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Ayer fue Dresde, la Florencia del Elba, aniquilada con tardía saña por la aviación aliada. Le siguieron la calcinación atómica de Hiroshima y el postre atroz de Nagasaki. La ópera de la devastación ocurrió también en Grozni durante las guerras chechenas (1994-2020). Y en la croata Vukovar, por donde paseé por sus renacidas calles, recreando su destrucción total al inicio del aquelarre en la ex Yugoslavia y localizando el lugar exacto donde Arturo Pérez-Reverte emitió su primera crónica de guerra junto a una destrozada tienda de la Jugoplastika, el gran club de baloncesto yugoslavo. Pienso ahora en Mariupol, en Ucrania. Y en Gaza, faltaría más, que pareciera salida de uno de esos horribles videojuegos de guerra y ciencia ficción.
Decía Marinetti en el Manifiesto Futurista que “la guerra è bella”. Los tanques creaban arquitecturas nuevas. Las escuadrilla aéreas formaban bellas geometrías en el cielo. Eran hermosas de ver las espirales de humo sobre aldeas incendiadas. Uno diría que también podrían resultar estéticamente bellos los cadáveres sepultados bajo escombros si entre ellos se hallara el del propio Felippo Tommaso Marinetti.
Me he acordado de su Estetica futurista della guerra al ver esa Sevilla devastada que ha creado la agencia sevillana XTRARED, experta en Video Marketing Digital. Lo ha hecho con IA generativa. El resultado es turbador y hasta atractivo. Incluso podríamos enloquecer y marcarnos un Marinetti diciendo que “la guerra è bella”. Vean si no el resultado. Ya me dirán si no es irresistible fantasear calenturientamente con la destrucción total de la ciudad tras una terrible y devastadora guerra civil, por poner, entre el Sevilla y el Betis.
Sería la guerra del fútbol sevillano llevada al extremo para fantasía truculenta de fanáticos y haters de redes sociales. Una ciudad derruida entre coléricas llamas y fosfones de humo negro. En esa Sevilla creada con IA, se ve cómo el río atraviesa, cual fétido canal, la vasta escombrera para inspiración de un pregón de Semana Santa basado en el Deuteronomio 29.23. “Toda su tierra es azufre, sal y calcinación, sin sembrar, nada germina y el pasto no crece en ella, como en la destrucción de Sodoma y Gomorra, de Adma y de Zebo que el Señor destruyó en su ira y en su furor”. La guinda fantasiosa sería ver al Gran Poder recorriendo la ciudad hecha papilla, sin esperanza alguna de redención.
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