"Era la sanidad, estúpidos"
La orquesta socialista seguía tocando mientras se hundía el Titanic. Rescatada por Juan Espadas, hoy, la jiennense Ángeles Férriz, pone cara y voz a las listas de espera. "San Telmo, tenemos un problema"
A una de las primeras vías de agua del trasatlántico socialista en Andalucía no se le hizo prácticamente caso hasta que el agua casi llegaba al cuello. La orquesta socialista seguía tocando “Nearer, my God, to Thee” (“Más cerca, mi Dios a ti”) que, al parecer, vaya usted a saber, sonaba cuando se hundía el Titanic. Es cierto que el PSOE tenía grandes vías de agua que requerían su atención y desdeñaron, cuestión de prioridades, el caldo de cultivo que acabaría con el socialismo de cuerpo presente, electoralmente hablando. Sí, el enfermo tenía mala cara, pero las manifestaciones en las calles (antes coto privado, al alimón, de la pana socialista y “los panas” sindicalistas) acabaron por quitarle las ganas de comer. Esto no pasaba en “Cuéntame”, pensaron.
Aferrada a un madero y rescatada, posteriormente, por Juan Espadas, se encontraba una política jiennense de larga brega orgánica e institucional, que había pasado al lado oscuro de la fuerza para el susanismo. El caladero de Jaén, tradicionalmente, siempre ofreció buen "pescao" al PSOE andaluz. Rescatada, digo, del naufragio, Ángeles Férriz, es hoy portavoz opositora al régimen pretendidamente amigable (friendly dirían los más cayetanos) de Juanma y cía.
A la carolinense no le van a contar cómo fue la caída del imperio romano porque estaba allí. Eslabón entre las generaciones que decoraron ideológicamente el imperio y quienes viven hoy en el mercado persa de la oposición, sabe que hay una veta opositora con enjundia: la sanidad.
Anda el PP andaluz sacando partido al eterno “black friday” del presidente mutante y los agravios presupuestarios presentes y los que vendrán con respecto a las comunidades díscolas, de vida disoluta y, encima, despechadas. Tienen una mina política ahí y para todo lo demás pueden recurrir al chascarrillo de turno de Óscar Puente (Ábalos, a su lado, es ejemplo de virtud y continencia).
Pero, aquí, en su ámbito de gestión tienen un problema (no diga Houston, diga San Telmo), las malas noticias en forma de gestión de las listas de espera se acumulan y harán falta algo más que lugares comunes y buenas intenciones para taponar la vía. Algunas tácticas de maquillaje de datos, negar la evidencia o disparar al pianista no le sirvieron absolutamente para nada a sus predecesores. Además, tienen en frente a Férriz, a la que podrán negar un debate monográfico en el Parlamento, pero en esos techos tan altos reverbera el mensaje: “Somos los españoles que más esperamos de España”. Si a eso sumas el millón de criaturas que siguen esperando para operarse, el caldo de cultivo está inoculado en la opinión pública.
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