La península de las casas vacías

29 de octubre 2025 - 03:09

Ojalá ese día no hubiera existido. Que octubre sólo hubiera tenido treinta días, como sus hermanos septiembre y noviembre, que pasa de los santos a los difuntos en un santiamén. Pero nadie pudo borrar el 29 de octubre de 2024 del calendario. Yo estaba en el Ateneo de Sevilla, donde el ilustrador Domingo Martínez presentaba un libro con sus dibujos. Nos regaló a todos los asistentes una caricatura personalizada. Allí coincidí con Pilar y Concha Távora, las hijas de Salvador. Las aguas ya habían empezado a desatar su furia en los barrancos de Valencia, pero las primeras noticias, las que allí mismo comenté con las hermanas Távora, fueron las impresionantes imágenes de las inundaciones en un pueblo de Albacete llamado Letur que probablemente nunca antes había salido en los telediarios. Un pueblo situado en el partido judicial de Hellín y enclavado en la Sierra de Segura. No sé si sería uno de los afluentes del mítico río del sempiterno trasvase Tajo-Segura el que se desbocó y provocó esas imágenes de cascadas de agua saliendo por las ventanas como hipogrifos desalmados.

Letur tiene a día de hoy 922 habitantes. Ya habrán descontado a las seis personas que ese día perdieron la vida. Los echarán de menos todos los días. Son los grandes olvidados, porque después llegarían las noticias del espanto de Valencia. Y como Letur es de la provincia de Albacete y allí no gobierna Mazón, otro cerrojo en la puerta del olvido y la postergación.

Hace justo un año también jugaban Valencia y Real Madrid. Entonces era en Mestalla, partido que se aplazó, y ahora junto al paseo de la Castellana. Es el aniversario de una tragedia y del mayor bochorno político que se recuerda. El mejor diagnóstico lo hizo Santiago Posteguillo en su informe ante el Senado, donde dejó bien claro que las culpas y responsabilidades, como se suele decir de la Lotería, estaban muy repartidas. Con las palabras del Yo confieso, todos han pecado de pensamiento, palabra, obra y omisión. De obra, la Generalitat porque no hizo lo que tenía que hacer (y su presidente, presentar la dimisión al día siguiente); de omisión, el Gobierno central, porque en las primeras horas se dedicó a ver la tragedia desde el burladero de la confrontación política. Con los pecados de pensamiento y palabra de unos y otros, Dante tendría que abrir de nuevo las puertas del Infierno para darles cabida.

El presidente del Gobierno acababa de regresar de un viaje oficial a la India y se encontró en su país con lo más parecido a uno de esos monzones que tanta destrucción causan en el país más poblado de la tierra. Como decía Eslava Galán cuando presentó Una historia de la guerra civil que no va a gustar a nadie, aquí el deporte nacional es lanzarnos los muertos unos a otros. El cóndor no pasa por el altiplano, no le dejan los buitres ávidos de carroña. Carroña política, mediática. Donde se precisaba unión, salta la división. Qué manera de desbaratar el ingente trabajo de aquel voluntariado joven y entusiasta de las primeras horas. Un año de la variante más trágica de las Cañas y Barro de Blasco Ibáñez con un país que ha hecho del fango y el desguace su escenario natural. Todo empezó en Letur, la península de las casas vacías.

stats