operarios levantan, estos días, las alfombras del tranvía para comprobar la cantidad de pelusa que puede coger una inversión de 120 millones de euros tirada por los suelos. Son arreglos de catenaria y limpieza de mugre, nos avisan fuentes oficiales para intentar hacer bueno aquello de “estamos trabajando en ello”, pero sin acento tejano. Con calma, sin prisa, vayamos a descarrilar de tanta ilusión.
Creíamos que el pacto ante notario del PP y Jaén Merece Más era cosa seria, por lo del notario. Pero nones, tiende la clase política con Jaén a procrastinar en exceso, sobre todo desde el palacio de San Telmo. A los no iniciados en el palabro no acudan a consultar su Kamasutra particular, porque poco tiene que ver con la acción y, ya puestos, con dar placer a los votantes. No, esta postura política se basa, en concreto, en posponer deliberadamente las tareas importantes, en este caso las concernientes con Jaén y sus asuntos, a pesar de que tengan la oportunidad, el tiempo y la ocasión para llevarlas a cabo. De la teoría económica del “Laissez faire”, es decir, “un dejen hacer, dejen pasar” a un remedo ideológico donde progresistas y liberales nos aplican en primer grado “dejar de hacer, pasar de ellos”. Ahora nos fían a que estará en servicio por 2025, más o menos.
Lástima que no se publiciten en la agenda pública estos trabajos y que acudieran a ver la zanja, a modo de escarnio, políticos “jubilados” que tuvieron que ver con la pésima gestión de un proyecto inconcluso y también quienes torpedearon con saña su puesta en marcha. Esto en China no pasa, una buena purga y a seguir con la tarea, no hay jubilación política tranquila en aquellos lares. Aquí, sin embargo, amnistiamos estupendamente. Otrora, en la muerte España enterraba muy bien, todo eran parabienes para el finado, pero tenías el engorro de morirte primero. Ahora, por el contrario, amnistiamos sobre la marcha y pelillos a la mar. Jaén amnistió por pereza intrínseca a quienes pergeñaron nuestra particular estafa piramidal. Estamos de acuerdo con el secretario general del PSOE, Francisco Reyes, quien considera que los retrasos para su puesta en marcha y los incumplimientos son una “vergüenza mundial”. Planetaria, incluso, añadiríamos para dar un pelín más de énfasis y, por completar, meteríamos en la ecuación la falta de previsión que tuvo el equipo de gobierno socialista de la época por aquello de inaugurar a la ligera. De cualquier forma, una buena foto, aunque luego venga el berrinche.
Así, la que fuera primera alcaldesa de Jaén, la socialista, Carmen Peñalver, abandonó a su suerte tan imponente infraestructura, una vez los viajes de fogueo quedaron frenados en seco el juzgado de lo Contencioso Administrativo, tras emitirse un auto contra la gratuidad del servicio público durante el periodo de pruebas. No había plan B y casi ni itinerario. Perdió las elecciones y nunca más se supo. Atrás quedó su costosa obra y su lastimosa inacción. No podíamos imaginar hasta donde se estiraría la frase: de lo barato sale caro.
Aquella decisión se tomó tras la demanda de la concesionaria del transporte urbano por competencia desleal. Y es que, en la acera de enfrente, en las filas populares, celebraron la decisión judicial como una Champions, en la tasca, con alardes públicos, faltó bañarse en el pilón más cercano. El que fuera alcalde del PP, Fernández de Moya, sucesor de Peñalver, dijo que jamás se montaría en la criatura (así la llamaba, no se atrevió con engendro) y cifró en 30 minutos el trayecto diario que hacía él, andando, entre la Plaza Santa María y la Universidad. Más de una década después, ahí sigue hecho un pincel y quizá, incluso, por el entrenamiento, haya mejorado su marca personal y pueda toserle a algún keniata de los que vuelan en la San Antón. Poco importa que el centro de la ciudad colapse por un suspiro, tenga el colesterol alto y que cada vez el centro sea menos atractivo para el sector servicios. Todos amnistiados, ni una dimisión, ni una asunción de responsabilidad y los que estaban entre bambalinas entonces por ahí siguen, alternando según se producen los cambios de sillón. Así da gloria gestionar dinero público, parecemos catalanes...
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