Cuando el propalestino era Franco

23 de septiembre 2025 - 03:10

Uno de los fenómenos más llamativos de estos tiempos es cómo la derecha española ha abjurado de la causa palestina y se ha escorado hacia el sionismo. Durante el franquismo, la apuesta fue claramente maurófila, tanto que hasta que la democracia no estuvo completamente asentada en España, en 1986, no se establecieron relaciones diplomáticas plenas con Israel, ya con el PSOE en el poder. No fue por casualidad que la seguridad inmediata de Franco estuviese al cargo durante mucho tiempo de la fantasiosa y cabalgatera Guardia Mora, ni que desde los altavoces del régimen se insistiese una y otra vez en “nuestra tradicional amistad con los países árabes”. Cada época tiene sus cantinelas. Franco comprendía muy bien la psicología islámica y es más que sabida la importante ayuda que las tropas moras prestaron a su victoria en la Guerra Civil. Esto, junto a su necesidad de romper el aislamiento internacional al que estaba sometido España por los países democráticos y las dictaduras comunistas, reforzó las relaciones del franquismo con unas naciones que veían al Estado de Israel (y no sin razones) como una imposición arbitraria de los vencedores de la Segunda Guerra Mundial. Los aliados nunca olvidaron la colaboración de algunos líderes nacionalistas árabes con Hitler, como es el caso del palestino Haj Amin al-Hussein. Tampoco la existencia de unidades de las SS compuestas por tropas musulmanas. Los posicionamientos políticos del presente suelen tener unas raíces históricas muy profundas. El franquismo apoyó en todos los foros internacionales a los palestinos y se opuso a la creación del Estado de Israel.

¿Qué ha pasado para que se produzca la mutación? Dos causas: la primera es la aparición de un terrorismo islamista que se ha infiltrado en la causa palestina y que propugna la destrucción de Occidente, realidad histórica, política y cultural irrenunciable para la derecha española, europea y americana; la segunda es la irrupción a mediados de los 90 del liderazgo del halcón Aznar, firme partidario de limpiar la derecha del polvo romántico maurófilo y de alinear la política exterior española con EEUU. Después de la lección ignorada de Iraq, ahora observamos cómo el PP se ha hecho un lío con la masacre en Gaza –cuestión muy manipulable emocionalmente– y ve amenazado su avance demoscópico, un ejemplo más de la inveterada torpeza de los líderes conservadores españoles. Asimismo, no deja de ser interesante observar desde la atalaya de la Historia cómo nuestro presidente Sánchez se comporta con Palestina como un joven político del Movimiento. Ya veremos el resultado.

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