
Vía Augusta
Alberto Grimaldi
Más tiempo y más cómplices
Hubiera preferido que se emitiera el dichoso programa de La Familia de la Tele al que tanto bombo le está dando el equipo de La Uno (Atilas sin H) a cambio de que el país no se viera paralizado por el gran apagón, pero no deja de ser un acto de justicia poética. Primero se aplazó por el funeral del Papa ; al segundo intento, por el chispazo peninsular, las paces de Aljubarrota.
El Jueves Santo estuve viendo Ben-Hur. Las tres horas largas de película tuvimos que soportar en el rincón nororiental del televisor, por donde llegan las borrascas del Pirineo en el mapa del tiempo, el icono del próximo estreno de La Familia de la Tele con el Gran Desfile. Después de la película de William Wyler pusieron una de Pedro Lazaga, ¿Qué hacemos con los hijos?, con Paco Martínez Soria, Lina Morgan y José Luis López Vázquez. En lugar de los dos rombos de la televisión de Franco, colocaron un mensaje advirtiendo al espectador de los contenidos de la película y la necesidad de entenderlos en el contexto de una época determinada.
El espectador es suficientemente adulto para escrutar doctrinas y prejuicios. Y en todo caso, ya puestos, no estaría de más utilizar el mismo paternalismo proteccionista para este desembarco de Normandía de los herederos de Aquí hay tomate, Tómbola y Sálvame. Es que hasta las comparecencias después de cada Consejo de Ministros deberían llevar unos subtítulos como las películas de arte y ensayo advirtiendo de los contenidos y del contexto. La televisión que presume de no tener Publicidad (la ha sustituido por la Propaganda) apuesta por la línea más comercial, por la televisión más zafia edulcorada con los epítetos de rigor: sostenible, transversal, empoderada, feminista, anticapitalista. En el afán de recuperar fórmulas pretéritas, ya podrían haberse fijado en Estudio 1, La Clave, El hombre y la tierra o Cesta y Puntos. El apagón se llevó por delante como un bulldozer toda la actualidad, empezando por el procesamiento del hermano del presidente del Gobierno, David von Karajan. La familia de la tele: el hermano, la mujer, el fiscal y el cocinero de Masterchef, que suena a película de Peter Greenaway.
El apagón se produjo justo una semana antes de la prueba del alumbrado de la Feria de Abril de Sevilla, que este año cae en mayo. Dicen que el miércoles de Feria, 7 de mayo, empezará el cónclave de cardenales para elegir al nuevo Papa. Francisco ya ha hecho un primer milagro para la causa de su beatificación: conseguir el aplazamiento de la Corte de los Milagros de estos remozados chiripitifláuticos, la prehistoria de los Locomotoro, Valentina, el Tío Aquiles, el Capitán Tan y los Hermanos Mala Sombra, que eran malos de verdad.
Está volviendo la luz, pero seguimos instalados en la oscuridad de un Leviatán catódico que nos previene de las amenazas del pasado y nos libera de los grilletes del futuro. El apagón ha sido un fastidio, un dislate, una ruina para muchísima gente, pero apagar la tele se ha convertido en un ejercicio de autodefensa. La Familia de la Tele. La gran apuesta junto a la Conquista de la Democracia. Pan y Circo.
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