En tránsito
Eduardo Jordá
¿Tú también, Bruto?
Aunque no se desarrolla como tal en ninguna de sus obras, la teoría política atribuye a Vladimir Lenin la formulación del concepto del tonto útil, muy utilizada durante décadas por los partidos comunistas de todo el mundo. La idea se refería a aquellas personas que, de forma involuntaria, sin ser comunistas y muchas veces alardeando de todo lo contrario, contribuían a los intereses de la Unión Soviética, en particular, y del comunismo mundial, en general.
En la España actual conviene preguntarse si algún cabeza de huevo de la Moncloa no habrá desempolvado el viejo concepto leninista para utilizarlo en favor de los intereses electorales y estratégicos de Pedro Sánchez. Cualquier observador un poco atento de nuestra vida política habrá observado que quien más interesado parece en alimentar el fenómeno de Vox es precisamente el PSOE en el poder. No hay que darle muchas vueltas: es la aplicación de la también vieja teoría del divide y vencerás. Si la derecha se divide en dos, los socialistas pueden tener todavía una leve esperanza de evitar el desastre que se les dibuja en el horizonte. La característica esencial del tonto útil es que trabaja para el otro sin ser consciente de ello y Vox tiene todas las papeletas para estar jugando ese papel ante un PP que ha caído en trampa como un pardillo y que está empeñado en un pulso de radicalidad con los de Abascal.
La cuestión tiene una derivada andaluza que le otorga características especiales, tanto por las peculiaridades de la política regional como por el hecho de que va a ser aquí la primera prueba de fuego del nuevo ciclo electoral. En Andalucía, el PSOE sabe que no tiene nada que hacer. Ni la candidatura de María Jesús Montero ha cuajado como alternativa solvente ni el partido ha sabido recuperarse del trauma de la pérdida de poder hace ya más de siete años y sigue desnortado y sin proyecto.
Así las cosas, la única estrategia posibilista por parte del PSOE andaluz pasa por tener capacidad de maniobra suficiente para que Juanma Moreno pierda la mayoría absoluta en las elecciones de la próxima primavera. Como hacerlo con sus propios medios parece que no está a su alcance, no les queda otra que alimentar las expectativas de Vox. El objetivo es que en la próxima legislatura Moreno tenga que pactar con la extrema derecha y, en el mejor de los casos, que tenga que meter consejeros de Vox en su Gobierno que condicionen su programa político. Ello acabaría con la imagen centrista, moderada y transversal que Moreno se ha trabajado con ahínco y que es su mayor capital político. Si Vox logra radicalizar al presidente andaluz, los beneficiarios indirectos serán los socialistas, que podrán volver a recuperar parte del terreno político que el PP les ha arrebatado en Andalucía y que los ha dejado arrinconados como nadie podría imaginar hace unos años. Es la teoría del tonto útil. Después de todo, desde los tiempos de Lenin, y aunque parezca lo contrario, tampoco han cambiado tanto las cosas en esa lucha permanente por el poder a la que llamamos política.
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